¿Había solteros en la época prehispánica? Conoce la vida y tradiciones matrimoniales de los incas

Para los antiguos incas, el matrimonio era más que la firma de un papel, como es hoy en día, ya que reprsentaba una unión sagrada. Las parejas se preparaban para su ceremonia, la cual reflejaba la cosmovisión andina. En esta perspectiva cultural, la dualidad de los Apus (montañas) y la Pachamama (madre tierra) representaba la conexión entre el hombre y la mujer.

De acuerdo con el canal de Youtube ‘La Peruanidad’, los antiguos pobladores del Perú poseían un método singular para garantizar que todos encontraran pareja. Cada dos años, los solteros se congregaban en la plaza principal, con el Inca presidiendo la ceremonia. Los caciques principales eran los primeros en escoger a su pareja, seguidos por los integrantes de los ayllus. La selección se realizaba bajo la atenta mirada del máximo gobernador y se estructuraba por rangos de edad, estableciéndose en grupos de 15 a 20, 20 a 25, y así sucesivamente hasta 35 a 40 años. Si bien muchos emparejamientos ya se habían decidido de antemano, algunos encontraban a su pareja en ese mismo evento.

En el Imperio Inca, prevalecía una práctica denominada “servinacuy”, traducida como “institución prematrimonial”. Esta tradición, consolidada en tiempos ancestrales, consistía en que las parejas convivieran por un período de seis meses. Transcurrido ese tiempo, si la relación era satisfactoria, el novio pedía permiso a los padres de la novia para formalizar la unión. Con el consentimiento de ambas familias, se celebraba el enlace.

Es importante mencionar que, durante el periodo de convivencia previo al matrimonio, si la pareja tenía hijos, estos eran reconocidos y aceptados. Una vez casadas y al alcanzar la mayoría de edad, a las mujeres se les otorgaba un terreno para cultivo. Anualmente, una fracción de la cosecha se destinaba al Estado, evidenciando así la relevancia del matrimonio en la estructura social incaica.

Las novias incas lucían vestidos adornados con dibujos de mariposas, alfileres de oro, fajas y coronas tejidas a mano, además de un velo. Estos vestidos eran parte integral de las ceremonias matrimoniales y se consideraban sagrados. El compromiso con el matrimonio era tan profundo que todos procuraban cuidar de él hasta la muerte.

A diferencia del pueblo común, la nobleza incaica se unía en matrimonio entre parientes con el objetivo de mantener sus privilegios. Las mujeres nobles salían de las Acllahuasi o el Templo de las Vírgenes. Los matrimonios de los incas de alta posición social solían ser alianzas estratégicas entre familias prominentes.

Cuando un Inca y una Coya se unían en matrimonio, debían cumplir con ciertos rituales importantes. Esto incluía un ayuno de 10 días, durante el cual el Inca se retiraba a un templo junto a su esposa y su suegra para purificarse. Además, el Inca entregaba a su esposa 100 mamaconas para su cuidado personal y 50 adicionales al servicio del Sol, destacando la importancia de este enlace en la sociedad incaica.

Aunque los tiempos han evolucionado, en ciertas localidades del Cusco todavía se pueden celebrar bodas al estilo inca. Estas ceremonias incorporan rituales como la limpieza de aura, ofrendas a la Pachamama, lectura de hojas de coca y, en algunas ocasiones, la toma de ayahuasca. Todo ello se desarrolla al ritmo de instrumentos tradicionales como flautas, quenas y zampoñas.

La celebración es dirigida por un sacerdote local que lleva a cabo distintos rituales, como la siembra de una planta y culminando con la entrega de anillos. Todo esto se despliega bajo el sonido envolvente de la música andina. Al igual que en otros matrimonios, los padrinos, en este contexto de tradición andina, juegan un papel esencial, ofreciendo respaldo y orientación a los nuevos esposos en este viaje espiritual.

Este tipo de bodas son características de Huancayo, sin embargo, están ligadas a la tradición andina ya que simulan la antigua práctica inca conocida como ‘Ayni’. Aquí, se busca mantener con vida una costumbre de los Incas, conocida como reciprocidad.

No obstante, llama la atención la cantidad de regalos que reciben los novios. Los invitados suelen pasar desfilando para dejar sus obsequios, casi como una competencia. Los presentes varían desde fuertes cantidades de dinero hasta carros de ultimo modelo, todo un lujo.