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Powell y la IA desatan un mercado espumoso como el de 1995

Powell y la IA desatan un mercado espumoso como el de 1995

El potente auge de Wall Street ha despertado el recelo de los mercados. Los expertos empiezan a establecer comparaciones con la burbuja de las ‘puntocom’ tras aparición de la IA, el despegue frenético que ha desatado en varias acciones y en el sector tecnológico, además de la concentración en cada vez menos valores de una mayor parte de todo el peso del S&P 500, ha hecho saltar todas las alarmas de una posible corrección. En medio de las dudas, una teoría parece coger fuerza: el mercado está en 1995, en una ‘era espumosa’ en la que se están sentando las bases de un futuro ‘crash’, aún evitable.

Vértigo. Las dudas han surgido a partir del potente empuje del Nasdaq 100, que ya está en máximos históricos, con los tipos de interés elevados, tras escalar un 66% desde enero de 2023. Principalmente, esta mejora de la evolución se ha centrado en los siete magníficos, un grupo selecto de grandes firmas, las Siete Magníficas (Nvidia, Meta, Amazon, Microsoft, Alphabet, Apple y Tesla), que han capitalizado las ganancias de las tecnológicas por su gran tamaño (que les blinda frente a los tipos), al tiempo que pueden aprovechar la fiebre de la IA. Este grupo se ha disparado un 150% desde inicios de 2023.

Savita Subramanian, analista de Bank of America, explica en su último informe que, aunque muchos hablan de una burbuja como la de las ‘puntocom’, la realidad es que «estamos más en una situación como la de 1995 que como la de 1999, el año álgido de la burbuja y un año antes del estallido de esta crisis,». La experta señala que «el sentimiento bursátil de EEUU está casi exactamente al mismo nivel que en el ecuador de los noventa, cuando la revolución de Internet aún era incipiente».

Las coincidencias con 1995 no son precisamente pocas. En teoría la IA viene a cambiar el mundo como lo hizo Internet. El impacto final de Internet fue la desaparición de la empresa si no había adaptación. Y el escenario que se plantea es idéntico con la IA, pero van mucho más allá de una ‘revolución tecnológica’ dando sus primeros pasos. En enero de 1995, la Reserva Federal puso fin a un ciclo de subidas de tipos. El entonces presidente, Alan Greenspan, estaba preocupado por si la recuperación económica tras la recesión de 1990 reviviría el fantasma de la inflación y, por ello, elevó el ‘precio del dinero’ siete veces hasta duplicar su rango y tocar el 6%. La posterior bajada, habiendo controlado la inflación, y con el crecimiento del PIB al 3% fue definido por primera vez como un aterrizaje suave de la economía, un fenómeno que el actual presidente, Jerome Powell quiere emular.

En aquel entonces, el final del endurecimiento y los posteriores recortes dieron lugar a un despertar del 35% para el S&P 500. Al mismo tiempo, una nueva tecnología, Internet, estaba empezando a generar una ola de ilusión que provocó una subida del 30% en el Nasdaq. Ahora, la Inteligencia Artificial propone un cambio de paradigma y promete no solo revolucionar la productividad de la economía y el mundo en general, sino permitir a aquellos que estén detrás de este nuevo negocio sumarse a los negocios del futuro. Este ha sido el caso de firmas como Nvidia, que han visto cómo sus chips pueden ser la infraestructura clave que sostenga la IA.

Alan Greenspan, expresidente de la Fed

Desde Ostrum señalan otro factor que refuerza el parecido con aquellos mediados los noventa, cuando la ‘espuma’ que conformaría una nueva burbuja aún estaba ‘in crescendo’. Durante aquella década el mercado recibió un potente espaldarazo por las inyecciones de liquidez del banco central liderado por Greenspan, «estas inyecciones coinciden con el repunte de las acciones». En esta ocasión se ha dado algo diferente, la Fed habilitó en marzo de 2023 el programa de financiación bancaria a plazo (BTFP), por el que, aunque no fuera intencionado como entonces (dado que fue un sistema para frenar la crisis bancaria tras la quiebra de SVB) «otorgó una liquidez a los mercados 57.000 millones desde finales de octubre». La firma señala que «la flexibilización monetaria no intencionada por parte de la Fed a través del uso de BTFP puede haber impulsado las valoraciones tecnológicas (en particular de las magníficas siete) más allá de lo que sugieren los fundamentos».

Desde Bank of America reconocen que ha habido un ‘calentamiento’ del mercado desde finales de 2023, es decir, que ven las fases iniciales de una burbuja, pero creen que todavía no se han manifestado sus características clave. Según Subramanian, tiene que haber una brecha entre el valor intrínseco del activo y su precio, una especulación desenfrenada, ampliada por posiciones pasivas (y potenciadas a través de apalancamiento) y una democratización de estos activos. Para la experta, «el S&P actual no cumple en absoluto con estas normas».

Por un lado, los datos de la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos de EEUU, encargada de llevar el registro de volumen de futuros y opciones, muestran que la propiedad pasiva e indexada representan algo menos del 50% de las acciones del S&P 500. Esto se compara, por ejemplo, con el Nikkei japonés, donde hay cerca del 80% de las mismas apoyadas por estas fórmulas, lo que indica que el principal índice de Wall Street tiene recorrido para acumular mayor riesgo en este sentido. La gestión pasiva y la indexación ha provocado que las caídas sean más bruscas en los ajustes. Los inversores ya no venden acciones sueltas, sino índice al completo.

Por su parte, diversos analistas señalan que su ratio precio por acción no estaría totalmente desatado con un 28% en el caso del Nasdaq 100 y una cifra idéntica en el principal índice. En el caso del S&P 500 el PER (el ratio precio-beneficio) durante el punto álgido de las puntocom llegó al 35%, mientras que el Nasdaq, vivió una cifra insólita de 175%. La gran diferencia con los noventa es que las empresas ligadas a Internet quemaban dinero sin generar un dólar de beneficio. Mientras ahora las chiperas como Nvidia están multiplicando sus ingresos y beneficios.

Además, no hay una sensación ‘febril’ y de optimismo desatado por ahora. De hecho, el índice que mide esta ‘euforia’ se encuentra en el 51,7% (recabado por la Asociación Estadounidense de inversores). Es decir, este sentimiento es solo ligeramente positivo frente al 75% que alcanzó durante el periodo 1999-200 cuando la burbuja tecnológica estaba en su apogeo.

Diversos expertos coinciden con este punto de vista de que es pronto para hablar de una burbuja… pero que empiezan a sentarse las bases. El último en sumarse fue Marko Kolanovic, de JP Morgan. El analista explicaba que está notando una situación que puede ser ‘indiciaria’ pero que aún es pronto para hablar de burbuja. «El repunte tanto de las acciones de EEUU como la escalada del Bitcoin están hablando claramente de que hay un aumento de ‘espuma’ en el mercado». En cualquier caso, deja claro el peligro. «Los inversores pueden estar asumiendo que la buena salud del mercado refleja la aceleración económica, pero las proyecciones de ganancias para 2024 están bajando y el mercado parece demasiado complaciente con el ciclo».

Los mercados espumosos es un término común en la jerga financiera y se refiere a las etapas previas de una burbuja financiera. Se trata del punto de ebullición del mercado antes de comenzar a hervir del todo. Quién popularizó el término fue Greenspan, un auténtico especialista de metáforas y eufemismos. El expresidente de la Fed llevó este término a la fama en su penúltimo año al frente de la institución, en 2005. En aquel momento, en una rueda de prensa, fue preguntado por una posible burbuja en mercado inmobiliario, que finalmente acabó manifestándose tres años más tarde. Sabiendo de primera mano lo que había sido la burbuja de las puntocom, Greenspan afirmó que «como mínimo hay algo de espuma».

Por su parte, Manish Kabra y Alain Bokobza, analistas de Société Générale, muestran su preocupación por el alto grado de concentración, un problema que califican como «uno de los mayores riesgos de los mercados». Además, reconocen que la ‘espuma’ que está creciendo, sobre todo, en la renta variable. Sin embargo, coinciden en que aún se está lejos a la hora de hablar de una «exuberancia irracional a lomos de la inteligencia artificial», otra de las expresiones fetiche de Greenspan y que la utilizaba para referirse a una burbuja financiera, con todas las letras. Basándose en el PER los cálculos de la firma gala muestran que el S&P 500 tendría llegar a los 6.250 puntos (actualmente está en los 5.175) para «llegar a una situación como el pico de las puntocom».

«La subida actual no se basa en exageraciones, tal y como sucesión en los noventa, sino en retornos reales para el accionista»

Esta preocupación por un Wall Street cada vez menos diverso y concentrado en la tecnología, provocaría más posibilidades de un colapso generalizado. En ese sentido las dudas están instaladas en el dominio de estos ‘siete magníficos’ tras ser los lideres absolutos del rally de Wall Street (estas firmas fueron las responsables del 88% de las subidas del S&P 500). Solo estas tres firmas suponen el 29% del S&P 500 y el 40% del Nasdaq 100.

David Rainville, gestor de fondos en Sycomore AM (Generali Investments) explica que «si pensamos en el entusiasmo que suscita la IA, es posible que con el tiempo se forme una burbuja, pero creemos que sólo estamos en sus inicios». El experto señala el ejemplo de Nvidia, que es la empresa más vinculada a las inversiones en IA, cotiza a menos de 30 veces el beneficio por acción (BPA) de consenso para 2025. «Para ponerlo en perspectiva, en el punto álgido de la burbuja del covid, las acciones de Nvidia cotizaban más cerca de 60 veces el BPA previsto».

No coinciden David Kostin, de Goldman Sachs, que defiende que los actuales niveles de valoraciones de firmas como Nvidia, Amazon o Meta están «justificadas por sus fundamentos» . El experto señala que «a diferencia de otras veces, los inversores están pagando en su mayoría valoraciones altas por las acciones de mayor crecimiento del índice. Creemos que la valoración de las ‘siete magníficas’ está actualmente bien respaldadas».

Desde UBS, por su parte, mostraron en su último informe que «no hay ninguna burbuja lista para estallar» debido a que hay «unas mejores ganancias, buenos flujos de caja libre y, a diferencia de entonces, aunque hay una fijación con sectores específicos (tecnológicos por la IA) no se basa en exageraciones, tal y como sucesión en los noventa, sino en retornos reales para el accionista».

Una burbuja dentro de otra

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo y expertos como los de Apollo tienen claro que la burbuja ya está aquí. En un reciente escrito titulaban «la actual burbuja de la IA es más grande que la de los años noventa». En el escrito Tosten Slok, analista de la firma explicaba que «Las 10 principales empresas del S&P 500 hoy en día están más sobrevaloradas que las 10 principales empresas durante la burbuja tecnológica a mediados de la década de 1990″.

Por su parte, hay algunos que piensan que lo que está pasando es un fenómeno mucho más extraño, una burbuja dentro de otra. Esto es lo que explicó en su último informe, publicado este martes, Jeremy Grantham, confundador de GMO, que hablaba de que «estamos ante una situación que no tiene precedentes que muestran que los libros de historia tienen claros límites». En ese sentido Graham explicaba que el mundo venía ya en una burbuja derivada de los bajos tipos de interés y la enorme liquidez que había en el mercado, especialmente tras el covid. En ese sentido, el experto defiende que en 2022, con las bolsas cayendo «EEUU ya se encontraba en la etapa final de una ‘superburbuja'» pero la llega de «la actual burbuja de la IA» lo cambió todo «creando una situación extraña que no tienen una analogía histórica».

«Nunca se ha visto un repunte sostenido desde un ratio precio-beneficio como el actual, los únicos casos son los últimos 18 meses de Japón en 1989 y EEUU en 1999»

«La burbuja de estímulo del covid estallaba de manera convencional» por lo que Graham defiende que no hay una comparativa adecuada para entender en qué términos y cuándo va a experimentarse una corrección en esta ‘inception’. «En la primera mitad de 2022 el S&P 500 caía más que en cualquier semestre desde 1939, con la entrada de la primera guerra mundial» (un 14% de retroceso). Ahora «esta tendencia ha cambiado», pero cree que en algún momento en el corto plazo la implosión de la primera burbuja se hará presente, provocando caídas.

Sin embargo, desde GMO señalan que preocupa la «gran paradoja» que está instalada en Wall Street. «Tanto el ratio precio beneficio (28,09%), como los beneficios empresariales están en zona de máximos«. El experto cree que esta situación, que contrasta con otras burbujas (valoraciones disparadas y rentabilidad deprimidas) pero que no podrá escapar a medio plazo. «Nunca se ha visto un repunte sostenido desde un ratio precio-beneficio como el actual, los únicos casos son los últimos 18 meses de Japón en 1989 y EEUU en 1999 y ya sabemos cómo terminó aquello».

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el: 2024-03-14 02:03:40
En la sección: elEconomista Mercados

Publicado en Economía y Finanzas

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