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la historia de la mujer que desnudó a Demi Moore embarazada

la historia de la mujer que desnudó a Demi Moore embarazada

Tina Brown es una leyenda del periodismo. Fue la artífice del éxito de revistas como Tatler, Vanity Fair y fue la primera mujer directora de The New Yorker. Fue amiga y biógrafa de Diana de Gales. Es columnista, locutora, activista por los derechos de las mujeres y la defensa del periodismo. Es además autora de best sellers como The Diana Chronicles (2007), The Vanity Fair Diaries (2017) y The Palace Papers (2022).

Shakira protagoniza la edición #137 de la Revista BOCAS

Foto:Revista BOCAS Edición #137

En 1991, Tina Brown era la directora de Vanity Fair en Nueva York y acababa de tener su segundo hijo. Y tal vez por eso la revelación fue tan impactante. En 1991, el año en el que la revista publicó una fotografía que todavía hoy es un ícono, las mujeres embarazadas no merecían más de una mirada y debían, dentro de lo posible, ocultar su estado y evitar que su presencia fuera demasiado notable. En un mundo machista estar embarazada parecía una vergüenza y era –aún hoy– una carga laboral indeseable. Pero en un día de agosto, en la redacción de la revista que logró la mezcla perfecta entre el glamur de Hollywood y el mejor periodismo literario, Tina Brown y Annie Leibovitz, la mujer que fotografió desnudos a John Lennon y Yoko Ono en una cama, decidieron hacer una nueva apuesta. Y ganaron.

Leibovitz no necesita mucha presentación. Es una de las fotógrafas vivas más importantes del mundo, fue pareja de Susan Sontag y además de haber fotografiado reyes y estrellas, ha cubierto guerras sangrientas como la del Líbano o la de los Balcanes. Sobre el escritorio de Tina, Leibovitz dejó las fotos de portada del siguiente número: los retratos de la actriz Demi Moore en el embarazo de su segunda hija. Era un trabajo que no parecía tener mayores novedades. Ya había fotografiado su primer embarazo y Tina esperaba unas fotos parecidas. Sin embargo, además de algunas fotos de la actriz con un vestido verde de satén de Isaac Mizrahi, había unas fotos inesperadas: su barriga de siete meses no estaba oculta bajo ningún vestido ni sombra. Estaba desnuda. Era la primera vez que una mujer embarazada se mostraba en toda su sensualidad. Ambas supieron al instante que esa foto tenía que ser la portada, y para sorpresa de las dos, Demi aceptó.

Fue la artífice del éxito de revistas como Tatler, Vanity Fair y fue la primera mujer directora de The New Yorker

Foto:Tico Angulo – @TicoAngulo.

Fue un escándalo moral. En ventas, llegaron hasta el millón de ediciones y las críticas y las opiniones llegaron al paroxismo, tildaron a la revista –y a ella– de ‘vulgar’ y ‘de sexualizar hasta lo más sagrado’. No obstante, desde entonces la foto se ha repetido y replicado en cientos de revistas. “Estoy segura de que hizo que las mujeres se sintieran mejor con su cuerpo durante el embarazo”, señala Brown que, en ese momento, tenía 38 años. Hoy, a sus 70, es una leyenda del periodismo y una figura clave del activismo por los derechos de la mujer.

Christina Hambley Brown, o Tina Brown, nació en Berkshire, Inglaterra. Su padre, George Hambley Brown, fue un reconocido cineasta, y su madre, Bettina Iris Mary –de ascendencia iraquí–, fue publicista y agente de prensa del célebre actor británico Laurence Olivier (Hamlet, 1948). Fue siempre una rebelde. La expulsaron de tres internados de lujo. En el último de ellos lideró una protesta contra el uso de un tipo de ropa interior. “¡Fuera bragas, fuera bragas!”, gritaba como la cabeza del gentío de niñas mientras alzaban palos de Lacrosse en protesta. La echaron después de ese episodio. “Yo siempre estaba protestando, pero no se trataba de cosas como, ya sabes, chicos o drogas. En realidad era acerca de cuestionarse todo, todo el tiempo, Y de hecho lo seguí haciendo toda mi vida”, recuerda

Logró graduarse. Empezó sus estudios secundarios en el St Anne’s College en Oxford, donde estudió literatura inglesa; quería ser dramaturga. Allí escribió y dirigió la obra Under the Bamboo Tree, que fue presentada en el Festival de Edimburgo, así como Happy Yellow, que se puso en escena en el Teatro Bush en Londres y fue presentada en la Real Academia de Arte Dramático.

Llegó al periodismo gracias a una revista literaria universitaria llamada Isis, donde conoció al periodista británico Auberon Waugh y al actor Dudley Moore; continuó su carrera como freelance en revistas como New Statesman –donde trabajó con el novelista Ian McEwan–, en The Sunday Telegraph y The Sunday Times, y en 1973 recibió el premio Catherine Pakenham, el más prominente para mujeres periodistas menores de 25 años. Se casó con el editor en jefe de The Sunday Times, Harold Evans, y tuvieron dos hijos y un matrimonio sólido hasta la muerte de él, en el 2020.

En 1979 se convirtió en editora de la revista Tatler, donde logró cuadriplicar su tiraje y la convirtió en revista del año en Inglaterra en 1983. Un año después, llegó a Vanity Fair USA y multiplicó la circulación de 200.000 a un millón. En 1992, fue la primera editora mujer en The New Yorker, donde tuvo múltiples críticas por romper con su formato tradicional, pero atrajo a un cuarto de millón de nuevos lectores y mantuvo la revista en medio de las dificultades económicas. En 1998, empezó a dirigir un proyecto llamado Talk Project, bajo los auspicios de los hermanos Weinstein, en especial de Harvey, pero tuvo que suspenderse por temas financieros. Sobre esto ha dicho, “creo que su preferencia eran chicas de Hollywood de veintiún años en tacos altos. Yo nunca vi nada raro”, a propósito de la condena por abuso sexual contra el exproductor de cine. Del 2008 al 2013 fundó el The Daily Beast, una revista de noticias en línea pionera en el manejo de redes sociales

Fue amiga y biógrafa de Diana de Gales.

Foto:Tico Angulo – @TicoAngulo.

En el 2007 publicó la biografía The Diana Chronicles, uno de los libros más documentados y especializados sobre la princesa, y alcanzó el Magazine Editor’s Hall of Fame. En el año 2000 fue nombrada Comandante de la Orden del Imperio Británico. En el 2010, lideró una plataforma de mujeres llamada Women of the World, donde participaron mujeres de la talla de Oprah Winfrey, Hillary Clinton y distintos premios nobel en una conferencia anual sobre los movimientos femeninos alrededor del mundo.

Es además la autora de The Vanity Fair Diaries (2017), que fue elegido como uno de los mejores libros del año según Time, People, Amazon, The Guardian, The Economist, Entertainment Weekly y Vogue. En el 2022, lanzó su último libro, The Palace Papers, una incisiva investigación que nos lleva al interior del Palacio de Buckingham y se convirtió en un éxito en ventas. Tina Brown habló con BOCAS en el Hay Festival de Cartagena

Es además autora de best sellers como The Diana Chronicles (2007), The Vanity Fair Diaries (2017) y The Palace Papers (2022).

Foto:Tico Angulo – @TicoAngulo.

Usted iba a seguir los pasos de sus padres en el mundo de la dramaturgia y el cine. Pero llegó la revista Isis, donde estuvo en proyectos que la conectaron con periodistas como Auberon Waugh, de la revista Private Eye. Él la llevó a un almuerzo privado en Soho y usted escribió una historia que la lanzó al estrellato.

Un nombre desafortunado para una revista hoy, ¿no? Pero bueno, así es, me enamoré terriblemente del periodismo allí y eso realmente lanzó mi carrera, porque esta revista Private Eye en Londres era como el tipo de revista que buscaba los escándalos del momento. Ellos solían tener una especie de almuerzo secreto cada dos semanas donde se invitaba a los políticos y las grandes personalidades a almorzar y tener estos espacios ‘Off the Record’. A mí me invitaron por alguien que yo había entrevistado, un escritor. Pero después del almuerzo, yo escribí un texto satírico en Isis y todos se sorprendieron porque se suponía que eran ellos los que se burlaban de la gente y yo me burlé de ellos. Todos quedaron atónitos. Yo no tenía más de 19 años y eso le llamó la atención a un editor que estaba allí. Le gustó tanto que me pidió que escribiera para su revista New Statesman. Creo que eso es lo que definitivamente me llevó a la carrera de periodista.

¿Por qué se sorprendieron?

No sé; cuando eres una mujer es muy fácil ser subestimado. Ellos me miraron y sólo vieron a una rubia que batía sus pestañas. Ellos básicamente creían que yo solo era capaz de guiñar mis ojos.

Tenía 25 años cuando conoció al que se convertiría en su esposo. En ese tiempo era editor de The Sunday Times. ¿Cómo fue ese encuentro?

En realidad, él había pedido que fuera al Sunday porque vio mis artículos. Había dicho que debería escribir algo para el periódico, así que fui a verle, pero estaba demasiado ocupado para atenderme. Me hizo esperar y esperar y esperar y yo estaba cada vez más desesperada. Entonces la puerta se abrió y me vio sentada allí. Creo que me enamoré a primera vista. Yo sé que a él le tomó un poco más de tiempo, pero para mí fue amor a primera vista.

Pero al poco tiempo de salir y trabajar allí, usted decidió renunciar. ¿Por qué?

Así es. Me di cuenta de que no podía trabajar para él y estar en una relación. No es bueno para nadie. Fue entonces cuando empecé a pensar qué otra cosa podía hacer, porque él editaba el mejor periódico para el que quería escribir, The Sunday Times, y tenía que descartarlo. En ese momento se me acercó alguien que acababa de comprar la revista Tatler. Estaba buscando un nuevo editor y habían probado con muchas personas y tipos de estrategias y creo que alguien le dijo a él, ‘¿por qué no probar con alguien realmente joven?’ Yo inmediatamente dije que sí, porque Tatler en ese momento no era tan grande, es decir, era sólo una tímida y pequeña revista, y pensé que sería una oportunidad para construir mi propia revista. Quería hacer mi propio ‘patio de recreo’. Tenía muchas historias y estaba cansada de mandar mis historias a otras personas. Sabía también quién debería escribir esas historias porque tenía un montón de amigos que creía que podían hacerlo, así que me hice cargo de Tatler y teníamos un equipo de siete u ocho personas, muy buenas. Toda la gente en Tatler hizo después grandes carreras de periodismo. Creo que siempre tuve un buen ojo para el talento. Muy pronto la revista despegó y comenzó a tener éxito.

¿Cómo consiguió el éxito de Tatler?

La princesa Diana entró en escena. Diana Spencer. Tatler estaba destinada a ser una revista sobre la sociedad, y llegó la historia más grande de sociedad que jamás hayas visto: el ascenso de la princesa Diana. Nos adueñamos de esa historia porque mucha gente en el personal la conocía, porque todos eran jóvenes también. Nos convertimos en el lugar que todo el mundo quería leer por las historias de Diana. Pronto, yo estaba en la televisión y en América debido a las historias de Diana. Fue una época muy divertida.

Edición marzo, 1983.

Foto:Vanity Fair Archivo

Usted fue consultora en Vanity Fair en Nueva York en su primer rediseño. Y cuando vio la revista la odió…

Wow!, ¡sí! Condé Nast Magazine compró Tatler y también iban a lanzar Vanity Fair en Nueva York (la revista fue fundada en 1913, la cerraron en 1936 y la relanzaron en 1983). Yo solo pensaba en mi pequeño equipo. Teníamos un presupuesto minúsculo y estábamos haciendo una revista maravillosa. Nosotros decíamos: ‘Vanity Fair va a ser increíble porque tiene mucho dinero’. Estábamos celosos. Pero cuando recibí esta revista, pensé… ‘¡es un fracaso! (it’s a turkey!)’. Era muuuy aburrida. Fue el primer número, la edición de marzo 1983, ilustrada por Fernando Botero.

¿Por qué aburrida?

Tenían el texto completo de Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez. Es un libro maravilloso, pero por supuesto no quiero ver todo el libro en una revista. O sea, era sólo patrón de texto, texto, texto. Era una locura, nadie iba a querer ver eso. Una revista debe ser completamente diferente. Es decir, una gran pieza de una revista podría ser un perfil del propio García Márquez o una pieza del libro con una crítica a su alrededor. Así que me quedé aturdida y pensaba: “nosotros podríamos hacer algo mucho mejor que esto” (risas). Y al final tuvo muy malas críticas y tuvieron que ir en busca de otro editor…

Y entonces fue cuando usted dijo que ya no iba a ser consultora y que si no la ponían como editora, iba a renunciar… ¡Pero usted ya había renunciado a Tatler!

Miro atrás y pienso que fui muy atrevida al hacerlo, pero en cierto modo estaba muy segura de mí misma. Confiaba en que sabía cómo hacerlo y sólo quería ser la mejor editora. No quería ayudar a nadie más a hacerlo, porque yo sabía cómo hacerlo y me sentía frustrada. Pude ver que Vanity Fair necesitaba ser completamente rediseñada, necesitaba un nuevo tipo de organización en las historias… es que todo estaba mal y fue sólo hasta que vi que lo hacían mal que me di cuenta de que yo sabía hacerlo bien. Y así fue.

Edición Agosto, 1991

Edición Agosto, 1991

Foto:Vanity Fair Archivo

Y le dieron el cargo y tuvo que mudar toda su vida a Nueva York

Así fue y fue muy difícil. Vivía en un hotel con mi marido. Él era fantástico. Me dijo que aceptara el trabajo. Él tomó un trabajo de profesor en Carolina del Sur mientras se las arreglaba y luego vino a Nueva York, así que me apoyó mucho. Pero en realidad estaba sola. No conocía a nadie. Todo el mundo decía que iba a fracasar. Fue muy duro, solía sentir náuseas. Siento como si literalmente pudiera recordar la sensación. Yo estaba tan agotada por Nueva York, donde lo tratan a uno tan agresivamente. Ahora estoy acostumbrada, pero cuando llegas la primera vez y todo el mundo va y viene, va y viene, y todos te dicen qué hacer… Era muy joven y no sabía muchas cosas. Pero al final esa era mi pasión.

¿Qué hizo al llegar al puesto?

Rediseñamos la revista. Yo quería tener una combinación de glamur, de una buena presentación de historias, pero más historias culturales, y para obtener esa mezcla correcta era muy duro. Además, todo el mundo pensaba que íbamos a cerrar. Así que fue muy difícil contratar gente en ese momento, porque la gente creía que íbamos a perder mucho tiempo. Tomó realmente un año, yo diría 14 meses, para realmente hacerlo bien y obtener una fórmula correcta.

Durante sus años como editora salieron algunas de las portadas más icónicas de Vanity Fair, que influenciaron a otras revistas y a la cultura en general. Puso a posar a Demi Moore embarazada, a Goldie Hawn en un elefante, Whoopi Goldberg metida en una tina de leche, Cindy Crawford afeitando a K. D. Lang, y tantas otras. Cuénteme alguna de esas grandes anécdotas.

Sin duda, la más grande fue la edición de Demi Moore. Esa revista nos llevó de 700.000 a 1,2 millones. Eso fue enorme. Trabajar con la fotógrafa Annie Leibovitz fue siempre fantástico. Bueno, las historias de la princesa Diana y Carlos cuando no se llevaban bien hicieron mucho ruido. También tuvimos una gran historia en la que, con el fotógrafo Harry Benson, conseguimos que Nancy y Ronald Reagan bailaran juntos. Esa fue otra gran historia. Hicimos piezas fantásticas con el escritor estadounidense Dominick Dunne, que escribió muchas historias de crímenes. Pero al mismo tiempo, fuimos capaces de hacer algo realmente profundo como lo del escritor William Styron, quien escribió por primera vez sobre la depresión. Tuvo un gran impacto y al final se convirtió en un libro. Tuvimos tantas historias de todo tipo, noticias, cultura, sociedad…

Sin duda, como usted mencionaba, la portada de Demi Moore fue la más controversial y también fue pionera en muchas visiones sobre la mujer.

Exactamente. La razón por la que lo hice fue porque acababa de tener mi segundo hijo y odiaba tener que ocultar estar embarazada todo el tiempo. Estaba harta. Era como cargar una eternidad con ropa en todo momento. Recuerdo que Annie me dijo que íbamos a tomar una foto de Demi Moore y ella estaba embarazada. Por lo general, había que esconderlo, pero yo le dije: “no, vamos a mostrar el vientre”. “Hagámoslo”, me dijo Annie. Pero ella siempre pensó mejor y cuando me trajo las fotos, Demi no tenía nada de ropa. ¡Yo pensé que era fantástico! Pero tuvimos que persuadir a la gerencia para que lo hicieran y tuvimos que envolver la revista en plástico. Y sí, igual en las tiendas la pusieron en la sección de porno. Pero no tenía ni idea de que se iba a convertir en una locura, ya sabes, ha estado en las portadas durante 30 años, quiero decir, ahora las estrellas copian esa foto una y otra vez, y realmente estoy segura de que hizo que las mujeres se sintieran mejor con su cuerpo durante el embarazo. Creo que fue algo fantástico que pudimos hacer para liberar a las mujeres.

The Vanity Fair Diaries

The Vanity Fair Diaries

Foto:The Vanity Fair Diaries

También quiero preguntarle por su relación con Diana. Usted hizo muchas historias sobre ella y fue la primera que la entrevistó tras su divorcio. ¿Cómo recuerda esa relación?

Siempre recuerdo el último almuerzo que tuvimos. Ella hablaba mucho de lo sola que iba a estar en ese agosto, de lo mucho que temía ese mes porque los chicos se iban a Balmoral, en Escocia, con Carlos y la iban a dejar sola. Era julio del 97, y seis semanas después murió (31 de agosto). Yo le decía que tenía muchos amigos con los que se podía quedar, y ella me dijo algo que fue muy duro. “Si me voy y me quedo con ellos, les arruino las vacaciones por culpa de la prensa. En realidad no es fácil para mí quedarme con alguien porque siempre es un gran problema”. Ella lucía muy triste. Dijo que también recordaba lo mucho que se arrepentía de haberse divorciado de Carlos. Ya estaba divorciada. Estaba en una nueva vida y todo iba a ser bueno ahora y esas cosas, pero ella dijo que podrían haber hecho un gran equipo y fue sorprendente porque lo decía con mucho pesar.

¿La recuerda sonreír?

Siempre fue muy encantadora. Era mucho más guapa en la vida real que en las fotos. Era muy alta, pero tan alta como una supermodelo, tenía una figura increíble, con unos ojos enormes. Todo el mundo giró la cabeza cuando entró en el restaurante. Su pérdida fue enormemente triste. Estaba en su mejor momento. Estaba en la cima de su belleza y su potencial, por lo que fue particularmente triste su partida. Estaba muy presente en el mundo. Había tantas cosas terribles que estaban pasando y ella fue capaz de ir a lugares y hacer que la gente escuchara. Había hecho una gran diferencia para las personas con sida, con los refugiados. Creo que probablemente habría hecho de eso su causa, habría tenido un impacto en muchos lugares

Usted fue la artífice de la publicación de las historias del divorcio de Diana y algunos problemas en el Palacio de Buckingham. ¿Cómo fue esta relación con la familia real a partir de la situación con Diana?

Cuando salió la historia sobre el divorcio de Diana, ellos se negaron. Pensé: ‘Todo es verdad porque la familia real sólo niega cosas que son verdad’. Así que no sé, quiero decir, a mí no me invitaron al famoso baile nocturno de la Casa Blanca con John Travolta (1985), porque fue justo después de eso, así que estaban muy molestos conmigo, pero lo superaron. De hecho, cuando almorcé con Diana antes de que muriera, en 1997, se rió y me dijo: “Lo siento por eso”. Bueno, recibí muchos insultos, pero me alegra decir que yo lo hice.

Usted ha sido pionera en el camino de los derechos de las mujeres en el periodismo y hoy dirige, de hecho, una fundación.

Sí, pero estoy preocupada por el feminismo en este momento. Al menos en Estados Unidos está retrocediendo. Se ha perdido el derecho al aborto y todavía no hemos tenido una mujer presidente. Se ha vuelto duro. Creo que la próxima generación de feministas tiene que trabajar más duro para tratar de ganar la solidez correcta y que no nos arrebaten los derechos. Pero bueno, no quiero ser deprimente.

¿Dejó para siempre el mundo de la dramaturgia o cómo lo involucró en su vida periodística?

Creo que me dejó uno de los amores de mi vida y por eso ahora me gusta producir entretenimiento en vivo. Hago muchas conferencias sobre la vida en directo, que para mí es una combinación de periodismo y teatro. Ahora voy a hacer una conferencia grande en Londres, en mayo, sobre periodismo. Mi marido era un editor importante. Cuando murió, en el 2020, decidí que iba a iniciar la fundación con su nombre, así que empecé una conferencia llamada ‘Truth Tellers’, que reúne a periodistas increíbles. Los periodistas están bajo mucha amenaza en este momento, ya sabes, entre toda su evaporación de todos los modelos de negocio. Todo se está derrumbando, además de la desinformación y todas las cosas locas en línea. Creo que el periodismo necesita mucho apoyo en este momento, así que a eso me estoy dedicando.

Entrevista realizada por Gabriela Herrera Gómez

Redactora Revista BOCAS

Edición #137 Marzo – Abril

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2024-03-31 21:14:16
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura

Publicado en Cultura

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