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«El agua estancada crea un escenario perfecto para enfermedades», advierte Raúl Rivas, Catedrático de Microbiología

"El agua estancada crea un escenario perfecto para enfermedades", advierte Raúl Rivas, Catedrático de Microbiología

El paso de la DANA por la Comunidad Valenciana ha dejado un escenario devastador, con daños a infraestructuras, viviendas y una gran acumulación de agua estancada que podría convertirse en un foco de infecciones y enfermedades. Aunque España cuenta con un sistema de salud pública eficaz y bien coordinado, las condiciones generadas tras las inundaciones han creado un terreno propicio para la proliferación de microorganismos y patógenos peligrosos. Para entender el alcance de los riesgos y las medidas preventivas, consultamos a Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, quien detalló los peligros microbiológicos y las acciones necesarias para proteger la salud en estos casos.

Agua estancada: un caldo de cultivo para enfermedades

Cuando el agua queda atrapada sin un flujo constante, crea un ambiente perfecto para que ciertas especies de insectos y microorganismos proliferen. Esta acumulación, combinada con el contacto de los seres humanos con aguas contaminadas, puede convertirse en una fuente de enfermedades. Raúl Rivas advierte que “el agua estancada crea un escenario perfecto para la proliferación desmesurada de vectores de diversas enfermedades. Los mosquitos son un claro ejemplo. La presencia del mosquito tigre (Aedes albopictus) o del mosquito común (Culex sp.) es relevante en la zona afectada por las inundaciones y es previsible que, con el agua estancada, aumenten considerablemente las poblaciones de estos insectos”​.

«El mosquito tigre es capaz de transmitir enfermedades como el dengue, el zika, el chikungunya o la fiebre amarilla y, de hecho, recientemente en la provincia de Tarragona, a menos de 300 kilómetros de la zona afectada, han sido confirmados varios casos de dengue autóctono transmitido por el mosquito tigre. El virus del Nilo Occidental es transmitido por mosquitos del género Culex y es conocido que este virus está presente en la provincia de Valencia, dónde en el último año han sido confirmados casos en personas y animales. Es aconsejable evitar la picadura de los mosquitos y si es necesario utilizar repelente de insectos».

Además, el agua estancada es un medio en el que ciertos patógenos pueden sobrevivir y multiplicarse, aumentando el riesgo de infecciones al mínimo contacto con estas aguas.

Mosquito tigre
El mosquito tigre es capaz de transmitir enfermedades como el dengue, el zika, el chikungunya o la fiebre amarilla. Foto: Istock

Patógenos y riesgo en aguas contaminadas

La acumulación de cuerpos en descomposición, restos de animales y aguas residuales en las áreas afectadas plantea un riesgo añadido. Según Rivas, «algunos de los patógenos más frecuentes asociados a cadáveres humanos y animales en descomposición y que pueden contaminar el suelo y el agua de los municipios afectados y transmitirse de forma directa o indirecta a las personas son Escherichia coli, diferentes serotipos de Salmonella enterica, norovirus, Shigella, Cryptosporidium, Giardia, virus de la hepatitis A y E, Campylobacter, etc».

Si una persona «traga accidentalmente agua de la inundación o tiene un pequeño corte en la piel, diversas bacterias, hongos, virus y parásitos causantes de enfermedades pueden ingresar en el organismo y enfermar a la persona afectada”, explica Rivas​. Por ello, es crucial evitar el contacto con estas aguas, y, de ser necesario, proteger la piel con prendas impermeables, guantes y botas de goma durante las labores de limpieza.

Es esencial mantener una adecuada y correcta higiene de las manos. Además de «proteger los ojos, la nariz y la boca y evitar inhalar aerosoles provenientes del polvo seco; utilizar vestimenta adecuada, usando pantalones largos y manga larga o monos protectores, que nos proteja de agresiones en la piel».

Síntomas y enfermedades más frecuentes tras las inundaciones

El riesgo de infecciones no solo se limita a las primeras horas o días posteriores a una inundación. Existen varios tipos de infecciones que podrían aparecer en diferentes momentos según el tipo de exposición y la naturaleza de los patógenos. «Durante los primeros siete días después del desastre lo habitual es que aparezcan infecciones respiratorias o brotes infecciosos relacionados con el consumo de agua y alimentos contaminados que causan diarreas y afecciones gastrointestinales», señala Rivas.

Indica también que «en las cuatro semanas siguientes es frecuente que puedan aparecer enfermedades transmitidas por roedores, como por ejemplo la leptospirosis, que en los primeros estadios muestra síntomas cómo fiebre súbita, dolor de cabeza y muscular, malestar general, escalofríos, vómitos e incluso ictericia. A partir del mes y en adelante suelen aparecer brotes relacionados con vectores cómo los mosquitos. Los signos iniciales de muchas enfermedades son similares y comparten síntomas cómo la fiebre alta y el malestar general. Las operaciones de limpieza después de la inundación y el contacto de la piel con el agua de la inundación son factores de riesgo clave de las infecciones respiratorias agudas».

Hay que tener en cuenta que «las heridas y agresiones en la piel favorecen las infecciones cutáneas en este tipo de escenarios. En primer lugar, es aconsejable considerar las causas bacterianas típicas de celulitis e infecciones de tejidos blandos que son las bacterias Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes. Es prudente vigilar la aparición de abscesos o forúnculos».

DANA Valencia 1
La presencia de agua estancada y lodo tras las inundaciones en Valencia ha alertado a los expertos en salud pública.

“A partir del mes y en adelante suelen aparecer brotes relacionados con vectores como los mosquitos”, añade el experto​. Esto es particularmente alarmante si tenemos en cuenta que ciertas especies de mosquitos, como el mosquito tigre, pueden transmitir enfermedades virales que requieren vigilancia y control por parte de las autoridades sanitarias.

Además de los riesgos gastrointestinales, la humedad residual en los espacios interiores también aumenta la proliferación de hongos, que pueden causar problemas respiratorios. La exposición a esporas en ambientes húmedos es especialmente peligrosa para personas con sistemas inmunitarios comprometidos, y puede provocar desde síntomas leves como tos y rinitis hasta enfermedades más graves como la aspergilosis pulmonar​.

“A partir del mes y en adelante suelen aparecer brotes relacionados con vectores como los mosquitos”

Raúl Rivas

Las principales vías de transmisión y prácticas de riesgo

Las vías de transmisión son diversas y múltiples, y las personas pueden entrar en contacto con los diferentes patógenos por inhalación, contacto directo con superficies contaminadas, a través de heridas, por la ingesta de agua y alimentos contaminados, etc. En este sentido, Rivas indica que «un peligro respiratorio después de una inundación es el crecimiento de hongos en ambientes húmedos. Es común que haya niveles peligrosos de hongos después de que las aguas de la inundación bajen. La exposición por inhalación a estas altas concentraciones de esporas de hongos suele causar complicaciones de salud pulmonar, siendo los niños y las personas inmunodeprimidas los más afectados. Las investigaciones indican que un ambiente interior húmedo puede provocar la aparición o exacerbación del asma, bronquitis, tos, sibilancias, infecciones en el pecho (por ejemplo, aspergilosis o mucormicosis), dificultad para respirar, rinitis, reacciones alérgicas y, en casos más raros, neumonitis por hipersensibilidad».

Para minimizar los riesgos, Rivas aconseja evitar el contacto con lodo o agua estancada siempre que sea posible y limpiar y desinfectar cualquier herida inmediatamente. Los equipos de rescate y las personas involucradas en la limpieza deben asegurarse de usar equipo de protección adecuado, como mascarillas, guantes y gafas protectoras, especialmente al manipular objetos contaminados o realizar tareas en áreas cerradas​.

Rivas indica que «la exposición prolongada al lodo y el barro de las inundaciones aumenta considerablemente la posibilidad de infección por bacterias del género Aeromonas, y en concreto por la especie Aeromonas hydrophila que es capaz de infectar a peces, reptiles, aves, mamíferos y también a los humanos. Los síntomas de la infección incluyen heces acuosas, calambres abdominales, fiebre leve y vómitos. En casos graves puede aparecer bronconeumonía y colecistitis».

La acumulación de aguas estancadas en áreas urbanas plantea un serio riesgo de salud pública por la proliferación de microorganismos y vectores. Foto: Istock

Consejos preventivos para la población y los equipos de rescate

Para aquellos que viven o trabajan en las áreas afectadas, la prevención y las medidas de protección son esenciales para reducir el riesgo de infección. Según Rivas, “la piel no debe entrar en contacto con el barro y el lodo, porque puede contener contaminantes biológicos, pero también químicos. Es prudente el uso de guantes y botas de goma o impermeables en las labores de limpieza”​. Y comenta: «Si se tienen heridas en la piel es pertinente protegerlas de manera adecuada para que no entren en contacto con el barro, la suciedad o el agua insalubre. Cubra las heridas limpias y abiertas con un vendaje impermeable para reducir el riesgo de infección. Si se sufre una herida, corte, rasguño, etc. debe ser limpiado inmediatamente con agua limpia y jabón y a continuación desinfectado con algún producto sanitario. Si una herida presenta enrojecimiento, hinchazón o supuración, busque atención médica inmediata».

Además, es fundamental que las personas involucradas en estas tareas estén vacunadas contra el tétanos y que limpien y desinfecten inmediatamente cualquier herida abierta que pudiera estar expuesta. También señala que si se recibe una herida punzante o una herida contaminada con heces, tierra o fluidos, es esencial acudir a «un centro sanitario para que determinen si es necesario aplicar una dosis de refuerzo de la vacuna contra el tétanos».

Asimismo, el experto recomienda que se eviten las tareas de limpieza a aquellas personas más vulnerables, como los niños, las mujeres embarazadas y aquellos con problemas de salud previos. Esta medida se dirige a reducir el contacto con agentes patógenos que podrían afectar gravemente a estos grupos de riesgo.

Rivas destaca que es importante airear y orear a conciencia los espacios que han estado inundados, así como secar muy bien los enseres y limpiar exhaustivamente, incluso desinfectando, los objetos, paredes y suelos. Respecto a la ropa, «los artículos textiles, como prendas de vestir, ropa de cama y juguetes, deben lavarse en un ciclo de 60 °C con detergente. Es prudente desechar los objetos y utensilios de cocina fabricados con madera que hayan estado expuestos al agua de la inundación».

Después de entrar en contacto con el agua de la inundación, es fundamental lavarse las manos con agua limpia y jabón. Además, al volver a casa, «es adecuado lavar inmediatamente la ropa en un ciclo separado y de agua caliente con detergente».

Las medidas de salud pública para controlar el impacto de las inundaciones

Las autoridades sanitarias tienen un papel crucial en la prevención de brotes infecciosos tras desastres naturales como la DANA. Rivas destaca que es esencial garantizar instalaciones adecuadas de agua y saneamiento. Además de promover buenas prácticas de higiene. También indica que es importante «realizar la evaluación del riesgo de enfermedades en el plazo de una semana para determinar los efectos del desastre y las necesidades sanitarias», y «procurar y fortalecer la atención médica de emergencia».

Una respuesta rápida y coordinada es clave en este tipo de emergencias para evitar que problemas de salud pública se conviertan en epidemias locales. La participación de la comunidad en la limpieza y el cumplimiento de las recomendaciones de las autoridades es igualmente vital. Involucrar a los habitantes de las zonas afectadas puede ayudar a que se mantenga la limpieza y se eviten prácticas de riesgo, fortaleciendo así la respuesta sanitaria global.

Rivas también recomienda otras medidas básicas, como «reforzar la información, asesoramiento y orientación al ciudadano; implementar sistemas de vigilancia para detectar y responder rápidamente a los brotes de enfermedades infecciosas (…) realizar campañas de control de los vectores transmisores de enfermedades». Además de «analizar si es necesario realizar campañas de vacunación para prevenir la propagación de enfermedades como por ejemplo la hepatitis A».

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Las autoridades sanitarias han recomendado el uso de la mascarilla. Foto: Istock

La importancia de la información y la concienciación ciudadana

Las autoridades deben informar continuamente a la población sobre los riesgos y las mejores prácticas de higiene y seguridad, especialmente en lo que respecta al consumo de agua y alimentos. Raúl Rivas subraya que es vital desechar cualquier alimento que haya estado en contacto con el agua de la inundación, ya que podría ser un vehículo para la transmisión de enfermedades graves​.

Este tipo de catástrofes naturales no solo requieren una respuesta inmediata de las autoridades, sino también una serie de medidas a mediano y largo plazo que permitan mitigar el impacto sobre la salud pública. La educación sobre prácticas seguras, la implementación de sistemas de saneamiento adecuados y la vigilancia epidemiológica constante son elementos clave para superar estos desafíos.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-11-04 15:55:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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