En el asombroso universo de la gastronomía internacional, pocos platos son tan sorprendentes y únicos como la sopa paraguaya, una preparación que desafía cualquier expectativa desde su nombre ya que no tiene nada que ver con la que conocemos aquí.
Aunque pueda sonar extraño, esta especialidad no es una sopa líquida como las que disfrutamos en España o en otros lugares del mundo, sino que es un esponjoso bizcocho salado, lleno de historia, tradición y sabor. Tanto es así, que en 2017 fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de Paraguay, un reconocimiento a su valor cultural y culinario.
Orígenes e historias de la sopa paraguaya
Como ocurre con muchos platos tradicionales, la sopa paraguaya tiene un origen desconocido, aunque existen muchas teorías sobre su creación.
Una de las más conocidas y relatadas entre la comunidad paraguaya le da su invención a un error culinario durante el gobierno de Carlos Antonio López, el primer presidente constitucional de Paraguay. Según esta historia, un cocinero habría añadido demasiada harina de maíz a una sopa tradicional, convirtiéndola en un bizcocho sólido que, finalmente y para sorpresa de todos, fue un éxito rotundo.
Otra versión más antigua señala a los guaraníes, quienes, durante la llegada de los españoles, adaptaron sus conocimientos culinarios a los nuevos ingredientes que llevaron los colonos. De hecho, la expresión guaraní “So’o opa”, que significa “se ha acabado la carne”, podría estar relacionada con el nacimiento de este plato, ya que se dice que la sopa paraguaya habría surgido como una solución económica para alimentar a muchas familias en tiempos de escasez.
¿Qué es la sopa paraguaya?
Definir la sopa paraguaya puede parecer contradictorio al principio. Se trata de un bizcocho salado que combina ingredientes simples pero ricos en nutrientes, como la harina de maíz, leche, huevos de gallinas camperas, queso fresco y cebolla. Su textura es esponjosa y su sabor equilibrado, lo que la convierte en una comida versátil, ideal para disrutar en cualquier ocasión, desde festejos en familia y amigos, hasta en una cena con uno mismo.
Según el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición de Paraguay, este plato representa la fusón entre las tradiciones culinarias guaraníes y españolas, uniendo lo mejor de ambas culturas en una receta que ha perdurado a lo largo de los siglos y que va pasando de generación en generación.
Además de su sabor inconfundible, la sopa paraguaya es conocida por ser una fuente energética y proteica, lo que explica su popularidad entre las familias paraguayas, ya que con este plato es imposible quedarse con hambre.
Un símbolo de identidad cultural
Por todo lo anterior, se puede afirmar que la sopa paraguaya no es solo un plato delicioso de su gastronomía, sino que también es un símbolo de la cultura y tradición. Tanto, que su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial en 2017 reconoce su importancia como parte del legado nacional.
Este bizcocho salado es muchísimo más que una “simple” receta; es un punto de unión entre generaciones, un plato que junta a familias y que celebra la identidad de todo un país, al igual que ocurre en nuestro caso con la tortilla de patata, por ejemplo.
Además, esta sopa ha trascendido las fronteras de Paraguay, conquistando paladares en diferentes partes del mundo.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-12-14 13:00:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía