El 2025 está a punto de hacer el medio año, un momento para que el mercado de renta fija haga balance de lo que ha pasado y reflexione de lo que está por venir en el segundo semestre. Después de seis meses en los que la guerra arancelaria y las negociaciones comerciales hayan afectado a la renta fija, el bono de EEUU a diez años se sitúa en el 4,25% de rentabilidad mientras que el soberano alemán con el mismo vencimiento está en el 2,60%. Son casi 170 puntos básicos de diferencia. Sin embargo, esta está más cerrada que en el primero de enero porque la deuda europea se tensó más que la estadounidense en este tiempo.
Esto podría resultar contradictorio teniendo en cuenta que el Banco Central Europeo siguió recortando los tipos de interés en estos últimos seis meses mientras que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos se mantuvo en pausa hasta conocer el impacto de los aranceles en la inflación del país. Pero además de la guerra comercial, el mercado también estuvo descontando o barajando la tensión geopolítica y las diferentes guerras activas en el planeta.
Como ejemplo, Europa está en plena fase de rearme que implica tensar los déficit fiscales de las principales economías de la UE y que elevará su endeudamiento. A estos efectos también se les puso precio en el mercado de deuda, de ahí que los bonos europeos incrementen su rentabilidad mientras los títulos del Tesoro de EEUU reflejen la evolución contraria pese al inmovilismo de su banco central.
Sin embargo, la realidad es que la volatilidad ha sido superior en la deuda estadounidense que en la europea. De máximos a mínimos del año, el bono estadounidense refleja un diferencial de alrededor de 90 puntos básicos. En el caso del alemán es de casi la mitad. Las políticas de Donald Trump y su peculiar estilo de negociación hunde al dólar frente al euro y empuja a los inversores a buscar refugio fuera de los activos referenciados en dólares. Ahora, el consenso de mercado que recoge Bloomberg considera que la Fed arrancará sus bajadas de tipos en el segundo semestre, lo que previsiblemente bajará la rentabilidad de los bonos soberanos del país.
Mientras la deuda europea se mueve al unísono, la deuda japonesa se estanca con la rentabilidad del bono nipón a diez años sobre el 1,4% con el gran balance del Banco de Japón y el nuevo ritmo establecido para la compra moderada de deuda nacional.
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