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El naturalista mujeriego que descubrió (científicamente) América

El naturalista mujeriego que descubrió (científicamente) América

El proceso que conocemos como Descubrimiento de América conectó dos mundos muy distintos y este choque ha sido explicado muchas veces desde los ámbitos político, militar y, sobre todo, económico, por lo que supuso para Europa en general y Castilla en concreto la explotación del Nuevo Mundo. Sin embargo, también hubo una historia científica, un nuevo continente por descubrir desde el punto de vista europeo. Las expediciones científicas acabaron por sustituir a aquellas primeras que buscaron lugares legendarios como El Dorado. A partir del siglo XVIII, la naturaleza americana era el tesoro que los científicos deseaban. Humboldt y Bonpland se cuentan entre los personajes más destacados en esta búsqueda del conocimiento y la curiosidad por tan vasto y exótico territorio.

Retrato de Aimé BonplandWikimedia

De médico a botánico

Aimé Jacques Alexandre Goujaud nació el 28 de agosto de 1773 en La Rochelle (Francia). Tan sano y fuerte que su abuelo, un jurista francés, lo comparaba con un árbol, une bonne plante, lo que derivó en el apodo Bonpland con el que sería reconocido el resto de su vida. Para colmo, Bonpland se dedicó a la botánica. Antes de eso fue médico, como su padre, pero la naturaleza y el estudio de las plantas fueron su pasión desde bien temprano, lo cual terminó de explotar cuando conoció a un noble alemán que cambiaría el rumbo de su vida: Alexander von Humboldt, con quien coincidió en intereses científicos y el afán de aventuras.

“Es fácil entender, pues, que no haya vacilado en preparar sus baúles y sus instrumentos cuando él y Humboldt consiguieron un documento de los reyes de España que ordenaba a todas las autoridades coloniales prestar colaboración a los dos jóvenes viajeros en su misión de descubrir el mundo natural sudamericano y presentarlo a los europeos. El viaje de Humboldt y Bonpland a las regiones equinocciales del Nuevo continente (como se tituló la obra de cinco volúmenes que publicó el primero con ayuda del segundo) empezó en julio de 1799, cuando llegaron a Cumaná (Venezuela) después de cinco semanas de navegación por el Atlántico”.

La exploración de América

Juntos recorrieron y estudiaron territorios de las actuales Cuba, Venezuela, Brasil, Ecuador, Colombia, México, Perú y Estados Unidos. Eran hombres de ciencia a la par que aventureros, propio del siglo XIX, del que heredamos esa visión romántica del explorador científicos que se consuma con Indiana Jones como paradigma del arqueólogo que jamás existió. Sin embargo, Humboldt y Bonpland tuvieron que sobrevivir a ataques de caimanes en el río Orinoco, el paludismo en la selva venezolana y las tempestades que acechan de cuando en cuando los parajes tan bellos como peligrosos que atravesaron para deleite de sus curiosos intelectos.

“En agosto de 1804 volvieron a poner la bota en Europa. Traían sesenta mil ejemplares de plantas y cortezas de árboles, cientos de pieles de animales, plumas de aves estrafalarias, muestras de rocas y, sobre todo, un valioso cargamento de nuevos conocimientos que cambió para siempre la mirada los naturalistas”.

Alexander von Humboldt y Bonpland en la selva amazónica del río Casiquiare. Óleo Eduard Ender (c.1850)Wikimedia

Otras famas le preceden

Semejante hazaña aupó a ambos científicos hasta las altas esferas de la sociedad francesa. Bonpland llegó a conoces a José de San Martín y a Simón Bolívar, quien le ofreció un puesto como científico que apoyara la revolución que habría de emancipar las colonias americanas del control español. Sin embargo, el naturalista francés tenía otros intereses, sin negar el amor que había cultivado por el continente americano. Tanto es así que, en noviembre de 1816, Aimé se embarcó hacia el sur de América y nunca volvió a Europa. Recaló en Argentina con su esposa, Adeline de Sigaud, pero solo había una cosa capaz de desviar la atención de Bonpland de las plantas. Lo que más le gustaba de América eran las americanas.

Durante la expedición con Humboldt ya desapareció varios días porque se marchó tras una mestiza venezolana. Más tarde enamoró a la criolla Ana Villahermosa tocándole el piano, le siguió en la lista la argentina Rafaela Enciso, tuvo dos o tres hijos con María Chiviré en Paraguay, donde dejó a Regina Pañá, otra de sus amantes con la que tuvo otro hijo. Cuando Bonpland tenía 65 años se casó con Victoriana Cristaldo, de 15 años.

Aimé Bonpland buscó constantemente su paraíso particular en América. Murió el 11 de mayo de 1858 a sus 85 años. Mujeriego, sabio, aventurero, vivió con pasión hasta su último día y sus esfuerzos le valieron para ocupar una silla entre los personajes ilustres de la historia de la botánica.

Referencias:

Samper, D. 2023. Locos adorables. Personajes geniales que hicieron historia. Aguilar.

Wulf, A. 2016. La invención de la naturaleza: el nuevo mundo de Alexander von Humboldt. Taurus.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-10-13 15:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades