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Tour de Francia: La estrategia perfecta del Jumbo que acab con Pogacar: un sacrificado, dos kilmetros clave y un ataque mortal | elmundo.es

Tour de Francia: La estrategia perfecta del Jumbo que acab con Pogacar: un sacrificado, dos kilmetros clave y un ataque mortal

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El equipo neerlands propici el hundimiento del lder con su zafarrancho desde el inicio y el zarpazo final de Vingegaard. Pogacar, desafa: «Esto no se ha acabado».

Pogacar, entre Roglic y Vingegaard, durante la subida al Galibier.YOAN VALATEFE

Jonas Vingegaard ya se ha secado las lgrimas y ha recuperado el aliento. Lo primero que ha hecho, tras subirse al rodillo para que la sangre siga circulando en las piernas y la recuperacin muscular sea la correcta, ha sido llamar por telfono a Trine Hansen, su novia. «Significa todo para m», confiesa despus. A su lado pasa su gran enemigo, vencido pero no derrotado. Pogacar tambin ha recobrado la compostura, pero su maillot, an amarillo, sigue abierto, con su pecho blanquecino y esculido recibiendo la brisa del Granon. El esloveno guia el ojo, media sonrisa, un toque en la pierna del rival. La deportividad, pero tambin el desafo: «Esto no se ha acabado todava». Escenas de hroes a casi 2.500 metros de altitud.

Para la historia quedar un mircoles que amaneci en Albertville en el que Tadej Pogacar mastic por primera vez en su carrera el sabor a sangre en la boca de la derrota, de los rivales perdidos en su horizonte, del castigo del dolor en las piernas. «No s por qu pero he tenido una pjara, me han acosado mucho, puede que haya sido por falta de azcar», asegur. Sensaciones inditas en el doble ganador del Tour. Pero todo lo que ocurri estaba en la hoja de ruta de Merijn Zeeman, el director deportivo del Jumbo, una emboscada perfecta.

Porque la propia carrera haba puesto sobre la mesa los naipes antes de la primera gran etapa de montaa. Un lder intratable s, pero con un punto dbil por el que probar. A su equipo, tocado por el covid, le faltaban dos piezas. ‘Aislar a Pogacar’ era la misin. Tan fcil de pronunciar, slo la valenta de los que estn dispuestos a todo fue capaz de ejecutar una obra maestra de la estrategia. «Si no lo intentaba, nunca iba a conseguir ganar. Y ser segundo est muy bien, pero yo ya lo haba hecho el ao pasado. Esta vez, quera ganar», confes el Vingegaard.

Pero para que el podero del Jumbo-Visma tuviera xito haca falta otro elemento, un sacrificado. No aparecer su nombre en los titulares, pero el hroe fue Primoz Roglic. Su cada en los adoquines haba propiciado la seleccin natural dentro de la escuadra neerlandesa y su espritu solidario hizo el resto. «Lo que ha hecho ha sido increble», admiti el nuevo lder. Tras su ltimo esfuerzo, ya en las rampas peladas del Granon, lleg roto a casi 12 minutos.

Roglic y Kuss se felicitan en la meta del Granon.
Roglic y Kuss se felicitan en la meta del Granon.Daniel ColeAP

Porque fue el esloveno, maldito en el Tour que le esquiva, el que inici los fuegos artificiales de las avispas amarillas desde las rampas del Telegraph a 80 kilmetros de meta. Antes, ya haban infiltrado al inquieto Van Aert en la fuga del da. Su ataque, acompaado de su compaero Benoot, oblig al primer esfuerzo del UAE. No lleg demasiado lejos, pero a Pogacar ya solo le quedaba Marc Soler. A los siguientes latigazos, tuvo que responder en primera persona. «Jumbo se la ha jugado desde el principio y ha hecho la carrera muy exigente, con una estrategia fantstica. Para nosotros, con varios gregarios menos, era muy difcil controlar», admiti Pogi, que respondi despus a cada uno de los zarpazos, todos estudiados.

Porque Vingegaard y Roglic, que se turnaron en el pimpampum, no lo hicieron al azar. Ente el kilmetro dos y cuatro, el coloso Galibier afloja su pendiente. Los ataques en ese falso llano no triunfaron, pero propiciaron un desgaste mortal. Pogacar se estaba fundiendo sin saberlo, mientras sus rivales recuperaban a rueda. Porque el esloveno sonrea a la cmara justo antes de su desfallecimiento. El ltimo ataque de Vingegaard fue el culmen de la tctica. «En la cima del Galibier, Tadej pareca fortsimo. Sin embargo, tena muchas dudas de si estaba yendo a tope o no. En la subida final, desde el coche me dijeron que a cinco kilmetros de meta haba rampas muy duras. Decid que, una de dos, o ellos hacan la carrera duda o yo atacaba con todo». Y as fue. Si en el Mont Ventoux hace un ao ya hizo temblar a su rival, esta vez le aventaj en casi tres minutos, distancias de otra poca en la cima.

«Tenamos un plan desde el principio: queramos hacer la carrera muy dura porque creamos que eso nos poda beneficiar a Primoz y a m», resuma el dans. «Estbamos preparados para esto: queramos el maillot amarillo. Por eso hemos arrancado con Roglic desde muy lejos, porque nuestra idea era hacer sufrir al equipo de Pogacar. Estaba previsto que yo estuviera en la escapada», conclua Van Aert, el nico verso libre de la mquina perfecta del Jumbo, el resumen de una jornada que quedar para siempre en los libros de historia del ciclismo.

Y, sin embargo, el carcter rebelde de Pogacar pronto recuper la iniciativa, anticipando un Tour extraordinario. Me ha metido tres minutos y tal vez sea yo quien le meta tres minutos a l. Vamos a luchar hasta el final, desafiaba antes de la etapa reina de hoy, con el Galibier, la Croix de Fer y el Alpe D’Huez.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2022-07-13 19:56:32
En la sección: Deportes // elmundo

Publicado en Deportes