En España más del 80 % de la población total, casi 39 millones de personas, viven en el área urbana. El entorno urbano resulta muy útil a la hora de disponer de determinados servicios de los que carece el mundo rural o, en el mejor de los casos, son menos accesibles. Pero en la vida en ciudad no todo son ventajas. La contaminación ambiental –del aire y acústica–, el dominio indiscutible del vehículo motorizado sobre el peatón y un ritmo de vida marcado por la prisa dejan poco espacio a la relajación, el disfrute y la desconexión.
En un mundo acelerado, donde el estrés a menudo nos sobrepasa, la naturaleza se convierte en un oasis de calma y un refugio para nuestra salud mental. Recientes estudios científicos han revelado que el simple acto de observar espacios verdes desde nuestro hogar o pasar tiempo en entornos naturales tiene efectos muy positivos para reducir la ansiedad y la depresión. Una realidad especialmente evidente en momentos de crisis como la pandemia de COVID-19, y más concretamente, durante el confinamiento.
Parque de Wertheimpark, Ámsterdam — Fons Heijnsbroek / Wikimedia
Esta conexión con el verde no solo nos ofrece un escape momentáneo de las paredes de hormigón y los ruidos de motor que nos rodean, sino que también sienta las bases para un bienestar mental más profundo y duradero, reafirmando la importancia de integrar la naturaleza en nuestra vida cotidiana y en las políticas urbanas.
La naturaleza como fuente de salud mental
Según un estudio liderado por la investigadora Olga Braçe, de la Universidad de Sevilla, la mera percepción visual de espacios verdes desde el hogar ya puede disminuir significativamente el riesgo de ansiedad y depresión. La investigación, publicada en la revista científica Environmental Research and Public Health, utilizó una encuesta transversal para evaluar el impacto de las vistas de espacios verdes desde el hogar en la ansiedad y depresión en Carmona, España. Se consideraron variables sociodemográficas, de estilo de vida, estado de salud autopercibido y riesgo de ansiedad y depresión. Los resultados mostraron que los adultos que disfrutan de vistas a espacios verdes desde su hogar tienen un riesgo menor de sufrir ansiedad y depresión, lo que sugiere que ese contacto visual podría actuar como un elemento calmante y restaurador para la mente.
Parque en Ujtá, Rusia — Zinoviev Nikolay / Wikimedia
Este efecto fue estudiado más profundamente durante el confinamiento de la pandemia de COVID, en 2020. Masashi Soga, investigador en la Universidad de Tokio, llevó a cabo un análisis similar en este contexto. Su estudio, publicado en Ecological Applications, se centró en cómo la interacción con espacios verdes y la vista de la naturaleza desde el hogar durante el confinamiento influyó positivamente en la salud mental. El estudio encontró que esta exposición a la naturaleza iba asociada con mejoras en el bienestar psicológico, incluyendo la reducción en los niveles de depresión, ansiedad y soledad.
Este tipo de trabajos subrayan la importancia de incorporar elementos naturales en ambientes urbanos para promover la salud mental. Según los datos, la interacción con la naturaleza además de beneficiar nuestra salud mental en general, también fortalece nuestra resiliencia psicológica en tiempos de estrés, proporcionando un espacio para la restauración mental y física.
¿Cómo beneficia la naturaleza a nuestra felicidad y nuestra salud mental?
Está claro que el contacto con la naturaleza nos ayuda a desconectar, a ser más felices y a reducir el estrés y la ansiedad, sobre todo en situaciones de crisis. ¿Pero de qué forma actúa? ¿Cuáles son los motivos?
Naturaleza en todo su esplendor — Ansh Patanker/Wikimedia
Movidos por la curiosidad científica, estas son las preguntas que se hicieron los investigadores Hansen Li y Guodong Zang, de la Universidad del Suroeste en Chongqing, China. En el estudio que realizaron se exploran las teorías más relevantes sobre los beneficios que ofrecen a la salud humana entornos naturales enriquecidos con plantas .
Desde una perspectiva psicológica, los investigadores se interesaron por la teoría de la restauración de la atención. Según esta propuesta, un ambiente natural captura nuestra atención de manera suave y sin esfuerzo, permitiéndonos recargar nuestra capacidad de concentración y reducir la fatiga mental. Este proceso mejora nuestra capacidad de enfoque y atención, y nuestro estado de ánimo general. En el proceso también entra en juego la hipótesis conocida como fluidez perceptual o cognitiva. Según esta explicación, la estructura de muchos elementos naturales, como árboles y paisajes, con formas fractales, se procesa de manera muy eficiente por el cerebro, lo que facilita una sensación de comodidad y placer.
Además, desde la perspectiva del condicionamiento clásico, los investigadores proponen que ciertos aspectos de la naturaleza pueden evocar respuestas de relajación debido a experiencias pasadas que asociamos con esos aspectos. Esta asociación aprendida entre naturaleza y estado mental positivo puede ser una poderosa herramienta para mejorar el bienestar psicológico y la felicidad.
Parque del Campo Grande en Valladolid — Nicolás Pérez/Wikimedia
Por otro lado, desde un punto de vista conductual, los espacios verdes fomentan actividades, como pasear o practicar deporte, que mejoran la salud cardiovascular y el estado de ánimo. Temperaturas más templadas que las de las ciudades, y un aire más limpio, también contribuyen a un bienestar fisiológico.
Además, las áreas naturales son propicias para el encuentro y la interacción social. Actividades como el senderismo en grupo, una merienda o una velada a la luz de las estrellas fomentan la conexión con otras personas, fortalece lazos sociales y crea sensación de comunidad. Estas interacciones pueden aliviar la sensación de aislamiento y soledad, y el apoyo social conseguido por estos medios refuerza, según los investigadores, la resiliencia emocional y psicológica.
De forma global, existe una compleja red de factores que interactúan entre sí, y a través de los cuales el espacio natural, y especialmente si está enriquecido con plantas, beneficia nuestra salud mental, física y social. La integración de la naturaleza en nuestro ambiente más cercano no solo es vital para el bienestar individual, también tiene implicaciones importantes para las políticas públicas y la planificación urbana dirigidas a promover entornos de vida saludables.
Referencias:
- Braçe, O. et al. 2020. Is a View of Green Spaces from Home Associated with a Lower Risk of Anxiety and Depression? International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(19), 7014. DOI: 10.3390/ijerph17197014
- Garrido-Cumbrera, M. et al. 2022. The importance for wellbeing of having views of nature from and in the home during the COVID-19 pandemic. Results from the GreenCOVID study. Journal of Environmental Psychology, 83, 101864. DOI: 10.1016/j.jenvp.2022.101864
- Garrido-Cumbrera, M. et al. 2024. What Have We Learned from the Impact of the Pandemic on Our Relationship with Nature? The Importance of Views from Home. En N. Finneran et al. (Eds.), Managing Protected Areas (pp. 227-242). Springer International Publishing. DOI: 10.1007/978-3-031-40783-3_13
- Gawrych, M. 2023. Nature-Based Mental Health – what kind of interventions is the best? European Psychiatry, 66, 902-902. DOI: 10.1192/j.eurpsy.2023.1911
- Li, H. et al. 2024. How can plant-enriched natural environments benefit human health: a narrative review of relevant theories. International Journal of Environmental Health Research, 34(3), 1241-1254. DOI: 10.1080/09603123.2023.2170990
- Soga, M. et al. 2021. A room with a green view: the importance of nearby nature for mental health during the COVID-19 pandemic. Ecological Applications, 31(2), e2248. DOI: 10.1002/eap.2248
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2024-03-13 15:30:00
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