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El péndulo de la deuda no oculta que el interés de las letras no es perenne

El péndulo de la deuda no oculta que el interés de las letras no es perenne

La expectativa de bajadas de tipos ha tenido un comportamiento pendular que ha hecho que la idea de aumentar duración en renta fija sea todavía poco tentadora. Pensemos en lo que ha ocurrido con el bono español: en la vorágine de la subida de tipos llegó a alcanzar el 4% de rentabilidad, mientras que cuando a finales del año pasado barruntábamos entre seis y siete bajadas del precio del dinero, su rentabilidad se fue por debajo del 2,9%. Ahora se mueve en torno al 3,2%.

Este movimiento pendular es el que ha permitido alargar el atractivo de las Letras del Tesoro como primera alternativa de rentabilidad y seguridad para los inversores. Sus últimas emisiones en mercado se han situado en el 3,5%, y en el secundario los plazos más largos, los de marzo y abril se están comprando al 3,45%. Esta rentabilidad, que no tiene carácter perenne, sigue minimizando el interés de cupones similares que se pueden comprar en el larguísimo plazo.

Todos empezamos a tener claro que la efervescencia de la Letras como producto estrella de la cartelera de la inversión tiene los meses contados, porque los tipos acabarán bajando. Lo que no sabemos es cuándo lo harán. En Europa solo parece claro un recorte después de las elecciones europeas. Y poco más de visibilidad, porque se teme un trichetazo -un alza de tipos equivocado, como el que ejecutó en julio de 2008 el entonces presidente de BCE-, sólo unos meses antes de la caída de Lehman. Quien se posiciona en este lado del mercado, sobre todo, vislumbra un final de año con tintes inflacionistas con una victoria de Trump y las repercusiones que este triunfo pueda tener en la invasión de Ucrania por Rusia.

Para el lado del mercado que cree que el péndulo de las expectativas de tipos ha virado en exceso hacia la prudencia, la idea de coger duración ya aparece en su cabeza. Algunos banqueros privados están recomendando para quien trata de asegurarse un 3,5% de rentabilidad esos bonos matusalenes del Estado español, emitidos, por ejemplo, hasta julio de 2066. Además de la seguridad del cupón hay un componente especulativo sobre lo que se puede ganar en mercado si profundiza la idea en Europa de que se puede revertir con cierta facilidad que la inflación es la pasta de dientes, que es muy fácil de sacar del tubo, pero que es muy difícil de introducir.

Coger una duración tan larga como la de un bono matusalén conlleva la aceptación de enormes pérdidas por la garantía del cupón. Pero tiene una ventaja, poco comentada sobre el cambio de bonos con vencimientos de corto plazo, que solo se paga la custodia. Una compra y venta de un bono se come alrededor del 10% de la rentabilidad de un año de no esperar a su amortización. Incluso pagando la comisión de custodia, que no tienen las Letras, se debe pagar algo menos que por comprar los títulos ‘estrella’ hoy del mercado.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el: 2024-04-06 13:11:25
En la sección: elEconomista Seleccion

Publicado en Economía y Finanzas

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