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Mundial 2022 Qatar: El Qatar ntimo y reprimido que deja el Mundial detrs del velo y dentro del armario: «Es una doble y triple vida bajo la mentira» | elmundo.es

Mundial 2022 Qatar: El Qatar ntimo y reprimido que deja el Mundial detrs del velo y dentro del armario: "Es una doble y triple vida bajo la mentira"

Una ensalada de quinoa, un kebab de cordero y un agua mineral: 140 ‘riyals’, 38 euros. La camarera, libanesa, presenta la cuenta sonriente mientras se mueve ligera, con su pelo panocha al viento, entre mesas de hombres y mujeres qatares. Ellos visten el ‘thob’ blanco; ellas, la ‘abaya’ negra. Estn en grupos separados, salvo alguna pareja que mira el mvil ms de lo que conversa, un cdigo universal de las nuevas relaciones, pero sin gesto ntimo alguno. Ni una mano, ni un beso. Matrimonios occidentales que viven en Qatar los limitan cuando se encuentran entre ciudadanos del pas. Para ellos la vida emocional es completa en privado. Como el alcohol, como la misa. Para quienes estn cubiertos, de blanco o negro, a menudo es necesaria una doble vida que complemente un matrimonio pactado, sea cual sea la condicin sexual. Para ellos, costumbre; para ellas, altsimo riesgo.

La mayora de las mujeres viste la ‘abaya’, que les cubre el cuerpo, y el ‘hiyab’, el velo, para el pelo. El rostro, en general, descubierto, muy maquillado y con seales, en muchos casos, de ciruga esttica en los labios y los pmulos. Manicura extrema, zapatos ‘fashion’ y perfumes que dejan estela son los puntos de escape del erotismo reprimido de estas ‘Sherezades’. El Estado paga al menos dos de esas intervenciones estticas, segn mujeres occidentales que se relacionan con qatares. No es sencillo. Evitan el contacto, pero no la ayuda si se les requiere, en un perfecto ingls. La razn no es el Mundial de ftbol que ya encara su final. No. Algunas, pocas, han estudiado en el extranjero y han vestido a lo occidental, pero regresan al velo al volver a su pas y, especialmente, a su familia. La sociedad qatar es ms conservadora que la propia lite dirigente de los Al-Thani. Otras han sido becadas en los centros del propio pas, donde se han ubicado universidades como George Town.

DECIDE EL VELO LA FAMILIA DEL MARIDO

Hay mujeres rabes sin velo, aunque apenas qatares, y algunas que nicamente dejan ver sus ojos y levantan la parte inferior para comer o beber. ‘Hiyab’, ‘shayla’ o ‘khimar’ son tipos de velo que dejan el rostro al descubierto. El ‘niqab’ o el ‘burka’ lo tapan por completo. A pesar de que Qatar se rige por la ‘Sharia’, la ley islmica, y profesa el wahabismo, una de las interpretaciones ms estrictas del Islam, igual que Arabia Saud, el velo no es preceptivo por parte del Estado, al contrario que en el pas vecino Afganistn o Irn. La cadena Al Jazeera, creada por los Al-Thani para todo el mundo rabe, lleg a exigir por contrato a sus presentadoras y reporteras que no llevaran velo, con la intencin de dar una imagen ms occidental, por lo que deba contratar a las periodistas en Egipto, Lbano o Jornadia. Es la estrategia del doble lenguaje, herramienta de la doble moral.

La eleccin del velo es familiar, no personal. Cuando una qatar se casa, lo habitual es que adopte el elegido por la familia del marido, por su suegra. El matrimonio, en una gran proporcin pactado por las familias, es la forma de adquirir riqueza y estatus, ya que el Gobierno dota entonces de una pensin al marido que ir en aumento con cada hijo. Tener muchos aumenta, pues, el rango social. Es muy extrao, sin embargo, ver a una qatar con su hijo en brazos. Van de la mano de las asistentas, filipinas o nepales, que tambin cargan las bolsas de la compra. Siempre detrs y a una cierta distancia. Con el casamiento, adems, las autoridades les conceden un terreno para edificarse una casa. Los 300.000 habitantes de nacionalidad qatar son una poblacin subvencionada, con empleos en las empresas energticas o el sector pblico y los suministros domsticos gratis. La gasolina sper est actualmente a 50 cntimos el litro. Muy cara, dicen.

«El velo es un smbolo de nuestra cultura, no lo llevamos por obligacin, y creemos que nuestros maridos saben lo que es mejor para nosotras», dice con amabilidad una mujer qatar que atiende en una farmacia. Nada ms. La realidad es que, con independencia de la voluntariedad, la eleccin de no usarlo supone la estigmatizacin familiar y social, y la tutela del hombre, padre o marido, fagocita gran parte de sus derechos. La poligamia, permitida, es poco habitual, menos que en otros pases rabes.

EL HIJO ES QATAR SI LO ES EL PADRE

Las mujeres necesitan permiso del tutor para casarse o trabajar fuera de casa. No poseen las mismas posibilidades de divorciarse que sus maridos ni pueden reclamar la tutela de los hijos al separarse. Las madres qatares no pueden transmitir la nacionalidad a sus hijos si el padre no lo es, algo permitido, en cambio, al revs. En caso de herencia, perciben la mitad en el mismo grado de parentesco y el testimonio de un varn ante un juez equivale al de dos mujeres. Todas estas normas emanan de la ‘Sharia’, un dique difcil de sortear incluso para dirigentes reformistas, si comparamos a los Al-Thani con los de otras petromonarquas del Golfo. Qatar ocupa el puesto 44 en el ndice mundial de desigualdad de gnero. En las universidades del pas, el 55% de los alumnos son mujeres, pero las que alcancen un trabajo, cobrarn menos salario a igual desempeo. Eso tambin ocurre entre dos hombres, si uno es qatar y otro no.

Y es que en Qatar se viven muchas vidas, la de los nacionales, los occidentales y los trabajadores asiticos y africanos. Ellos mismos se llaman ‘workers’. La ‘Sharia’ no es aplicable a una mujer extranjera, en teora, pero si tiene estatuto de residente en el pas y falleciera su marido, podra necesitar la presencia de su padre para salir con sus hijos del pas, segn explica una ejecutiva espaola: «Hay un limbo que las embajadas tampoco nos acaban de explicar».

Otra de esas vidas se aprecia nada ms salir del exclusivo barrio de Msheireb, un Down Town tan sostenible que ni siquiera todos los restaurantes tienen bao, cruzar la avenida Al Rayyan y adentrarse en el barrio indio. Una ensalada, un kebak de pollo y un agua mineral, 14 riyals, unos 3,8 euros. El mismo men, diez veces menos. Todava se puede encontrar ms barato en Asian Town, la ciudad donde viven en condiciones precarias los trabajadores que han levantado estadios o construido el metro durante estos aos. Una obra en la que ha participado la constructora espaola FCC y en el que, durante el Mundial, los ‘workers’ pueden entrar en cualquier vagn. Antes y despus, no. Tampoco entraban en centros comerciales como Villagio Mall, junto al Estadio Khalifa y la Academia Aspire donde estuvo Xavi Hernndez. Entre compra y compra, los gondoleros invitan a pasear por el canal que surca la gigantesca galera.

TINDER OPERA EN DOHA

En el campamento de Asian Town no hay mujeres. La mayora de inmigrantes son filipinas, nepales o africanas, de Kenia. Son habituales en Tinder, sin restricciones para operar en Doha. Bajo numerosos perfiles, como ocurre en otros lugares, se esconde la prostitucin. En los clubes frecuentados por occidentales en los hoteles internacionales de la zona de West Bay, donde se sirve alcohol, se ofrecen sin disimulo. Para entrar en algunos, deben dejar su pasaporte en al puerta. Suelen ser refugio, asimismo, de homosexuales, pero no rabes, por lo que la siguiente pregunta es dnde se oculta el colectivo local LGTBI local.

«En fiestas privadas, en casas». La respuesta es del bailarn y coregrafo Fernando Lpez Rodrguez, que ha pasado pocas en Emiratos rabes y Qatar. «Efectivamente, los occidentales tienen lugares, pero para las personas emirates o qatares es muy complejo. Su familia les obliga a casarse y, a partir de ah, tienen una doble o triple vida, siempre bajo la mentira permanente, como me explican mis amigos LGTBI», contina. En la cultura musulmana la mentira no tiene el peso moral que tiene en la judeo-cristiana.

La homosexualidad est castigada en Qatar hasta con siete aos de prisin, pero es imposible encontrar casos de condenas. De todos modos -insiste el bailarn espaol- «cada cierto tiempo hay redadas en las fiestas ‘gayfriendly’. Hay que organizarse y cambiar de sitio». «Tambin existen aplicaciones para contactar que se pueden usar a partir de bajarse un vpn que hace imposible la localizacin», aade.

Autor, asimismo, de varios libros, como una historia ‘queer’ del flamenco, Fernando Lpez public ‘Esto jams podr contarlo’ (Egales), sobre las experiencias ‘queer’ y la vida sexual en los pases del Golfo. «Mi amigo M. suele decir que l tiene una triple vida: una para con su familia, otra para con sus amigos heterosexuales y otra para con sus amigos homosexuales», explica. «Las infidelidades son constantes entre los hombres -contina-. Para las mujeres es ms complicado, porque el adulterio es delito. Doha es ms conservadora que Dubai, pero se ven muchas trabajando con una vida aparentemente normal. Las que no se ven son las que estn encerradas en casa».

Fernando Lpez alerta de la «prostitucin masculina en la que caen muchos chicos de las zonas del sudeste asitico». Una vez en Qatar. Como las mujeres africanas, la compaginan con sus trabajos.

Lbano y Tnez son, en su opinin, los pases rabes ms tolerantes con el colectivo LGTBI. «En Qatar ni siquiera se pueden crear grupos de apoyo, al estar prohibido el derecho de asociacin. Se improvisan reuniones en casas, incluso con psiclogos, para hablar de cmo llevarlo con las familias. No estn interesados en reivindicaciones de tipo poltico, buscan terapia porque su situacin es dursima». Es el sufriente anonimato que no se ve en el Qatar del Mundial que maana se cierra con la final en Lusail, el Qatar ntimo y reprimido al que no llega la fuerza del baln, detrs del velo, dentro del armario, lejos del estadio.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2022-12-16 17:18:45
En la sección: Deportes // elmundo

Publicado en Deportes