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«El dinero de la UE solo sirve para tener a los inmigrantes dando vueltas por ahí»

«El dinero de la UE solo sirve para tener a los inmigrantes dando vueltas por ahí»

Su historia podría tener una percha casi cualquier día, pero la reciente tragedia del pesquero que naufragó en aguas griegas sepultando en el Mediterráneo a 600 inmigrantes le otorga una absoluta actualidad. Si hubiese tenido un mínimo conocimiento de todo lo que tendría que vivir en el trayecto, Ousman Umar nunca hubiese dejado Ghana, su país natal. Le habían vendido la idea de que el Paraíso quedaba en Europa. Pero nadie le advirtió que, para alcanzarlo, había que atravesar un infierno.

Llegó en patera a Fuerteventura cuando tenía 17 años. Se dice fácil, pero fue un trayecto largo de intensa angustia en el que varias veces pensó que moriría, como lo hicieron montones de personas que viajaron con él. Muertos de sed en el desierto o ahogados en el mar. No sabía que había llegado a España, solo que por fin se encontraba en la otra orilla, en el edén.

Como desembarcó siendo menor de edad, tuvo derecho a quedarse en el país. Todavía no sabía hablar castellano. Le preguntaron en qué lugar de España quería vivir. Y si terminó instalado en Barcelona es porque alguna vez vio en algún televisor un partido de la Champions en el que jugaba el Barça. Eso era lo único que conocía de la nación. Y a ese destino lo enviaron.

Adopción

Allí no conocía a nadie. Estuvo durante meses durmiendo en la calle, incapaz de conseguir empleo, su verdadero objetivo. Un día se acercó a una mujer para pedirle la dirección de una dependencia de la Cruz Roja. Ella no le entendía, no hablaban el mismo idioma. La mujer llamó a su marido y le sirvió como traductor. La pareja quiso ayudar a Umar, y tras muchas discusiones, optaron por adoptarlo antes de que cumpliera la mayoría de edad. Sin esa ayuda, con bastante probabilidad, su realidad sería otra.


Niños ghaneses estudiando con los recursos de Nasco Feeding Minds


N. F. M.

Una vez dentro del sistema, tuvo la oportunidad de conseguir trabajo arreglando bicicletas y costearse los estudios. Había comprendido que la educación era una herramienta vital para progresar. Por esa razón fundó la oenegé Nasco Feeding Minds, que educa a jóvenes en Ghana.

«Los inmigrantes venimos por tres cosas: falta de formación, información y oportunidades laborales. La oenegé que he creado lo que hace es precisamente formar, informar y generar puestos de trabajo. Yo asumí esa responsabilidad», comenta Umar al ABC desde Barcelona. Hace lo que está a su alcance para evitar que otros repitan la misma peligrosa y miserable travesía que él transitó, una odisea que narra en su libro ‘Desde el país de los blancos’ (Plaza Janés).

Imagen principal - Aulas informáticas de escuelas rurales ghanesas dotadas por la oenegé de Ousman Umar
Imagen secundaria 1 - Aulas informáticas de escuelas rurales ghanesas dotadas por la oenegé de Ousman Umar
Imagen secundaria 2 - Aulas informáticas de escuelas rurales ghanesas dotadas por la oenegé de Ousman Umar
Aulas informáticas de escuelas rurales ghanesas dotadas por la oenegé de Ousman Umar
N.F.M.

Ha conseguido que empresas, que suelen renovar sus equipos tecnológicos aproximadamente cada cinco años, le donen esos ordenadores «obsoletos», y con ellos ha dotado aulas informáticas en escuelas rurales de Ghana.

«Después de una década, hay más de cincuenta escuelas ghanesas que pueden beneficiarse de las 17 aulas informáticas que tenemos» asegura Umar. «De allí han salido chicos capaces de programar». Además, su ONG, que no recibe subvenciones de ningún Estado, ha desarrollado un proyecto para que esos programadores puedan quedarse en sus pueblos y trabajar para empresas extranjeras —españolas entre ellas— sin necesidad de subir a pateras, saltar vallas o emigrar. Ofreciendo su conocimiento a cambio de ingresos económicos con los que puedan desarrollar su comunidad. «Porque son ellos quienes la van a cambiar, ni tú ni yo. Este modelo demuestra que la solución para resolver la crisis migratoria no está en el mar, ni aquí en España, está en el país de origen».


Los restos de un naufragio en Steccato di Cutro cerca de Crotone, Italia


Reuters

El negocio de la migración

Umar se muestra escéptico cuando oye hablar de noticias como la de la destrucción de barcos de las mafias que trafican con personas en Libia. Cree que ese tipo de medidas que pretenden evitar la salida de inmigrantes ilegales son más propagandísticas que efectivas. Tampoco considera que los millones de euros que la Unión Europea entregará a Túnez para la gestión de fronteras y lucha contra el tráfico de seres humanos sea verdaderamente útil.

«Cuando estuve en Argelia, me arrestó la policía y me cambiaron el nombre diez veces», asegura Umar. «Cada vez que me cambiaban el nombre, me llevaban a una cárcel distinta y le decían a la prensa que se trataba un nuevo inmigrante. A los días entendí que lo hacían porque cobran en función de las personas que han arrestado. Europa pagó diez veces por la detención de una persona. Además, cuando me abandonaron en la frontera maliense, tuve que pagar 150 dólares a otros que ya no iban vestidos de policía para que me devolvieran al mismo sitio. En ese sentido, entiendo que la Unión Europea no tiene más remedio que enviar 100 millones de euros a Túnez, pero lo que mi vivencia me ha demostrado es que ese dinero solo sirve para que nos mantengan dando vueltas por ahí. Cuando se hayan acabado esos millones, dejarán salir a la gente para llamar la atención y solicitar más fondos. Somos monedas de intercambio».

Fuente de TenemosNoticias.com: www.abc.es

Publicado el: 2023-07-01 22:12:14
En la sección: Internacional

Publicado en Multimedia