Bucear en las profundidades tiene sus detalles

La realidad humana y cósmica están íntimamente relacionadas, ambas están fundamentadas en el lenguaje. La más alta expresión del universo, aquello que está a la cúspide de absolutamente todo es la vida, y ella se fundamente exclusivamente en una palabra, la más larga que nunca hayamos conocido, tiene 3.000 millones de caracteres… el ADN.

De toda la vida, los seres animados están al tope de la jerarquía y de todos los seres vivos, los mamíferos están en la cumbre de dicha jerarquía… y de ellos, el ser humano es la corona de todo el Universo, ejemplariza potencialmente hacia donde se orienta todo el cosmos: la Consciencia. Por ello, en el ser humano la palabra, la comunicación, las ideas, las historias son fundamentales tanto para ascender como descender en la escalera de la “evolución” de la consciencia.

Entendemos el mundo a través de las historias que nos hacemos en la cabeza. Es más, funcionalmente vemos el mundo, porque cuando (por ejemplo) vemos una silla, no vemos el objeto, sino su funcionalidad (el valor o historia que nos contamos que le da valor), luego vemos el objeto. En otras palabras, generamos en nuestra cabeza una historia para ver y comprender el mundo.

Sobre que “el Ser Humano es la corona del Universo”, puedes ser todo lo cínico, o “realista” que quieras, esgrimir montones de razones para descalificar dicha declaración, pero estamos al tope de una jerarquía cósmica y tenemos un “libre albedrío” que apunta hacia arriba o hacia abajo, y eso querido amigo es más potente que una estrella. Cierto que vivimos menos de un (01) segundo de la vida de una estrella de 4500 millones de años, eso es menos que lo que dura una estrella fugaz en la noche, por ello la importancia de vivir una vida vital y plena. Por eso tenemos que construir una historia personal que me ayude a sortear todas las dificultades que la vida envíe delante de mí.

Los puntos de mi historia personal

Comencé a escribir artículos semanales hace más de un año, fue la respuesta a la frustración de enfrentarme a emprender el periplo de un libro… y decidí más bien comenzar a explorar cómo entendía mi historia personal en el contexto de los obstáculos y aquello que me impela profundizar para conocer; además, quizás podía encender la mecha en otros por el interés en γνωθι σεαυτόν (ES.: Conócete a ti Mismo) inscrito en el Oráculo de Delfos. Nos conocemos cuando permitimos que las historias que nos decimos a nosotros mismos salgan a la superficie… porque en las profundidades hay un fogón y está recubierto por un tupido velo. No tenemos acceso directo a ese fuego, pero sí nos quema y nos recuerda lo frágil que somos. El temor vital que tenemos no es a la muerte, es a que ese fuego nos queme y que nuestra vida se transforme en un infierno. Por ello nos distraemos con juguetes, evadimos responsabilidad, protagonizamos historias que nos evitan acercarnos a ese Fuego; creyendo que podemos evitar ese fogón. La mejor intuición que tengo de esa llama es que es la fuente misma de la consciencia que me engendró. La verdad: no hay manera de evitar enfrentarnos a ese Fuego, lo haremos desnudos más temprano o más tarde, pero antes de que tu luz se apague, todos terminaremos desnudándonos frente a ese “espejo”… porque no hay manera de evitar la confrontación de la historia que potencialmente pudimos ser con la que fuimos… por decisión u omisión. Mejor desnudarnos antes del final, mejor huir hacia adelante y descubrir la historia que me estoy contando que soy, porque quizás sea una tragedia, o una historia de víctima y no quieres saberlo cuando ya no tengas la energía vital para enfrentarlo.

Puedes cambiar ese “relato”, pero antes tienes que conocerlo

Cada evento en tu pasado, cada dolor, cada alegría, cada memoria relevante y herida… son puntos en una línea. Al igual que las líneas son una sucesión de puntos y las letras las escribes con líneas, conocer tu historia requiere que conozcas los puntos de inflexión que han hecho esas líneas y marcan la trama de tu historia.

Hay muchas maneras de conocerse a uno mismo. Terapia es una, para otros es a través del arte, para otros puede ser la música… pero, y es un Gran “Pero”, para obtener un resultado trascendente tiene que haber la intencionalidad de querer conocerte a través del medio que escojas. Yo comencé por terapia, lo que me afianzó en la búsqueda, fue mi determinación a no ser regido por lo que me limitaba; pero lo que me permitió profundizar, fue la lectura de la Biblia y escribir. Por medio de las historias que fueron develándose en ambos, fui a pulmón bajando a ese submundo; con cada salida a tomar aire, fui ampliando mi capacidad de bajar más profundo… pero también de hacerme más vulnerable… y no topos pueden soportar esa parte.

Tu historia personal encubre, o mejor, contine la trama de la historia que tú te cuentas y te hace quién tú eres. Para mí fue un proceso lento, de solera. No hay atajos para la grandeza… y no digo que yo haya llegado a ningún lugar, sólo que, por dicho hecho, atraigo a mi consciencia ideas grandes; porque he ido creciendo a través de los dolores y golpes que he recibido y mi capacidad de procesarlos a través de la escritura me han ensanchado el Ancho de Banda de la Vida.

Una Invitación Formal

Durante esta semana, genera un espacio de tiempo en un ambiente tranquilo y siéntate con una hoja y un lápiz, busca en tu pasado un Punto que crees haya marcado tu vida y escríbelo, descríbelo, refiere cómo te sentías cuando te pasó… ¿Qué significó para ti? y ¿Por qué fue o es importante?

Un paréntesis, si no tienes tiempo en la semana de sentarte por una hora o dos para dedicarte ese tiempo, quizás tengas que reconocer que tu escala de valor en “en verdad vivir a plenitud” no es lo suficientemente relevante para ayudarte a atravesar los dolores de la vida y anclarte en la seguridad de quién eres en verdad o, quizás que te vale mucho la pena hacer ese tiempo si quieres crecer en tu vida.

Tú eres algo inmensamente valioso, puedes llegar a ser representación de la Corona del Universo, conéctate con quién en realidad eres… regálate ese tiempo y descubre tu linaje.