En las áridas estepas de Kazajistán, un descubrimiento arqueológico está reescribiendo la historia de los pueblos nómadas que dominaron Eurasia hace más de dos milenios. Recientes excavaciones en la región de Atyrau han sacado a la luz un complejo funerario de la cultura sármata, con tumbas intactas que contenían exquisitas piezas de oro, armas de combate y enigmáticos objetos rituales. Este hallazgo, que incluye brazaletes de oro decorados con fieras salvajes y dagas con empuñaduras doradas, apunta a la presencia de una élite guerrera cuya influencia fue mucho mayor de lo que se creía.
Un cementerio oculto en las estepas
El sitio, identificado como el complejo funerario «Karabau-2», se encuentra a unos 10 kilómetros de la aldea de Karabau, en la región occidental de Kazajistán, cerca del mar Caspio. Se trata de una serie de túmulos funerarios, o «kurganes», estructuras típicas de las antiguas tribus nómadas de Eurasia. Durante las excavaciones llevadas a cabo entre 2023 y 2024, los arqueólogos han logrado identificar al menos nueve entierros en uno de los montículos más prominentes, con un diámetro de 70 metros y una altura de 3 metros.
Sorprendentemente, siete de estas tumbas no habían sido saqueadas, lo que permitió a los investigadores recuperar un impresionante conjunto de artefactos. Entre los objetos más destacados se encuentran delicadas joyas de oro con representaciones de leopardos y tigres, así como un par de misteriosas piedras negras con asas doradas, que podrían haber servido para evaluar la pureza del oro en la antigüedad.

La riqueza de los sármatas: un pueblo más poderoso de lo que se pensaba
Hasta ahora, los historiadores consideraban que la región de Atyrau estaba en los márgenes del territorio sármata, una confederación de tribus nómadas que dominó las estepas euroasiáticas entre los siglos V a.C. y IV d.C. Sin embargo, este hallazgo indica que la zona pudo haber sido un centro de poder mucho más influyente dentro de esta cultura.
Los sármatas eran conocidos por su destreza en la guerra y su dominio de la caballería, lo que los convirtió en aliados y adversarios formidables de grandes imperios como Persia y Roma. Sus guerreros, a menudo enterrados con sus armas y posesiones más valiosas, eran expertos en el combate ecuestre y jugaron un papel clave en los conflictos que moldearon la geopolítica de la antigüedad.
Tesoros de oro y armas de élite
Uno de los descubrimientos más fascinantes de las tumbas de Karabau-2 es una pulsera de oro de 370 gramos con figuras de leopardos en sus extremos, lo que sugiere la importancia del difunto en la jerarquía social sármata. Este tipo de iconografía animalista era común en la cultura sármata y escita, reflejando la conexión de estos pueblos con la naturaleza y su creencia en la protección espiritual de los depredadores.
Además, se hallaron dagas de hierro con empuñaduras doradas, lo que indica que los enterrados eran guerreros de alto rango. La práctica de enterrar a los muertos con sus armas y posesiones más preciadas era habitual en las culturas nómadas de la estepa, reflejando la creencia en la vida después de la muerte y la necesidad de estar preparados para ella.
Entre los objetos más intrigantes también se encuentran dos tazas de madera, un hallazgo extremadamente raro, ya que este material orgánico suele descomponerse con el paso del tiempo. Su excelente estado de conservación ha sorprendido a los arqueólogos, que ahora intentan determinar su posible uso ceremonial o cotidiano.

Una cultura guerrera con ritos funerarios sofisticados
Los arqueólogos han identificado en el sitio de Karabau-2 otros túmulos funerarios con hasta 15 tumbas cada uno, lo que sugiere que no se trataba de un entierro aislado, sino de un cementerio de élite que pudo haber estado en uso durante generaciones. La disposición de los cuerpos y la presencia de ajuares funerarios indican que los sármatas practicaban rituales de enterramiento complejos, probablemente ligados a sus creencias chamánicas y al culto a los ancestros.
Se sabe que los sármatas eran un pueblo profundamente espiritual, con una cosmovisión en la que el cielo, la tierra y los espíritus desempeñaban un papel fundamental. La disposición de sus tumbas, la elección de los objetos que los acompañaban en la muerte y la iconografía animalista de sus joyas reflejan estas creencias y la importancia de la conexión con el mundo natural.

¿Un posible linaje real sármata?
El alto valor de los objetos encontrados en las tumbas de Karabau-2 sugiere que los enterrados pudieron pertenecer a una casta gobernante o incluso a una familia real sármata. Se han encontrado evidencias de entierros similares en otras partes de Kazajistán y Rusia, lo que refuerza la idea de que estas tribus nómadas tenían una estructura social más jerárquica y organizada de lo que se pensaba.
Los estudios antropológicos en curso buscan determinar la identidad de los individuos enterrados y su posible parentesco. Los análisis de ADN y la datación por radiocarbono podrían arrojar más información sobre su origen y su relación con otras poblaciones de la región.
Un descubrimiento que reescribe la historia
El hallazgo en Atyrau aporta una nueva visión sobre la cultura sármata y su importancia en la historia de Eurasia. Lo que antes se consideraba un territorio periférico ahora se perfila como un centro de poder, con una élite rica e influyente que mantenía estrechos lazos con el comercio de oro y la guerra.
A medida que avancen los estudios, este descubrimiento podría cambiar la forma en que entendemos el papel de los sármatas en la antigüedad y su impacto en las civilizaciones vecinas. Sin duda, las estepas de Kazajistán aún guardan muchos secretos por revelar.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-02-14 06:54:00
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