Si además dirigimos nuestra crítica mirada a otros sistemas solares, donde se han formado exoplanetas de tamaño similar a nuestra luna, otros decenas de veces más masivos que Júpiter y otros con composiciones rocosas pero varias veces mayores que la Tierra, esta disparidad se hace todavía más evidente. En muchos de estos sistemas encontramos varias supertierras o planetas más pequeños de tamaños similares, como si dichos sistemas fueran máquinas de producir planetas idénticos. Un caso famoso es el del sistema TRAPPIST-1. Este sistema consiste en una estrella enana roja alrededor de la cual orbitan siete planetas rocosos de tamaños muy similares a la Tierra. El más pequeño de ellos tiene un radio aproximadamente un 23 % menor que nuestro planeta (y por tanto más grande que Marte) mientras que el más grande es apenas un 13 % mayor.
Hasta ahora no éramos capaces de entender cómo podían crearse tantos planetas de tamaños tan próximos alrededor de una estrella, pero un nuevo modelo de formación de planetas rocosos podría ser capaz de explicar tanto la formación de supertierras similares, como de sistemas como TRAPPIST-1 así como nuestro propio sistema solar. Sabemos que los planetas se forman a partir del material que orbita alrededor de la protoestrella que ocupa el centro de cualquier sistema solar, o del conjunto de estrellas en caso de sistemas múltiples. Este material forma un disco, llamado protoplanetario. Debido a la radiación emitida por la protoestrella central, en la región interior de este disco se concentra el material menos volátil, como metales o granos de rocas, mientras que en el exterior se concentra material como el agua, metano, amoníaco o el hidrógeno y helio que conforman la mayor parte de la masa de cualquier sistema estelar del universo.
De todo este material van surgiendo los diferentes planetas, satélites, asteroides, cometas y demás objetos que habitan en cualquier sistema estelar. En nuestro sistema solar se han formado planetas de dos tipos diferentes, los rocosos y pequeños y los gaseosos y grandes, pero ninguno del tercer tipo, los conocidos como supertierras. Planetas varias veces más masivos que la Tierra pero de composición rocosa, alguno de los cuales puede incluso albergar una atmósfera rica en hidrógeno, dándole un aspecto más próximo al de un gigante gaseoso. Modelos antiguos de formación de estas supertierras predecían que se formarían en la misma región que los gigantes gaseosos pero que acabarían migrando a la región interior de su sistema solar. Estos modelos predecían que dichos planetas estarían formados en gran parte de agua. Las observaciones nos han mostrado que esto no es así y que suelen ser demasiado densos, acumulando gran parte de su masa en forma de rocas y metales.
Referencias:
- Batygin, K., Morbidelli, A. Formation of rocky super-earths from a narrow ring of planetesimals. Nat Astron (2023). https://doi.org/10.1038/s41550-022-01850-5
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es
Publicado el: 2023-03-06 08:00:00
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