Las impactantes historias que demuestran que agresiones sexuales a migrantes que cruzan el Darién están a niveles comparables con zonas de guerra

Una niña de 8 años de edad, de nacionalidad venezolana, experimentó una pesadilla durante una noche inquieta, lamentándose en sueños sobre hombres que intentaban hacerle daño, según relató su madre.

Días antes, la familia se aventuró en la densa selva del Darién, ubicada entre Colombia y Panamá, una travesía que en los últimos años se ha convertido en una de las rutas migratorias más transitadas del mundo. Después de sortear montañas y cruzar ríos en su intento de llegar a Estados Unidos, su grupo fue emboscado por varios hombres enmascarados, armados con rifles y lanzando amenazas.

“¡Se desnudan las mujeres!”, gritaron los hombres según narró la madre, antes de describir cómo los asaltantes inspeccionaron las partes íntimas de cada una en busca de dinero. Los hijos, hermanos y esposos fueron obligados a observar. Luego, los hombres se dirigieron hacia la niña, ordenándole que se desnudara para también ser revisada.

Los ataques, robos y violaciones han sido durante mucho tiempo un peligro latente en los viajes de los migrantes en todo el mundo. Sin embargo, los grupos de ayuda que operan en el Darién informan de un aumento extraordinario en la violencia durante los últimos seis meses, con patrones y frecuencias de ataques que raramente se ven fuera de las zonas de conflicto.

Casi todos los ataques ocurren en el lado panameño de la selva.

Organizaciones humanitarias con experiencia en conflictos, como Médicos Sin Fronteras y UNICEF, afirman que los ataques son organizados y excepcionalmente crueles. Los perpetradores golpean a las víctimas y les arrebatan su comida, incluso la fórmula para bebés, dejándolas maltratadas y hambrientas en la selva.

Además, los asaltos frecuentemente involucran a múltiples mujeres siendo agredidas en un solo incidente. En enero y febrero, Médicos Sin Fronteras registró 328 denuncias de violencia sexual, frente a las 676 de todo el año 2023. Durante una semana de febrero de este año, se reportaron 113 casos.

«El nivel de brutalidad es extremo», afirmó Luis Eguiluz, director de la organización en Colombia y Panamá.

Distintas organizaciones, incluida Human Rights Watch, culpan a la policía fronteriza de Panamá, encargada de la seguridad en la selva, por no proteger a los migrantes y permitir que los criminales actúen impunemente.

Dos reporteros del New York Times documentaron parte de esta violencia en marzo, tras hablar con más de 70 personas que afirmaron haber sido asaltadas por grupos armados en la selva. De los entrevistados, 14 eran mujeres que reportaron haber sufrido violencia sexual.

Una mujer venezolana de 29 años narró cómo fue agredida después de caminar durante horas con su pareja y sus cuatro hijos. Mientras que a su familia le permitieron continuar, a ella la obligaron a quedarse atrás y desnudarse, mientras era agredida por varios hombres enmascarados.

La madre de la niña de 8 años dijo que durante el ataque, los agresores se llevaron los últimos ahorros de la familia, 280 dólares.

Finalmente, la familia logró llegar al sur de México, pero su odisea no terminó ahí: fueron secuestrados y retenidos durante dos días. Luego de ser liberados, la familia vendió caramelos en la calle para financiar su viaje hacia el norte.

Redacción Maduradas con información de The New York Times

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