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¿Por qué le dieron el Premio Nobel a Severo Ochoa?

¿Por qué le dieron el Premio Nobel a Severo Ochoa?

En el año 2015 la compañía aseguradora Allianz Global Assistance realizó una encuesta entre la población para conocer cuáles eran los siete españoles más importantes de la historia contemporánea. Según la votación popular el primer puesto era para el pintor Pablo Picasso, seguido de Severo Ochoa, Santiago Bernabéu, Federico García Lorca, Plácido Domingo, Santiago Ramón y Cajal e Isaac Peral.

La verdad es que no deja de ser llamativo que entre los siete haya tres científicos y que dos de ellos hayan sido galardonados con el premio Nobel de Medicina.

Casi todos conocen a Watson y Crick, los descubridores de la estructura del ADN en forma de doble hélice, pero posiblemente no todos sepan el motivo por el cual se concedió a Severo Ochoa (1905-1993), español nacionalizado estadounidense, el Premio Nobel de Medicina y Fisiología.

¿Por qué le dieron el Premio Nobel a Severo Ochoa? Foto: Wikimedia Commons

Un exiliado científico

Tras el estallido de la Guerra Civil española, Severo Ochoa y su esposa se vieron obligados a realizar un periplo por diferentes países en aras de encontrar un lugar en el que poder realizar sus investigaciones científicas. Primero recalaron en Heidelberg (Alemania) y más adelante en Oxford (Reino Unido). Sin embargo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial obligaría al matrimonio Ochoa a atravesar el Océano Atlántico en busca de nuevas oportunidades.

Fue así como en 1940 Severo Ochoa se instaló de forma definitiva en Estados Unidos, el país en el que desarrolló la mayor parte de su carrera investigadora. Comenzó a trabajar en el Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Saint Louis) con el matrimonio Cori –Carl y Gerty- que serían galardonados en 1947 con el Premio Nobel.

Dos años después Severo Ochoa se trasladó a Nueva York, en donde fue investigador asociado en la Faculta de Medicina de la Universidad de Nueva York, más adelante profesor asistente, profesor, director de Departamento de Farmacología y, finalmente, Jefe del Departamento de Bioquímica hasta su jubilación.

Durante mucho tiempo su trabajo se centró en la enzimología, la parte de la bioquímica que se encarga de estudiar las enzimas, las proteínas que ayudan a que las reacciones químicas tengan lugar de una forma mucho más eficaz.

Sus colaboradores y compañeros le recordarían como un hombre tranquilo, educado, que nunca tuvo una palabra altisonante, al tiempo que era extraordinariamente organizado.

Las bases de la Ingeniería Genética

En el año 1955 Severo Ochoa publicó un hallazgo extraordinario: acababa de encontrar la enzima capaz de sintetizar el ARN (ácido ribonucleico), el ácido nucleico que utiliza el ADN (ácido desoxirribonucleico) para producir proteínas. Bautizó a la enzima como polinucleótido-fosforilasa, si bien más adelante sería rebautizada como ARN-polimerasa.

Muy poco tiempo después el norteamericano Arthur Kornberg (1918-2007), discípulo de Severo Ochoa, descubrió la enzima que era capaz de crear el ADN, una enzima que fue denominada como ADN polimerasa.

De esta forma, y en muy poco tiempo, fue posible manipular en el laboratorio tanto el ADN como el ARN. Era algo verdaderamente extraordinario por lo que la Academia de los Premio Nobel decidió galardonar a ambos científicos con el Nobel de Medicina y Fisiología. Corría el año 1959.

El descubrimiento de estas dos enzimas permitió algo todavía más transcendental: se convirtió en la piedra angular de la Ingeniería Genética, al demostrar que era posible sintetizar ARN y ADN de forma artificial.

El descubrimiento de estas dos enzimas permitió algo todavía más transcendental. Foto: Istock

Pudo haber conseguido un segundo Nobel

Se cuenta que cuando a Severo Ochoa le informaron de la concesión del premio cogió su coche y corrió para contárselo en persona a Carmen, su esposa. La emoción le hizo conducir demasiado rápido, motivo por el cual un agente de tráfico le detuvo. El científico no dudó en explicarle la razón por la que conducía por encima de los límites permitidos, al final consiguió que el agente le perdonase la sanción económica.

Aquellos años –la década de los cincuenta- eran de una penuria económica terrible, por lo que no debe sorprendernos que el reciclado llegase hasta extremos insospechados. Se cuenta que cuando fue a recoger el Nobel, Severo Ochoa no tenía frac, viéndose obligado a pedírselo prestado a Edward Tatum, el bioquímico estadounidense que lo había ganado tan solo un año antes. Pero, claro está, los dos no tenían la misma estatura, Tatum era más bajo que Ochoa, por lo que si revisamos las fotos de la ceremonia de entrega del Nobel observaremos que el pantalón le quedaba bastante corto al español.

Muchas voces autorizadas defienden que Severo Ochoa debió de haber recibido un segundo premio Nobel en el año 1968, el año en el que el Instituto de Karolinska se lo concedió a Marshall Nierenberg por sus contribuciones a la interpretación del código genético, una labor en la que las investigaciones de nuestro científico fueron realmente determinantes

Referencias:

  • Grunberg-Manago, M.; S. Ochoa. 1955. Enzymatic synthesis and breakdown of polynucleotides: polynucleotide phosphorilase. J. Am. Chem. Soc, 77: 3165-66.
  • Kornberg, A. and al. 1956. Enzymic synthesis of deoxiribonucleic acid. Biochem. Biosys Acta. 21: 197-198.
  • Kornberg, Th.; Gefter, M.L.1970. DNA synthesis in cell free extracts of a DNA polymerase defective mutant. Biochem. Biophys. Res. Comun. 40: 1348-55.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-11-05 07:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades