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Israel, cuando los «aliados» se convierten en «rebeldes» | elmundo.es

Israel, cuando los "aliados" se convierten en "rebeldes"

La tarde del 8 de junio de 1967, cuando la Guerra de los Seis Das se encontraba en su apogeo, varios aviones y lanchas rpidas del ejrcito de Israel atacaron el USS Liberty, un barco espa estadounidense que navegaba en las inmediaciones de la Pennsula de Sina, recopilando informaciones tanto de Egipto como de Israel. El devastador asalto dej a 34 marineros muertos y 164 heridos.

El suceso caus una autntica conmocin dada la estrecha alianza que mantenan ambas naciones. Las investigaciones oficiales de Israel y EEUU concluyeron que se haba tratado de una «confusin» a la hora de identificar la nacionalidad del navo.

Aos ms tarde, en 1982, el departamento del ejrcito israel volvi a publicar un texto en el que insista en que lo acaecido fue «un error inocente». «La investigacin no descubri un solo hallazgo de que existi una intencin maliciosa o una negligencia criminal», se lea en el documento firmado por el Departamento de Historia de los uniformados.

El detallado relato de lo acontecido indica incluso que cuando el paquebote fue atacado por dos Mirage israeles «no se pudo identificar su bandera». El mismo texto admite sin embargo que el capitn del Liberty declar que la insignia estadounidense iba izada claramente en el mstil.

Desde el primer instante muchos supervivientes del suceso y numerosas investigaciones periodsticas pusieron en cuestin la hiptesis oficial. El columnista Robert Novak difundi en 1991 la conversacin del piloto de uno de los aviones presentes en el suceso, segn la escuch el embajador de EEUU en Lbano en esa fecha, Dwight Porter. El aviador identificaba claramente el origen del navo. «Seor, es un barco americano, puedo ver su bandera!», clam el primer uniformado. «No importa, dispare», le respondi el oficial al mando.

Los pasaportes de varios de los cooperantes muertos de World Central Kitchen.HAITHAM IMADEFE

En 2017, el libro «Recuerden al Liberty: hundido a traicin en alta mar» -basado en una exhaustiva investigacin- insisti en la manipulacin de toda la indagatoria oficial para exonerar a Israel y preservar los lazos bilaterales, incluyendo un escrito de la CIA desclasificado que confirmaba que el mismo ministro de Defensa Moshe Dayan dio la orden pese a la oposicin de uno de sus generales que adujo que esa accin no era ms que «un puro asesinato».

Tras el asesinato en Gaza de siete miembros de World Central Kitchen, la ONG que dirige el cocinero espaol Jos Andrs, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, afirm que el bombardeo fue un «caso trgico», un error «sin intencionalidad», de sus fuerzas. Todo eso pese a que los medios israeles describieron cmo los israeles dispararon contra el convoy claramente identificado, que circulaba por la ruta autorizada por el ejrcito de Tel Aviv. Los responsables del asalto dispararon hasta tres misiles, uno tras otro, persiguiendo a los supervivientes del primer incidente, que intentaron escapar en un segundo coche que tambin fue alcanzado.

El sangriento suceso de los cooperantes internacionales se suma a la muerte de ms de 32.000 palestinos en toda una serie de acciones que la relatora de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesa Albanese, defini como una «monstruosidad» y «actos genocidas». Israel lleva dcadas acusando a la ONU de parcialidad en el conflicto que le enfrenta a los palestinos pese a que su existencia se debe precisamente a una decisin de la ONU que se adopt en contra del sentir de la mayora de la poblacin del antiguo mandato de Palestina.

El decisivo apoyo militar y poltico que ha recibido por parte de EEUU -que ha protegido a ese estado ejerciendo el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU en ms de 40 ocasiones desde 1948-, no ha impedido que el primer ministro israel Benjamin Netanyahu se haya atrincherado en el poder adoptando una posicin cada vez ms extrema que le llev a defender en su comparecencia pblica del pasado da 31 una suerte de conspiracin global en contra de su pas como suelen hacer los dirigentes de naciones dominadas por el radicalismo. «El mundo entero se est confabulando contra nosotros», afirm.

La realidad, sin embargo, es que el artculo 43 de la Convencin de La Haya sobre las normas que rigen las guerras estipula claramente que la fuerza ocupante de un territorio, en este caso Israel, es responsable del «orden pblico y la seguridad» del enclave que controla lo que coloca toda la responsabilidad de la hambruna, el desorden y el sufrimiento humano que afronta Gaza en las fuerzas de Tel Aviv.

Las repetidas masacres y violaciones del derecho humanitario que est cometiendo el ejrcito israel en ese espacio geogrfico sirven para constatar la descomposicin moral inaudita que ha sufrido, que no slo se pone de relieve en los vdeos donde los soldados se graban cometiendo posibles crmenes de guerra -que despus publicitan sin reparo- sino en el hecho de que algunas de sus unidades actan ya por su cuenta, sin obedecer a los mandos superiores, como si fueran ms una milicia o un grupo paramilitar.

Son los «sntomas de la desintegracin de la cadena de mando» del ejrcito de Israel, «que es mucho ms grave de lo que se perciba anteriormente», escribi Yagil Levy, en el diario israel ‘Haaretz’.

Aunque Netanyahu se haya convertido en el ejemplo ms relevante del deterioro de los valores que deca representar Israel, su hipottico reemplazo no solventara la realidad que confirman las encuestas. «Netanyahu no es el nico problema, es la sociedad israel. Una gran mayora de ciudadanos judos israeles apoyan su poltica destructiva en Gaza y ms all», apunt la reputada publicacin ‘Foreing Policy’ recordando que un 88% de los judos israeles consideran que la muerte de ms de 32.000 palestinos est «justificada».

Un 63% de esa misma comunidad se opone como Netanyahu a la creacin de un Estado palestino y quiere mantener el sistema de Apartheid que actualmente rige en los territorios ocupados, donde la minora «blanca» -los colonos israeles- disponen de amplios privilegios respecto a la mayora «negra», los palestinos.

«Centrarse en Netanyahu ignora la deriva hacia la derecha del electorado israel, que ha normalizado el racismo y el nacionalismo», aadi Mairav Zonszein, analista de International Crisis Group.

Doble rasero

La incapacidad para detener las exacciones cometidas por el ejrcito israel en Gaza -o incluso la justificacin de estos hechos emitida por pases como EEUU- est poniendo en cuestin para una mayora de las naciones del llamado Sur Global todo el entramado legal e institucional que se estableci tras la Segunda Guerra Mundial para frenar este tipo de catstrofes. El doble rasero de las naciones occidentales en este caso, si se compara con la decisiva actuacin que se ejerci cuando Rusia lanz la invasin de Ucrania, est hundiendo la credibilidad de este sistema, otorgando la razn a los autcratas y agrupaciones armadas que defienden la primaca de la fuerza como nico argumento.

«La reputacin de Naciones Unidas se ha visto afectada ante el fracaso del Consejo de Seguridad y su incapacidad para sortear el veto estadounidense, ha puesto de relieve sus limitaciones», incida el ‘think tank’ Crisis Group hace algunas jornadas.

«EEUU est indicando que el derecho internacional humanitario se puede aplicar de forma selectiva y que las vidas de algunas personas importan menos que las de otras», agregaba Avril Benoit, directora ejecutiva de Mdicos Sin Fronteras.

El colapso del prestigio de las naciones occidentales y de las instituciones que crearon en la mayor parte del orbe se ha extendido a los propios medios de comunicacin, acusados de promover la narrativa israel y relegar las denuncias palestinas siguiendo la misma actitud parcial por la que se ha significado el bloque comandado por EEUU.

«Los facilitadores del genocidio, los periodistas occidentales, son quienes han perpetuado la narrativa israel que apuntaba a la militarizacion del Hospital Al Shifa para permitir que este crimen fuese posible. Ellos son los que ms merecen nuestro odio y repugnancia», opin hace algunas jornadas el conocido doctor britnico de origen palestino, Ghassan Abu Sitta, tras la masacre que se registr en ese centro mdico en las ltimas jornadas. El experto tan slo reflejaba el parecer general que se observa entre el pblico de gran parte del Sur Global.

De Sadam a Noriega

La clara «insubordinacin» de un pas que Occidente ha considerado como un estrecho aliado y al que durante dcadas le ha permitido trasgresiones de la legalidad internacional que muy pocos pases podran haber ejercido sin sufrir sanciones o represalias de otro tipo recuerda el caso de otros «amigos» del bloque liderado por EEUU como el iraqu Sadam Hussein o el panameo Manuel Noriega.

Sadam Husein con un arma durante la guerra de Ir

Sadam Husein con un arma durante la guerra de Irn e Irak de los 80.AFP

Segn una investigacin que realiz la agencia norteamericana UPI en 2003, el contacto del futuro dirigente iraqu con la CIA se remontaba a 1959, cuando form parte de un comando de 6 personas apadrinado por la agencia al que se le asign el fallido intento de asesinato del primer ministro de la poca, Abd Al-Karim Qasim, que se haba retirado del Pacto de Bagdad, una alianza anti-comunista regional aliada de Washington. En la dcada de los 80 EEUU apoy al dictador en su guerra contra Irn, suministrndole armamento, informacin sobre las capacidades iranes y asesoramiento militar, a la vez que intent mitigar las crticas por el uso de armas qumicas contra la minora kurda. Donald Rumsfeld, enviado del presidente Ronald Reagan, se entrevist con el iraqu en marzo de 1984 proponindole mejorar las relaciones bilaterales pese a la masacre de los kurdos.

Algunos analistas han indicado que fue precisamente esa sentimiento de impunidad lo que llev a Sadam Hussein a cometer el error de invadir Kuwait y convertirse as en el enemigo acrrimo de Washington.

Manuel Noriega, tras la invasi

Manuel Noriega, tras la invasin de Panam por parte de EEUU en 1989.Raphael GaillardeGetty Images

Algo similar a lo que acaeci con Noriega, que permaneci en la nmina de la CIA hasta 1988, slo un ao antes de que George Bush decidiera invadir Panam para derrocar a quien Estados Unidos haba aupado como autcrata de esa nacin.

Washington no siempre ha mantenido una actitud tan proclive como la que promueve Joe Biden hacia Tel Aviv. Tanto el presidente Harry Truman como su sucesor, Dwight Eisenhower, mantuvieron un embargo de armas hacia Israel. Eisenhower forz a ese pas en la ONU a suspender su agresin contra Egipto en 1956 y lleg a amenazarle con sanciones si no se retiraba de la Pennsula del Sina, que haba ocupado en esa ofensiva. Hasta Ronald Reagan, conocido por su proximidad con Israel, bloque inicialmente la venta de F-16 por la invasin de Lbano de 1982.

El pasado 31 de marzo el columnista israel Akiva Eldar se sumaba a las personalidades judas de la dispora que se han expresado en trminos parecidos pidiendo que se castigara a su pas como se hizo con Sudfrica durante la era del Apartheid, adoptando un boicot deportivo, cultural y econmico.

«La sociedad israel est enferma. Muy enferma. Y para salvar al paciente, a veces es necesario amputar el miembro infectado», conclua.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2024-04-05 12:22:33
En la sección: Internacional // elmundo

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