Menú Cerrar

Los sorprendentes usos del diamante, además de la pedida de mano

Los sorprendentes usos del diamante, además de la pedida de mano

Los diamantes, cuyo nombre viene del griego adámas (inalterable), son lo más peculiar que podemos encontrar en el planeta entre las rocas y minerales. Junto con los zafiros, los rubíes y las esmeraldas forman el cuatriunvirato de las piedras preciosas. Son la sustancia más dura conocida en el universo y cuatro veces más duros que los rubíes o los zafiros. En bruto tiene el aspecto de una roca cristalina sin valor, incluso pueden confundirse con otras rocas como la obsidiana, y únicamente al tallarlos revelan todo su esplendor.

El famoso anillo de diamantes que Richard Burton regaló a Elisabeth Taylor. Foto: Getty

Es esa belleza muerta la que hizo cantar a Marilyn Monroe que son “los mejores amigos de una chica”, quizá porque creía que si un hombre falla a una mujer al menos puede vender sus diamantes. Sin embargo, es más un deseo que una realidad pues prácticamente no existe un mercado de segunda mano para los diamantes. Eso sí, la mitad de los hombres del planeta los compran en el momento en que apenas pueden permitírselo. Hoy es un símbolo del amor pero hubo un tiempo se les creía venenosos, una fábula que muy probablemente propalaron los propietarios de las minas para que sus trabajadores no los robaran tragándoselos. Su exclusividad es tal que los más famosos tienen nombre propio y, como era de esperar, algunos de ellos llevan encima su propia maldición.

El origen del diamante

Hasta en su origen los diamantes son distintos a otras rocas: no se forman en la corteza terrestre sino a mayor profundidad, en el manto, donde la temperatura alcanza el millar de grados y la presión supera en 50 veces la presión que existe en la en la sima oceánica más profunda. Es muy probable que haya miles de millones de quilates de diamantes bajo nuestros pies, pero solo unos pocos alcanzan la superficie. Lo hacen por pura chiripa, en enormes explosiones que lanzan el magma a velocidades supersónicas por las llamadas chimeneas de kimberlita.

Su punto de salida a la superficie es absolutamente aleatorio: como escribió Bill Bryson en su libro Una breve historia de casi todo, podría aparecer uno en el jardín trasero de su casa mientras está leyendo estas líneas. Y si tiene más suerte y resulta ser bien grande, podría entrar en la historia. Su único problema es que no debe confundirlo con otros tipos de roca, como la obsidiana. O peor aún, creer que es obsidiana cuando en realidad se trata de un diamante.

No es fácil reconocer un diamante sin pulir. Foto: Wikipedia

¿Sabes reconocer un diamante en bruto?

Distinguirlo no exige una técnica depurada; puede emplear la que usaban en la antigua India. Allí lo observaban bajo un árbol o por la noche, con la tenue luz de la penumbra: si es un diamante lucirá de modo más brillante y estable que a plena luz del día. Este hecho es algo a tener en cuenta si vamos a comprar un diamante: las lámparas de los comerciantes menos escrupulosos tienen un tinte azulado que hace que los diamantes centelleen más de lo que lo harían a plena luz del día.

Pero no solo los diamantes llegan del interior de la Tierra: también pueden venir del cielo.

¿Diamantes en cometas?

Hace 12 800 años un cometa impactó con nuestro planeta y generó unas presiones y temperaturas tan elevadas que se formaron nanodiamantes de forma abrupta a partir del carbono de la biomasa. Estos diamantes se han encontrado reaprtidos por América, África, europa y Asia. Según uno de los investigadores, James Kennett, eran tan pequeños “que fueron fácilmente transportados por la circulación atmosférica a diferentes áreas del planeta”. Los geólogos han encontrado estas diminutas piedras preciosas a lo largo de 50 millones de kilómetros cuadrados. Curiosamente algunos científicos especulan que este cometa pudo ser la causa de la desaparición de la megafauna norteamericana, además de la cultura Clovis, famosa por sus pinturas rupestres y que se extendió por el norte de México y sur de EE UU.

El mundo de los diamantes sintéticos

Los científicos no han podido desarrollar en el laboratorio un material tan duro como el diamante -dejemos el vibranium para los cómics-, así que, siguiendo el conocido refrán “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, sí que han conseguido crear diamantes en el laboratorio: son los diamantes CVD (Chemical Vapor Deposition), que podemos comprar en las joyerías a un precio mucho más asequible que el natural, algo perfecto para aquellos novios con el presupuesto muy ajustado.

Nuestro móviles tienen en sus microchips una delgada película de diamante. Foto: Istock

Pero su uso principal es en la industria, donde muchas veces se necesita de sus increíbles propiedades. Por ejemplo, en los chips que encontramos en los ordenadores, tabletas o teléfonos, las diferentes capas que lo componen está separadas por una fina película de diamante sintético para disipar el calor que se produce con su uso. Para evitar el desgaste de los componentes de las pilas de combustible, de las herramientas de diagnóstico médico o de los sistemas de refrigeración de motores e incluso de reactores nucleares, los ingenieros han desarrollado nuevos fluidos térmicos, aceites utilizados para transferir calor en diversos procesos industriales. En este caso, una mezcla de nanopartículas de diamante en pequeñas concentraciones con aceite mineral han mejorado la transferencia de calor allí donde se necesita debido a la impresionante lubricidad, conductividad térmica, resistencia eléctrica y estabilidad de los diamantes.

Los nanodiamantes se pueden usar para llevar medicamentos a los tejidos enfermos. Foto: Istock

Pule y da esplendor

También los encontramos en forma de diamante micronizado en la pasta diamantada para pulir, un compuesto abrasivo utilizado para lograr un acabado de alta calidad en metales, cerámica y vidrio. ¿Y en biomedicina? Nanodiamantes con defectos -a los que les ha añadido átomos de nitrógeno, por ejemplo- son muy útiles en la obtención de imágenes celulares y moleculares, así como en el transporte y entrega de fármacos anticancerígenos en áreas específicas del organismo. Es más, al ser biocompatibles proporcionan una importante ventaja a la hora de estudiar la estructura y procesos celulares; eso sí, recubiertos por una fina capa de seda para que no queden atrapados dentro de las membranas celulares.

En la actualidad se usan nanodiamantes en computación cuántica. Foto: Istock

Otro de los campos en los que se usa es en el de los ordenadores cuánticos. Investigadores austríacos y japoneses han desarrollado un método para almacenar bits cuánticos de información (qubits) insertando átomos de nitrógeno en un nanodiamante. Aunque es un primer paso en la carrera de la computación cuántica, este mçetido -dicen los expertos- tiene un gran potencial para la miniaturización y la producción en masa.. Incluso hilos de diamante sirven para transmitir información, según encontraron investigadores de la Universidad Estatal de Ohio. “El diamante es un aislante y no genera calor cuando la información se mueve. Esto podrá hacer que los ordenadores consuman menos energía”, ha dicho Chris Hammel, investigador principal de este proyecto.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-03-14 11:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

Deja un comentario