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Álix Fabián Vargas: lucha de su familia para demostrar asesinato como ‘falso positivo’ – Otras Ciudades – Colombia

‘No era guerrillero’: la titánica lucha de una familia para demostrar ‘falso positivo’

“Cuando me lo mostraron, le reconocí el tatuaje. Sí, era él”, lamenta una de las hermanas de Alix Fabián Vargas al recordar cómo lo vio sin vida. El único hijo varón de la señora Ilba Hernández y Jorge Vargas yacía en una fosa a decenas de kilómetros de su casa. ¿Por qué lo mataron? Esa pregunta no sale de la cabeza de la familia desde 2008, pero ya lograron limpiar su nombre ante una vil historia inventada. Fue un ‘falso positivo’.

(En contexto: ‘Fue un abuso de poder’: Mindefensa ofreció disculpas a familia de ‘falso positivo’).

Álix Fabián fue el tercero de cuatro hijos de una familia bogotana. Creció con ese instinto de protección hacia sus hermanas, con quienes jugaba sin cesar durante la infancia en un barrio humilde de la capital.

“Nos trepábamos a los árboles a coger cerezas. También tomábamos un pitillo y nos lanzábamos pepitas. Hubo otra época en la que hacíamos dardos de papel y, desde la terraza de la casa, se los lanzábamos a quienes pasaban. Con Fabián nos toteábamos de la risa”, relata Diana con la misma picardía que compartían por aquellos años.

Fabián era el único hijo varón de una familia bogotana.

Foto:

Cortesía familia Vargas Hernández.

(Puede ver: ‘No sabemos dónde está mi hijo; para mí eso no es justicia’).

El sueño de él era vernos felices

Entrada la juventud, y como muchos colombianos, no tuvo otra opción que irse a prestar el servicio militar obligatorio. Vistió camuflado y empuñó las armas que tiempo después uniformados del mismo Ejército usarían en su contra.

Al cumplir el servicio, regresó a casa pensando en qué trabajar. Se dedicó a oficios varios con el objetivo de ganar unos pesos y, algún día, poder regalarles una vivienda a sus padres.

“El sueño de él era vernos felices”, afirma Diana.

Ayudó a su papá durante un tiempo en Nuevo Colón, Boyacá, en labores de construcción, hasta que no hubo qué más hacer. Ante la falta de empleo en ese pueblo, viajó a Tunja. Con 25 años, llegó a la ciudad para ser ayudante de los despachos de buses del antiguo Terminal de transportes, puesto que alternó trabajando en un restaurante que quedaba a pocos pasos.

Una visita sin respuestas

‘No era guerrillero’: la titánica lucha de una familia para demostrar ‘falso positivo’

Fabián junto a sus hermanas.

Foto:

Cortesía familia Vargas Hernández.

Por aquel 2008, debido a que las comunicaciones no eran tan avanzadas como ahora, Fabián hablaba en contadas ocasiones con la familia y solo los veía cuando se animaban a visitarlo. Su hermana, Diana, y su papá, Jorge, emprendieron el viaje el 16 de agosto para llevarle algo de comer con la esperanza de saludarlo, abrazarlo y charlar un rato.

“Mi padre empacó carne para asar en hojas de plátano y papas. Fuimos al restaurante donde se la pasaba. Lo preguntamos…, pero un muchacho se nos acercó y nos dijo: ‘A él le ofrecieron un trabajo muy bien pago y aceptó. Él dijo que necesitaba irse para comprarle la casa a sus papás’”, señala Diana en conversación con este diario.

(Especial: Años después, la paz con las Farc aún no se siente en las regiones).

¿Por qué no les avisó? ¿A dónde se fue? ¿Qué estaba haciendo? Y otras tantas incógnitas similares les surgieron de inmediato. Intentaron resolverlas con el hombre que los había alertado de su nuevo rumbo y la respuesta fue certera. “Él se fue con la guerrilla. Ni se les ocurra hablar del tema porque les puede pasar algo a ustedes. Dejen así y esperen que vuelva”, les advirtió.

Con incredulidad y más preguntas que antes, Diana y Jorge le entregaron al hombre la carne y las papas que llevaban para Fabián. Aunque la indicación era quedarse callados, no podían olvidar al joven. Buscaron a uno de sus amigos que también trabajaba en el Terminal, a quien apodaban ‘el santandereano’, pero de él tampoco había rastro.

“Se los llevaron en un bus desde acá del Terminal. Iban varios muchachos”, fue lo último que supieron. Fabián había desaparecido entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de agosto.

Diana, afectada y con temor, les dijo a sus hermanas que debían guardar silencio por seguridad: “Le puede pasar algo a él o a nosotros. Esperemos”. Pero el reloj seguía su curso y no había ninguna señal del joven. Así, denunciaron la desaparición en la Fiscalía.

“Nos preguntaron qué características tenía él, les describimos el tatuaje y nos dijeron que cualquier cosa avisarían. Salimos de allá pensativas…, siempre con la fe puesta en Dios, pero las noticias no fueron esas”, expresa la señora Ilba.

El 11 de noviembre de 2008 fue localizado el cuerpo en el municipio de Onzaga, Santander, a más de 150 kilómetros de Tunja. Una llamada de la Fiscalía y la Defensoría cortó toda ilusión de verlo vivo.

‘Mi hermano no era guerrillero’

Su hermana, Paola, debió reconocerlo en fotos. El cabello corto, los ojos cafés, las cejas pobladas, la contextura delgada y el tatuaje que se había hecho similar al del logo de una marca de zapatos corroboraron su identidad. Lo habían enterrado con una cédula distinta, una pistola y prendas del Eln para tildarlo de guerrillero que, según la historia contada por el Ejército, había caído en combates con sus soldados.

‘No era guerrillero’: la titánica lucha de una familia para demostrar ‘falso positivo’

Fabián desapareció entre el 7 y 8 de agosto de 2008.

Foto:

Cortesía familia Vargas Hernández.

(Además: Expresidente Álvaro Uribe dice que ‘duele y mortifica’ ocultamiento de falsos positivos).

En ese momento, las autoridades le solicitaron a la familia que viajara hasta Onzaga para recuperar el cuerpo. En busca de recursos, Paola se aventuró a hablar con Álvaro Uribe, presidente de la época, quien recibía llamadas de la ciudadanía en sus denominados consejos comunitarios.

El presidente le contestó. Al principio, le dijo que sabía de una baja en combate, pero mencionó otro nombre, Carlos Alonso Téllez.

«Yo le dije que mi hermano no era guerrillero (…) Le respondí que no se llamaba así, sino Álix Fabián Vargas Hernández. Él me dijo que lo único que podía hacer era prestarnos un helicóptero para ir a traerlo. Después de ahí, empezó lo peor”, relata.

La familia recibió intimidaciones y amenazas al difundir el caso. Les daba miedo contestar el teléfono fijo porque ya sabían que detrás habría alguien recriminándolos y advirtiéndoles que podría pasar lo peor si no se quedaban callados.

‘No era guerrillero’: la titánica lucha de una familia para demostrar ‘falso positivo’

Fabián (derecha) fue hallado en Onzaga, Santander.

Foto:

Cortesía familia Vargas Hernández.

(Además: Doce años tras el rastro de un hijo marcado como ‘falso positivo’).

Nos llegó una carta en la que decía que las balas eran muy baratas en este país

“No podíamos salir solas. Llegaban camionetas a la madrugada a nuestra casa, prendían las luces y nos alumbraban todo. Había hombres que nos perseguían. A mi sobrina la raptaron saliendo del colegio, la encontramos en la noche, unos tipos le dijeron que debíamos dejar el caso quieto…”, recuerda Paola.

Todo ello los hizo dudar e incidió muchísimo en el duelo que afrontaban. “Nos llegó una carta en la que decía que las balas eran muy baratas en este país, que los abogados no cumplían y que en ocasiones aparecían muertos. También estaba escrito: ‘Una raya más al tigre no se le ve’”, añade Diana.

A finales de noviembre, lograron trasladar el cuerpo de Fabián a Bogotá para las exequias, con la promesa de seguir adelante con los procesos judiciales para esclarecer qué pasó.

La verdad que un papá no conoció

Con apoyo de la Comisión Colombiana de Juristas, la familia demandó al Estado en 2010 por los daños causados, mientras que la Fiscalía en otro proceso acusó a los implicados en la muerte del joven por los cargos de desaparición forzada, homicidio en persona protegida y otros.

En el expediente ante el Consejo de Estado se señala que, con engaños, integrantes del grupo de Caballería Mecanizado No.1 ‘José Miguel Silva Plazas’, de la I Brigada del Ejército Nacional, detuvieron a Fabián en el Terminal de Tunja y lo trasladaron a Onzaga para asesinarlo y presentarlo como una muerte en combate. Se trató de una ejecución extrajudicial, que se ha denominado como ‘falso positivo’, con la que soldados mataron civiles para mostrar falsos resultados contra grupos guerrilleros.

‘No era guerrillero’: la titánica lucha de una familia para demostrar ‘falso positivo’

Álix Fabían Vargas tenía 25 años cuando fue asesinado.

Foto:

Cortesía familia Vargas Hernández.

Aunque se pueda leer así en las anteriores líneas, el señor Jorge Vargas, papá de Fabián, nunca lo supo. Murió con 63 años en diciembre de 2009 esperando la verdad. Según la familia, por la desaparición de su hijo, entró en un grave deterioro de salud.

“Él lo apodaba ‘Chengo’. El enterarse de que su ‘Chengo’ ya no estaba ni iba a volver hizo que mi padre se sintiera triste, solo, aburrido. Quería saber qué había pasado con Fabián, pero desafortunadamente se fue con ese dolor en su corazón”, lamenta Diana.

¿Por qué aquellas personas que le quitaron la vida a mi hermano no están aquí, dándonos la cara?

El Consejo de Estado declaró culpable a la Nación en 2018 por la ejecución extrajudicial y ordenó reparar a la familia. Entre las medidas, se instó a las autoridades a ofrecer disculpas públicas, como sucedió hasta mediados de 2023 en el Museo Nacional de Bogotá. Fue la primera vez de un acto así.

“Es el reconocimiento del Estado de que la muerte de Álix Fabián Vargas Hernández no ocurrió en una confrontación armada con grupos al margen de la ley, sino que fue abuso de poder de las armas entregadas para la defensa del orden constitucional y de los derechos de los colombianos. Por esta razón, ofrezco las excusas y pido perdón a nombre de la Nación a la familia y amigos y honro la memoria de su padre Jorge, quien murió un año después, en medio de la pena moral”, dijo Iván Velásquez, ministro de Defensa.

Fabián Vargas Hernández

El comandante del Ejército Nacional, general Luis Mauricio Ospina Gutiérrez, y el Ministro de Defensa, Iván Velásquez.

Foto:

Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

A su turno, el general Luis Ospina Gutiérrez, comandante del Ejército Nacional, también ofreció disculpas: “No hay palabras suficientes de consuelo, por lo que se presenta el compromiso irrestricto de esta institución por mantener esfuerzos para evitar que este tipo de escenarios se vuelvan a repetir”.

Diana, la encargada de la vocería en el acto, rechazó que el perdón hubiese sido ofrecido por sujetos ajenos a los hechos: “¿Por qué aquellas personas que le quitaron la vida a mi hermano no están aquí, dándonos la cara?”.

(Puede consultar: ‘Hicimos un pacto: ella buscaba a mi hijo y yo cuidaba la familia’).

¿Quiénes mataron a Álix Fabián Vargas?

Pese a la condena del Consejo de Estado, todavía no hay una sentencia en el proceso penal que se adelanta contra los soldados involucrados en su desaparición y asesinato.

Ana María Rodríguez Valencia, directora de la Comisión Colombiana de Juristas, que representa a la familia, exige celeridad e investigaciones para los superiores de los soldados porque, sostiene, actuaron así por una orden: “La respuesta de la justicia penal aún deja mucho que desear…, estamos lejos de vencer la impunidad en este caso”.

Familia Alix Fabián Vargas

Los familiares de Álix Fabián en el acto de perdón por parte del Estado.

Foto:

Sergio Acero Yate. EL TIEMPO.

En Boyacá, no solo Fabián fue víctima de las ejecuciones extrajudiciales. Según datos del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), entre 1984 y 2011, hubo 54 víctimas en el departamento, de las cuales al menos cuatro fueron raptadas en inmediaciones del antiguo Terminal de Tunja. Sin embargo, no hay una cifra consolidada para la región. Por su parte, la Justicia Especial para la Paz (Jep) contabilizó 6.402 ‘falsos positivos’ en todo Colombia.

Más de 15 años después, la familia del joven se reafirma en que hasta el último día irán en búsqueda de la justicia. En 2022, la Corte Interamericana de Derechos Humanos admitió su caso para determinar las violaciones de derechos a las que fueron sometidos.

Como si quisiera devolver el tiempo para compartir con él un ‘negrito’ y una gaseosa, una de sus comidas favoritas, Diana agradece que el nombre de él quedó limpio: “Se pudo demostrar que no fue un guerrillero. Los responsables están viviendo su vida, como si no hubiera pasado nada, siguen con sus familias y nosotros ya no tenemos a un hermano ni a un papá”.

SEBASTIÁN GARCÍA C.
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2023-09-09 00:08:42
En la sección: EL TIEMPO.COM – Colombia

Publicado en Colombia
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