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Oswaldo Reynoso, el escritor que rechazó a las editoriales trasnacionales, la poca trascendencia que le dio al Premio Nobel de Literatura y el rol de su sobrina en la difusión de su obra

Oswaldo Reynoso, el escritor que rechazó a las editoriales trasnacionales, la poca trascendencia que le dio al Premio Nobel de Literatura y el rol de su sobrina en la difusión de su obra

La obra de Oswaldo Reynoso trasciende el tiempo, desafiando las críticas que alguna vez enfrentó. (Composición: Infobae/Rafael Montoro)

“Yo no quiero que solamente lo recuerden como escritor, sino como maestro”, con profunda convicción, así lo expresó Rosa María Vásquez, sobrina de Oswaldo Reynoso. La imagen y el legado de este literato, quien plasmó con maestría las profundidades de la adolescencia, siguen resonando no solo en quienes devoraron hace décadas “Los inocentes” y “En octubre no hay milagros”, sino también en las almas de las nuevas generaciones. A pesar de la etiqueta de “corruptor de menores” que la prensa de los años 60 le adjudicó, sus obras se abrazaban con más pasión, y desde 1990, se convirtieron en compañeras inseparables en el itinerario lector de las aulas escolares.

Los personajes de Reynoso están presentes en las calles de Lima, mientras que sus libros son leídos por personas de diferentes estratos sociales sin que se vean perturbadas por la jerga presente en las páginas de las obras. El literato, que empleó un lenguaje sin tapujos y representó crudamente la realidad en cada uno de sus libros, es cada vez más leído por jóvenes que se acercan a su obra a través de recomendaciones familiares, amistades o, en el mejor de los casos, por propia iniciativa.

Las narraciones del literato no habrían alcanzado los corazones de miles de almas en distintos rincones del mundo si Rosa María Vásquez hubiera optado por dar vida a los cuentos y novelas de su tío en el seno acogedor de una editorial modesta. En diálogo con Infobae Perú, la sobrina de Oswaldo Reynoso compartió el secreto confiado por su tío antes de su partida, una misión conmovedora que ella ha abrazado con pasión.

“Rosita, cuando ya no esté aquí, te encargo que mis obras siempre se lean”, le dijo Reynoso a su sobrina, quien sabía que su tío estaba en contra de las grandes editoriales.

Es preciso indicar que el escritor prefería publicar en editoriales pequeñas e independientes, lo cual le garantizaba que sus libros tuvieran un precio más bajo y, en consecuencia, estuvieran al alcance de todos. Esto ofreció un beneficio a los sectores populares, quienes adquirían sus libros por tan solo 10 o 15 soles. Sin embargo, esta situación también tuvo un efecto negativo en la difusión de sus obras, ya que se volvían difíciles de conseguir debido a su limitado tiraje y promoción.

Reynoso no solo incorporó en la literatura peruana contemporánea el lenguaje de los jóvenes de las grandes urbes. (Universidad La Cantuta)
Reynoso no solo incorporó en la literatura peruana contemporánea el lenguaje de los jóvenes de las grandes urbes. (Universidad La Cantuta)

Tras la partida de Oswaldo Reynoso en 2016, Rosa María se encontró ante un dilema desgarrador: ¿difundir la obra de su tío en editoriales pequeñas e independientes que resonarían con la esencia íntima del escritor o entregarse a las vastas corrientes de una editorial trasnacional, como el propio Oswaldo solía denominarla? Luego de reflexionarlo en múltiples ocasiones, ella optó por una editorial de renombre, pues le aseguraba que todas las obras serían publicadas y, de esta manera, su legado perduraría en el tiempo.

“¿Qué es lo más importante, que la obra de mi tío se siga leyendo o arriesgarme con una editorial pequeña? Por eso, yo dije que la prioridad es que las obras de Reynoso se sigan leyendo. Penguin Random House se comprometió conmigo, y lo está haciendo, a publicar absolutamente todas las obras. Fue eso lo que finalmente me decidió, porque las editoriales chiquitas no tenían la opción de publicar todos los cuentos y novelas, tampoco tenían mucha capacidad de distribuirlas de manera permanente en varios países. Entonces, al final, lo importante para mí era preservar la obra de mi tío”, sostuvo.

Las narraciones del literato no habrían alcanzado los corazones de miles de personas de distintas partes del mundo si Rosa María Vásquez hubiera preferido una editorial modesta para publicar las obras de su tío. (Difusión)
Las narraciones del literato no habrían alcanzado los corazones de miles de personas de distintas partes del mundo si Rosa María Vásquez hubiera preferido una editorial modesta para publicar las obras de su tío. (Difusión)

Así, “Los inocentes” (1961), libro de cuentos que retrata a un grupo o “collera” de adolescentes al borde del mundo lumpen; “En octubre no hay milagros” (1965), novela en que se observa un claro propósito de crítica social dirigida a las capas superiores de la burguesía y una ácida y desmitificadora visión de la tradicional manifestación religiosa limeña; entre otras, fueron publicadas bajo el sello editorial de Alfaguara.

Sobre el rechazo que tuvo el autor peruano a las editoriales extranjeras, el escritor Orlando Mazeyra Guillén contó un pasaje de la vida del literato poco conocido.

“Oswaldo Reynoso, mientras yo corría en un parque de Arequipa, me llamó desde Lima por teléfono para contarme que acababa de terminar un nuevo libro ―el título tentativo era Capricho en azul―, pero que un editor capitalino lo estaba meciendo. No le llamaba la atención. Es más, de alguna forma le causaba satisfacción, pues él siempre había ido contracorriente (de los intereses de las grandes editoriales peruanas)”, indicó.

Reynoso fue muy criticado por las jergas que utilizaba en sus historias. Esto le ocasionó problemas. Por ejemplo, los intelectuales de la época pidieron que se le retire su título de profesor por escribir “cosas impropias”. Es preciso mencionar que la crítica literaria no estuvo de acuerdo con su estilo literario implantado en “Los inocentes”; sin embargo, siguió firme con el uso de la jerga. Por ejemplo, en su próxima publicación, “En octubre no hay milagros”, siguió utilizando un lenguaje desinhibido y replanesco.

Obras de Oswaldo Reynoso publicadas bajo el sello editorial de Alfaguara. (Difusión)
Obras de Oswaldo Reynoso publicadas bajo el sello editorial de Alfaguara. (Difusión)

El lenguaje rebelde que utilizó recibió el respaldo de José María Arguedas, quien le dedicó líneas en un diario local. “Un mundo nuevo requiere de un estilo nuevo”, escribió el autor de “Los ríos profundos”. Agregó que en sus historias convergen “la jerga popular y la alta poesía, reforzándose, iluminándose”.

Reynoso no solo incorporó en la literatura peruana contemporánea el lenguaje de los jóvenes de las grandes urbes. En sus libros se pueden conocer los problemas sociales que todavía persisten en nuestra sociedad. En la década de los años 50, miles de personas que vivían en las regiones del Perú viajaron a Lima en busca de mejores oportunidades. Cuando llegaron a la capital, se toparon con una cruda realidad: explotación, discriminación, injusticias, delincuencia, entre otros males de la sociedad. En ese contexto, el escritor contó las contradicciones sociales de aquel entonces no solo en sus cuentos y novelas, sino también en periódicos.

Los personajes de Reynoso están presentes en las calles de Lima, mientras que sus libros son leídos por personas de diferentes estratos sociales. (Difusión)
Los personajes de Reynoso están presentes en las calles de Lima, mientras que sus libros son leídos por personas de diferentes estratos sociales. (Difusión)

“Hermanito del charango, así es la Capital. Pero vuelve a tu charango, a tu huaynito, a tu Ande. Tal vez, algún día, esta gente capitalina descubra la ternura maravillosamente serrana de tu charango, de tu huayno y, al anochecer, tu sombrero sea fecundo de monedas”, redactó el arequipeño en un artículo de Expreso en los años 50.

El representante de la Generación del 50 también plasmó en sus cuentos la inocencia y las frustraciones de los adolescentes. Los personajes de estas obras literarias cobran vida cada vez que un estudiante de colegio pregunta por ellos.

En ese sentido, Reynoso compartió una anécdota emotiva: una colegiala le regaló un chocolate para que se lo entregara a Colorete, un personaje de uno de sus cuentos homónimo. Experiencias como esta son invaluables, y el escritor las recuerda con emoción en cada entrevista que concedió a los medios de comunicación.

Si bien Reynoso no ha ganado el Premio Nobel de Literatura, tiene el cariño de personas de distintas edades, quienes lo leen con fervor. (Composición: Infobae/Andina)
Si bien Reynoso no ha ganado el Premio Nobel de Literatura, tiene el cariño de personas de distintas edades, quienes lo leen con fervor. (Composición: Infobae/Andina)

Ahora bien, como se dijo en líneas anteriores, sus cuentos de fueron criticados por el lenguaje que utilizó. Esto no le afectó al escritor, pues continuó firme en su carrera literaria y recibió alabanzas de lectores. Al respecto, Jorge Eslava escribió: “En un capítulo de Don Quijote, el cura y el barbero arrojan numerosos libros de la biblioteca de protagonista a una inmensa pira que arde en el corral. ‘Por endemoniados’, mascullan. En nuestra Lima, no hace más de unas décadas, La ciudad y los perros de Mario Vargas llosa y el libro de relatos Los inocentes de Oswaldo Reynoso fueron condenados igualmente al fuego del decoro por la intolerancia oficial, ese sentimiento servil de la ignorancia. Ambas obras no solo salvaron del agravio, sino que ha sido tan creciente la admiración de sus lectores que ha terminado por concederles la categoría de clásicos”.

Infobae Perú también conversó con Marco Martos sobre la marca imborrable de Oswaldo Reynoso en la literatura. “El legado que dejó Oswaldo Reynoso es atreverse a hacer una literatura distinta. En sus primeros cuentos recoge el lenguaje del barrio, el lenguaje de los muchachos de la esquina, la jerga. Algunas de las palabras que aparecieron en sus obras no eran conocidas por todos y se necesitaba una nota al pie de página, que es lo que ocurre en las recientes ediciones de Oswaldo”, indicó.

Si bien no ha ganado el Premio Nobel de Literatura, tiene el cariño de personas de distintas edades, quienes lo leen con fervor e imaginan a los personajes; sin embargo, sus lectores pueden verlos en las calles de Lima o los suburbios de la ciudad.

A propósito del Premio Nobel de Literatura que no obtuvo, el escritor Rodolfo Ybarra escribió lo siguiente: “Una vez, poco antes de que le concedieran el Premio Nobel a Mario Vargas Llosa, me vi con Reynoso por la avenida Gregorio Escobedo, y, como la noticia era caliente, le pregunté qué pensaba del Nobel. Y Reynoso me respondió moviendo las manos: ‘Y a mí qué mierda me importa el Premio Nobel’. Así que para barajar el entuerto y suavizar la canícula del verano, nos fuimos a tomar unas cervezas en el centro de Lima. Yo pagué”.

Desde 1990, las obras de Oswaldo Reynoso se convirtieron en compañeras inseparables en el itinerario lector de las aulas escolares. (Difusión)
Desde 1990, las obras de Oswaldo Reynoso se convirtieron en compañeras inseparables en el itinerario lector de las aulas escolares. (Difusión)

Finalmente, Marco Martos dijo que la aceptación a las obras de Reynoso es una evidencia de que la sociedad peruana ha avanzado.

“Un tiempo más tarde, digamos pasados los años 90, sus novelas y cuentos ya se leían en la escuela. Sin duda, es un avance de la sociedad peruana en su conjunto que en el fondo no quiere vetos a los intelectuales”, apuntó.

La obra de Oswaldo Reynoso trasciende el tiempo, desafiando las críticas que alguna vez enfrentó. No existe homenaje más sincero que la aprobación de sus lectores, quienes son tocados en lo más profundo de su ser por las historias del autor. El gesto de una escolar, al regalar un chocolate a Colorete, es un testimonio palpable del impacto duradero de las narrativas del literato. A decir verdad, la literatura nos humaniza y el autor de “Los inocentes” y “En octubre no hay milagros” ha logrado que esto suceda.

Los lectores que en algún momento de sus vidas han leído el libro de cuentos “Los inocentes” se han encontrado con los versos conmovedores del poeta francés Jean Genet, los cuales forman parte del epígrafe de esta obra literaria.

“Yo tenía dieciséis años… / en el corazón, pero no tenía / ni un solo lugar donde colocar / el sentimiento de mi inocencia”, reza el epígrafe, el cual anuncia con profunda emotividad algunos rasgos del universo de Oswaldo Reynoso.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.infobae.com

Publicado el: 2023-09-23 15:53:40
En la sección: Infobae.com

Publicado en Internacionales