La pareja que ayud a cientos de ucranianos a huir en lancha de las tropas rusas | elmundo.es

Anatoliy Maystrenko, de 63 aos, y su esposa, Antonina Voytseshko, de 59 aos, an se preguntan cmo pudieron sobrevivir

• Directo Toda la ltima hora de la Guerra en Ucrania

l es conductor de tractores, ella es enfermera. Durante meses y a pesar del fuego de artillera, la pareja ayud a cientos de ucranianos a huir de la ocupacin rusa en una localidad del sur del pas con un bote inflable.

«Dios nos perdon», dice convencido Anatoliy Maystrenko, de 63 aos. Tanto l como su esposa Antonina Voytseshko, de 59 aos, se preguntan cmo pudieron sobrevivir.

Durante seis meses, ayudaron a 2.200 personas a huir de Arjanguelske, una localidad situada al noreste de la ciudad de Jersn y que fue ocupada por las tropas de Mosc.

Para ayudar a los habitantes, la pareja ech mano de una lancha, para que pudieran cruzar el ro Inhulets, que atraviesa Arjanguelske.

Jersn y su regin homnima son actualmente uno de los puntos lgidos del conflicto. El ejrcito ucraniano trata de recuperarlas con una contraofensiva.

En los terrenos que hay en torno a Maystrenko todava se aprecia el rastro de la guerra, pese a que las tropas de Mosc fueron expulsadas hace un mes.

En algunas partes, an hay uniformes rusos llenos de sangre, en otras huele a cadver. Y a lo lejos, retumban de manera regular unas ensordecedoras explosiones.

«Nos han tenido que ver»

A partir del mes de abril, tan solo unas semanas despus de que el ejrcito ruso tomara la regin, Antonina Voytseshko empez a citar a los habitantes de los pueblos aledaos en un lugar secreto, cerca del ro.

Ah los esperaba su nuevo marido Anatoliy, que los instalaba en una lancha neumtica para llevarlos, a remo, hasta los territorios controlados por Kiev.

«Los proyectiles caan en la orilla mientras estbamos en el agua. Hemos vivido todos los altibajos posibles», cuenta a Afp.

En el camino de regreso, asegura que varias veces transport a equipos de saboteadores del ejrcito ucraniano o incluso agentes de inteligencia.

«Los rusos no autorizaban que los vehculos salieran (del pueblo), pero a nosotros nos autorizaban extraamente a ir al ro», explica Antonina a Afp.

«Todava no sabemos» por qu los rusos nos dejaron hacer, contina. «Nos han tenido que ver, necesariamente. Nos observaban todo el tiempo».

Despus, con la llegada del otoo boreal, la contraofensiva ucraniana en el norte de la regin de Jersn hacia el Inhulets oblig a los soldados rusos a replegarse hacia el sur, en un nuevo revs para Mosc, que acababa de perder miles de km2 en el noreste del pas.

El 3 de octubre, Arjanguelske fue liberado y las tropas rusas quedaron atrapadas entre, el Inhulets y el Dniper. Paralelamente, otra ofensiva avanza desde el oeste hacia la capital regional, Jersn, la mayor ciudad capturada por los rusos desde el inicio de la invasin.

«Mis hijos»

Tamara Propokiv, de 59 aos, explica que confi a sus dos hijas a la pareja de barqueros para que escaparan de la zona ocupada.

Ella se qued en su aldea de Visokopillia, donde posee una tienda. All, pese a la retirada rusa, las calles siguen siendo peligrosas, con numerosas minas y trampas.

La semana pasada, doce civiles tuvieron que ser hospitalizados por la explosin de artefactos escondidos, segn el ejrcito. Al menos uno de ellos muri.

«Para los rusos, t no eras nada y ellos eran los jefes», recuerda Tamara.

«Nunca me hicieron dao o me golpearon. Pero jams me ofrecieron nada de comer cuando tena hambre», aade, al ser preguntada por la vida sobre la ocupacin.

Cuando, despus de meses bajo control ruso, una vecina le anunci que el ejrcito ucraniano estaba de vuelta, Tamara se qued atnita.

«Los soldados me abrazaron tan fuerte que tena la impresin de que eran mis hijos», cuenta, al borde de las lgrimas.