Cuando estaba en los primeros días de mi carrera, llevaba una libreta Moleskine y anotaba ideas: todo tipo de ideas, desde productos para vender hasta historias para escribir. Devoraba retazos de diálogos que escuchaba durante mi trayecto y los guardaba para más tarde. Registraba citas de libros que leía, películas que quería ver y creaba itinerarios titulados «Mi día ideal». ¿Para qué? No importaba. Estaba rebosante de pensamientos y quería, tenía que capturarlos. Era un pacto que había hecho conmigo mismo: respetar cada chispa de inspiración.¿Te resulta familiar? Todos experimentamos períodos de intensa creatividad o generación de ideas. A veces, son impulsados por una fecha límite, una fecha de finalización o un evento que genera ansiedad. Digamos que hay rumores de que tu empresa va a ser vendida. De repente, tu trabajo no se siente seguro. Frustrante y aterrador, sí. Pero también estimulante. Te inspiras para contactar con conexiones, replantear tu experiencia y actualizar tu currículum. Las oportunidades llegan. Aparecen caminos. Las cosas comienzan a suceder. Tal vez la empresa no se venda y tu trabajo siga siendo cómodo, pero te sientes rejuvenecido después de ver tus opciones.He empezado a darle un nombre: percolación. Percolar significa darte tiempo y espacio para pensar sin hacer un seguimiento de tu rendimiento. Es reflexión, exploración, generación. Es recordar que hay un mundo de oportunidades fuera de los estrechos límites de lo que ya conoces. Cuanto más avanzamos en nuestras carreras, más nos alejamos de la percolación y nos acercamos a la productividad. Avanzamos y nos agotamos para maximizar beneficios, horas y energía. Podemos convertirnos en expertos en trabajar en una lista de tareas pendientes, pero la prisa también puede volverse increíblemente aburrida.Mientras que la productividad se trata del rendimiento, la percolación se trata del juego. Si estás buscando que tus ideas creativas o profesionales vuelvan a fluir, aquí tienes algunos métodos para volver a adoptar una mentalidad de exploración. Introdúcela como calentamientoEn 1951, John Steinbeck estaba trabajando en su última novela. Cada día, se ponía el objetivo de escribir 1.000 palabras en la página. Pero antes de comenzar, seguía un ritual poco convencional: escribía una carta a su editor.Un buen día comenzaría así: «Hoy estoy temprano en el trabajo y quiero impulsar el trabajo a dos páginas hoy. Ya es hora de eso. Sé que esto va muy despacio pero quiero que sea así. No quiero apresurarme. Disfruto este trabajo y realmente quiero que sea lo mejor que haya hecho». Pero una etapa difícil podría ser así: «Hoy lo estoy pasando fatal. Estoy cansado, muy cansado. Ha surgido como una pared».Steinbeck le contaba a su editor cómo iba el libro. Escribía sobre sus hijos y se quejaba de quedarse sin lápices. Palabras tontas, aparentemente mundanas. Y sin embargo, después de terminar la carta, Steinbeck se volvía hacia su novela y cumplía su objetivo de palabras. (El libro resultó bastante decente. Era «Al este del Edén»).Este es un acto de percolación. Un chorro fresco, generativo y fluido de cualquier cosa que se te ocurra. Otra forma popular de calentamiento para hacerlo son las «páginas matutinas», popularizadas por Julia Cameron en su libro «El camino del artista». Escribe tres páginas al día por la mañana, dice, plasmando tus pensamientos, miedos y fragmentos de sueños, y el trabajo vendrá más fácilmente. Para muchas personas, así es. Las páginas matutinas son como descorchar la botella etiquetada como «Trabajo Importante». Te permiten empezar a verterlo.Prepara durante todo el díaLa coreógrafa Twyla Tharp percolaba sus ideas mediante lo que ella llama «rascarse». «Estoy escarbando en todo para encontrar algo», escribe en «El hábito creativo». Señala que solo busca pequeñas ideas, que a menudo se pueden encontrar en la lectura, conversaciones, la naturaleza, el trabajo manual de otras personas o en las lecciones de mentores e ídolos. «Cuando estás buscando una idea, no necesitas pensar en el futuro. Tienes que confiar en el impulso inconsciente y dejar que avance sin editar y sin obstáculos», escribe. También es una zona libre de juicio. «Permítele ser terrible, incómodo y equivocado», declara.Compara esto con cuando tú y tu equipo o colaboradores tienen vuestras mejores conversaciones. Supongo que probablemente no sea en una reunión titulada «Tormenta de ideas» o «Ideas semanales». Aguantar la respiración toda la semana y luego dejarla salir durante 90 minutos no es precisamente la forma de crear un trabajo duradero, interesante y revolucionario. ¿Por qué intentar juntar todos tus pensamientos en una tarde lenta? En su lugar, piensa en la percolación literal. Trata tu pensamiento como la cafetera más grande del mundo, en perpetuo proceso de mezcla. Hazte preguntas abiertas con más frecuencia: ¿En qué estoy pensando [sobre nuestro plan de marketing, mis oportunidades en el podcast, los objetivos del cuarto trimestre]?¿Cuáles son las ideas más descabelladas que puedo imaginar para [nuestra nueva campaña publicitaria, el editor al que ignoré, una nueva fuente de ingresos secundaria]? ¿Cuál es la cosa más intrigante que aprendí esta semana?¿Quién podría saber sobre [editar una propuesta de libro, postularme para un cargo político, comenzar una organización sin fines de lucro]? Reflexiona sobre ellos o apúntalos. Y sigue adelante. Comienza a convertirte en un percolador de ideas y no te temerás las reuniones de tormenta de ideas ni los correos electrónicos de «¿se te ocurre algo?». Simplemente podrás recurrir a la lista que ya creaste y separar el oro de lo genérico. Desecha el relojEncontrar una meta esencial si queremos compartir nuestro trabajo. Pero la mayoría de los proyectos, especialmente los realmente originales, son como manchas sin fronteras. Cuando estás recopilando ideas, es esencial no comparar tu línea de tiempo con la de otra persona. El compositor y letrista Jerry Herman habló sobre el largo proceso de escribir musicales: «Todos te preguntan: ‘¿Cuánto tiempo te lleva escribir una canción?’ El tiempo real de escritura en el piano, o caminando por las calles de Nueva York, puede ser media hora, un día o una semana, pero el tiempo de gestación real, el tiempo en que ha estado percolando en mi cerebro, puede ser un año y medio», dice en «Notas sobre Broadway: Conversaciones íntimas con los mayores compositores de Broadway». «Así que la respuesta es difícil de precisar. Escribí la canción ‘Mame’ en veinte minutos, o escribí ‘Mame’ en un año y veinte minutos». Ya sea en tu etapa de incubación o en tu gran momento, recuerda que algo valioso tomará el tiempo que tenga que tomar. Acepta la conversación sin focoS-…
Fuente de TenemosNoticias.com: qz.com
Publicado el: 2023-08-10 06:25:00
En la sección: Quartz