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“Convivimos con un ecosistema complejo que influye en nuestro bienestar físico y mental”, advierte Silvana Tapia, experta en microbiota

“Convivimos con un ecosistema complejo que influye en nuestro bienestar físico y mental”, advierte Silvana Tapia, experta en microbiota

Silvana Tapia no solo investiga la microbiota, la estudia como quien explora un territorio casi invisible pero decisivo. Su libro Microbiota, publicado por Pinolia, no se limita a exponer los hallazgos científicos más recientes: es también una invitación a replantearnos la relación que mantenemos con los microorganismos que habitan en nosotros. A medio camino entre la divulgación rigurosa y el asombro constante, la autora propone una mirada compleja y profundamente humana sobre ese ecosistema íntimo del que rara vez somos conscientes.

En esta entrevista, Tapia comparte descubrimientos fascinantes —como el impacto de los probióticos en la cicatrización de heridas o el posible vínculo entre microbiota y enfermedades neurodegenerativas—, pero también desmonta falsas creencias, señala los hábitos cotidianos que más daño causan a nuestro microbioma y reflexiona sobre el futuro de esta disciplina. Con un enfoque claro y realista, nos recuerda que cuidar de la microbiota no es una moda, sino una forma más de cuidar de nosotros mismos.

1. ¿Qué es lo más sorprendente que has descubierto en tu investigación sobre microbiota?

En nuestro modelo animal hemos observado que la administración de probióticos puede ofrecer protección frente a infecciones experimentales, modular la respuesta inmune y acelerar la cicatrización de heridas. Aunque hay que seguir ahondando entre los mecanismos implicados, cada vez tenemos más indicios de que los probióticos desempeñan un papel importante en estos procesos.

2. En el libro mencionas que la microbiota influye en enfermedades como el cáncer o el Alzheimer. ¿Podrías explicar cómo algo tan pequeño puede tener efectos tan grandes?

Ese es precisamente uno de los errores más comunes: pensar que, por ser pequeños, los microorganismos no son importantes. Pero aquí, el tamaño se compensa con el número. Aunque sean microscópicos, los microorganismos que habitan en nuestro cuerpo son miles de millones, y en conjunto podrían representar hasta 500 gramos, más o menos, de seres vivos, y activos. 

Estos microorganismos además, se alimentan de lo que nosotros ingerimos o de sustancias que nuestro cuerpo produce, como el sudor o el sebo. Y como seres vivos que son, también producen compuestos que interactúan directamente con nuestras células. Esas interacciones pueden tener efectos beneficiosos o perjudiciales: algunas fomentan el buen funcionamiento del organismo, otras pueden generar inflamación crónica o incluso favorecer procesos patológicos.

Por ejemplo, se ha propuesto que ciertas alteraciones en la microbiota podrían influir en el plegamiento anómalo de proteínas, una de las hipótesis que se estudia en relación con el Alzheimer. Sin embargo, los mecanismos implicados son complejos, y aún no podemos afirmar con certeza cómo ocurre esa relación. Existen muchos otros factores que pueden potenciar, modificar o incluso contrarrestar estos efectos, por lo que la investigación sigue en marcha.

3. ¿Qué hábitos cotidianos dañan más a nuestra microbiota sin que lo sepamos?

Pues el estrés crónico, que hoy en día se ha normalizado como parte de la vida cotidiana. Se ha demostrado que el estrés puede alterar profundamente el equilibrio de la microbiota intestinal a través del eje intestino-cerebro, afectando tanto a la digestión como al sistema inmune. Además, el estrés hace que comamos peor y llevemos a cabo hábitos menos saludables, e incluso, a veces para controlar el estrés tengamos que hacer uso de medicamentos, que pueden afectar directa e indirectamente a la microbiota.

Otro factor importante es la contaminación ambiental. Aunque es más evidente su impacto en el sistema respiratorio, también puede tener efectos sobre la microbiota intestinal. Se ha observado que ciertas partículas contaminantes pueden quedar atrapadas en la mucosa del tracto respiratorio y, mediante mecanismos como el arrastre mucociliar y la deglución, llegar al intestino, donde podrían alterar el equilibrio microbiano. Aunque este proceso aún está en estudio, cada vez hay más evidencia de que el ambiente en que vivimos influye directamente en nuestra microbiota.

Silvana Tapia

4. ¿Cuál es la relación entre microbiota y salud mental? ¿Podemos hablar realmente de un «segundo cerebro» en el intestino?

La relación entre la microbiota y la salud mental es un campo de investigación. Se ha comprobado que la microbiota intestinal produce compuestos bioactivos que pueden influir en el sistema nervioso central. Algunos de estos compuestos actúan a través del nervio vago, enviando señales desde el intestino al cerebro, mientras que otros pueden ser absorbidos, circular por la sangre y, en ciertos casos, podría afectar la barrera hematoencefálica, y a su permeabilidad. Se está estudiando si ciertas moléculas derivadas de una microbiota alterada podrían contribuir a la inflamación del sistema nervioso o a trastornos neurológicos.

Mientras, el término «segundo cerebro» es una expresión que pretende mostrar la importantísima conexión que existe entre el intestino, la microbiota y el cerebro. No es que nos “ayude a pensar” pero desde luego, cada vez hay más indicios entre esa conexión.

5. ¿Cómo cambia nuestra microbiota durante el embarazo y qué impacto tiene en el bebé?

Pues la microbiota cambia porque cambia el organismo de la madre y, por tanto, para mantener el equilibrio, tiene que haber un reajuste de muchas cosas, también de la microbiota. El papel quizás más llamativo, que no el único, es el de las hormonas, que afectan a la producción de moco vaginal, alterando las concentraciones de moléculas que van a ser los nutrientes de la microbiota que allí se encuentra. Y curiosamente, gracias a ellas, empiezan a proliferar aquellos grupos microbianos que van a proporcionar un ambiente más ácido, perjudicando la colonización de posibles patógenos que podrían producir infecciones durante el embarazo. Eso solo es un hecho de muchos otros que ocurren durante el embarazo y que no hacen más que asombrarnos.

6. ¿Qué papel juegan los probióticos? ¿Deberíamos tomarlos todos o depende de cada caso?

Los probióticos no son más que una selección de bacterias beneficiosas que hemos incorporado a través de los alimentos, y que en nuestro intestino fomentamos su supervivencia y crecimiento. A lo largo de años de investigación, hemos conseguido obtener en el laboratorio solo a alguno de estos grupos y preparar suplementos que contienen uno o varios probióticos seleccionados. Pero, en realidad, no son más que algunos microorganismos de un total más numeroso y complejo. Además, en condiciones de salud y con una dieta equilibrada y enriquecida en fibras y productos fermentados, ya están presentes en nuestro intestino.

Fuente: ChatGPT / E. F.

7. ¿Se puede «resetear» una microbiota dañada? ¿O hay daños que ya no se pueden revertir?

Pues depende. Los “daños” o alteraciones puntuales debidos a agentes externos, como la toma de antibióticos o desequilibrios puntuales en la dieta, que modifican las poblaciones de microorganismos presentes, pueden revertirse relativamente rápido volviendo a una dieta equilibrada y unos hábitos saludables. Pero hay daños que vienen del propio organismo, como procesos inflamatorios, factores genéticos o alteraciones fisiológicas (por ejemplo, alteraciones en la barrera intestinal o en la producción de moco intestinal), que impiden, o no facilitan, la colonización de bacterias beneficiosas. En ese caso, habría que identificar el origen del daño para poder promover adecuadamente esa recolonización.

8. En el libro también hablas del destino de la microbiota tras la muerte. ¿Qué ocurre exactamente con esos microorganismos?

Bueno, lo que quiero decir es que, tras la muerte, una parte de la microbiota de nuestro organismo sigue y seguirá viva. Algunos grupos desaparecen, pero otros sobreviven en esas nuevas condiciones y continúan proliferando. Este fenómeno se conoce como tanatomicrobioma, para distinguirlo del necrobioma, que hace referencia a los microorganismos implicados en la descomposición del cuerpo. Algunos grupos forman parte de ambos, y esto es importante para la ciencia forense, ya que en el futuro podríamos determinar con más precisión la hora del fallecimiento de una persona si sabemos exactamente qué grupos microbianos proliferan en las primeras horas después de la muerte. 

9. ¿Qué errores son comunes cuando la gente intenta cuidar su microbiota y cree que lo está haciendo bien?

Creo que el error más común es pensar que podemos llevar una vida poco saludable y luego revertir los daños con la toma de un “superalimento” o cualquier solución rápida y mágica que nos mantendrá sanos. Cuidarse es un acto continuo, una forma de vida, y con ello cuidamos también a nuestro organismo y a los microorganismos que viven en él. Hoy en día no existe una dieta ni un producto mágico que lo solucione todo.

10. ¿Qué te gustaría que cambiara en la sociedad a raíz de este libro? ¿Qué es lo más urgente que debemos entender sobre nuestra relación con los microbios?

Me gustaría que tomáramos conciencia real del papel que juegan los microorganismos en nuestra salud. La microbiota no se trata de una moda, ni tampoco la solución mágica a todos los problemas de salud. Consiste en entender que convivimos con un ecosistema complejo que influye en nuestro bienestar físico y mental. Conocer un poco más sobre cómo funciona la microbiota nos permite tomar decisiones más informadas sobre nuestra alimentación, nuestros hábitos y nuestra salud en general. Al final, se trata de conocer mejor nuestro cuerpo y cuidar también a los microorganismos que forman parte de él.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2025-05-31 13:39:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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