Confianza del consumidor en Colombia cae en marzo: ciudadanos no ven mejoras en su economía personal, según Ipsos | Crecimiento | Economía

Aunque los más recientes informes del ritmo económico en el país son positivos y muestra que el país se recupera, así sea por inercia, la percepción de los colombianos se mantiene en zona de pesimismo, según el Índice de Confianza del Consumidor de Ipsos, afectados por la situación del empleo, las finanzas personales y el entorno económico.

Según este indicador, con corte a marzo de 2025, el país cayó 2,5 puntos y se ubicó en 46,8 unidades, manteniéndose en la zona de pesimismo, con una cifra que no solo marca un deterioro mensual, sino que también representa una caída de 1,4 puntos frente al mismo mes del año anterior.

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El índice, que mide la percepción ciudadana sobre empleo, finanzas personales y condiciones económicas locales, muestra un debilitamiento sostenido en la confianza de los colombianos y según Johnny Sawyer, vocero regional de Ipsos, la población está cada vez más cautelosa, con una disposición a gastar en descenso y un sentimiento creciente de inseguridad en cuanto a estabilidad laboral e inversión.

“La confianza del consumidor en América Latina está sintiendo el impacto de múltiples factores: desaceleración económica, inflación persistente y tensiones sociales. Este índice es una alerta temprana para gobiernos y empresas”, señaló Sawyer, al referirse a los resultados que afectan no solo a Colombia, sino a buena parte de la región.

En efecto, el deterioro del índice no es exclusivo del país, puesto que el promedio regional en América Latina se ubicó en 47,8 puntos tras una caída de 2,5 unidades, uno de los niveles más bajos registrados en los últimos años; mientras que cuatro de los seis países latinoamericanos evaluados registraron retrocesos significativos.

“Chile fue el más afectado con una pérdida de 4,6 puntos, que lo deja con apenas 40,8 unidades. Argentina cayó 3,9 puntos, aunque aún muestra una leve mejora interanual por una recuperación previa. Perú descendió 2,2 puntos. En contraste, México fue el único país que se mantuvo en zona optimista, con 58,1 puntos, pese a una ligera baja de 1,5 puntos en el mes”, dice el reporte.

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Con base en esto, Ipsos acotó que Colombia se consolida como uno de los países con mayor deterioro en la percepción de bienestar económico reciente y destacan que la caída en marzo refleja una pérdida rápida de confianza, tanto en lo que respecta al entorno macroeconómico como a la economía doméstica de los hogares colombianos.

“A nivel global, el promedio del índice se ubicó en 48,2 puntos, con una leve caída de 0,6 unidades. Sin embargo, los resultados en América Latina son particularmente preocupantes. Brasil, a pesar de haber registrado una mínima mejora mensual de 0,1 puntos, mostró la segunda mayor caída interanual entre los 29 países analizados, con una pérdida de 7,8 puntos frente a marzo de 2024”, dice el reporte.

Pesos colombianos

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Este informe también advierte que la desconfianza de los consumidores puede actuar como un freno para la reactivación económica, dado que cuando los ciudadanos no se sienten seguros en su empleo, ni optimistas sobre sus finanzas personales, tienden a reducir el consumo, aplazar inversiones y mantener una actitud de precaución frente al gasto y genera una dinámica que tiene efectos directos sobre la actividad económica, particularmente en sectores como el comercio, el turismo, la vivienda y los bienes durables.

En el caso de Colombia, la percepción de estancamiento en la economía personal parece haber calado hondo, ya que la pérdida de confianza, en tan solo un mes, puede leerse como una señal clara de que las medidas económicas no están logrando mejorar la sensación de estabilidad entre los hogares y mientras las condiciones estructurales sigan sin cambiar, la posibilidad de revertir esta tendencia se vuelve más difícil.

El estudio de Ipsos, considerado una brújula emocional del comportamiento económico colectivo, ofrece a los tomadores de decisiones públicas y privadas una herramienta crítica para anticipar movimientos en la economía real. En el caso colombiano, el mensaje es directo: el optimismo sigue lejos, y los ciudadanos no sienten que su situación esté mejorando.