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El lanzamiento de la torre de emergencia

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Los estadounidenses iniciaron el programa tripulado Mercury un tanto a regañadientes. El Presidente Eisenhower estaba únicamente interesado en el uso militar del espacio, y desarrollar sondas en dirección a la Luna o lanzar astronautas a la órbita no estaba en sus planes inmediatos. De hecho, el programa espacial civil americano, personificado en la figura del sistema Vanguard, había surgido básicamente como una forma de lograr que la Unión Soviética aceptara la posibilidad de la existencia de ingenios sobrevolando su espacio aéreo sin que pudiera hacer nada por evitarlo.

 

Los EE.UU. anunciaron su participación en el Año Geofísico Internacional declarando como objetivo prioritario lanzar un satélite científico al espacio, reto que fue aceptado por la URSS y que culminó con el vuelo del Sputnik y la victoria de este país en la recién iniciada carrera espacial. Si bien las autoridades estadounidenses lamentaron la pérdida de la histórica primicia, celebraron la consecución de su objetivo inicial: la URSS había lanzado un satélite que sobrevolaría los EE.UU., y por tanto poca cosa podría decir si en el futuro un satélite americano hacía lo propio, aunque este fuera un ingenio espía secreto.

 

La nación estadouniense, sin embargo, no se tomó demasiado bien la victoria soviética en el que parecía el nuevo escenario donde se dirimirían las diferencias entre ambas superpotencias. El espacio era ahora un objetivo importante, y las críticas arreciaron: ¿cómo era posible que la atrasada URSS hubiera vencido en esta empresa? ¿Qué se estaba haciendo mal? Los posteriores fracasos del sistema Vanguard y la puesta en marcha urgente del programa Explorer, así como la creación de la NASA, encarrilarían pronto la situación, pero era obvio que los soviéticos aspiraban a más. El viaje de la perrita Laika en noviembre de 1957 delataba su intención de colocar astronautas en el espacio, de modo que los EE.UU. no podían quedarse atrás otra vez.

 

El programa Mercury, pensado por los ingenieros americanos para competir con la URSS en el ámbito tripulado, se topó con innumerables problemas desde el principio. La cápsula tripulada americana debería ser relativamente pequeña debido a la escasa potencia de sus cohetes lazadores. De hecho, los primeros vuelos de este vehículo ni siquiera volarían hacia la órbita, sino que se limitarían a efectuar pequeños saltos de pulga, siguiendo trayectorias suborbitales que llevarían a un único astronauta hasta unos 190 km de altitud para después dejar que la cápsula amerizara en el océano Atlántico.

 

Incluso esta relativamente modesta meta precisaría de innumerables ensayos, buscando proporcionar al futuro astronauta estadounidense la máxima seguridad en este arriesgado viaje. Así que durante meses se efectuarían diversos vuelos de prueba que pondrían a punto tanto a la cápsula como al cohete que la impulsaría, un misil Redstone modificado.

 

La misión de prueba Mercury MR-1, la primera con el cohete Redstone y sin tripulación a bordo, tuvo un prólogo embarazoso para la NASA. El 21 de noviembre de 1960 todo estaba a punto para el despegue, y la cuenta atrás pareció desarrollarse según lo previsto. Pero entonces, cuando se alcanzó el instante cero, los controladores e ingenieros participantes en el vuelo contemplaron aquello que jamás hubieran querido ver.

 

 

El motor del vector Redstone se encendió, pero a pesar de que el vehículo pareció moverse un poco, acabó apagándose enseguida por causas desconocidas en aquel momento. El suceso dio paso a la incertidumbre. En lo que parecía la oportuna detección de la anomalía, los motores de combustible sólido de la torre de emergencia que coronaba la cápsula Mercury se activaron. Habían sido diseñados para arrancar velozmente a la nave y alejarla de una potencial situación de peligro, como el estallido del cohete aún lleno de combustible. No obstante, la citada torre de emergencia se comportó de una forma distinta a lo previsto: se separó del conjunto, huyendo hacia el cielo, pero dejando a la cápsula todavía unida al resto del cohete. A continuación, se abrió en la nave una pequeña compuerta explosiva, y de su interior surgió un primer paracaídas, que después dejó paso a otro. Este último quedó colgando del lateral del Redstone y de la cápsula, inerte, amenazando con tumbar a ambos debido a la acción del viento. También se puso en marcha una baliza de señales, pero la cápsula no había aterrizado, ni mucho menos.

 

Temerosos de que el sistema de destrucción pudiera estar aún activo, ningún técnico se atrevió a acercarse al cohete. Tras esperar un tiempo prudencial hasta constatar el agotamiento de la batería que gobernaba dicho sistema, algunos héroes se aproximaron a la rampa de despegue para asegurar el vehículo.

 

Una vez examinado lo ocurrido, se determinó que el fallo se había producido debido a que dos conectores eléctricos que unían al cohete con el centro de control no se habían separado de él simultáneamente en el momento del despegue, tal y como estaba previsto. Lo hicieron, pero en secuencia, o al menos eso creyó el cohete, pues uno de ellos resultó tener unas clavijas ligeramente más cortas que el otro. Eso provocó el envío de una señal de aborto al motor, que se apagó de forma prematura. Pero por alguna razón, la cápsula no prosiguió la secuencia de aborto esperada, sino que simplemente creyó que su vuelo propulsado había terminado. De manera automática, separó la torre de emergencia, como si hubiera alcanzado la altitud esperada, y liberó los paracaídas al detectar con su barómetro que estaba muy cerca de la superficie, además de activar la baliza de señales. Dos helicópteros conectados por radio a dicha baliza empezaron a desplazarse en busca de la nave, en pleno océano, pero se encontraron con que esta estaba aún en la rampa de lanzamiento.

 

Por fortuna, la cápsula no resultó dañada, así que todavía podría utilizarse para un nuevo intento más adelante, operación que, eso sí, implicó un intercambio de cohetes. (Fuente: NCYT Amazings)

Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com

Publicado el: 2024-04-22 05:00:02
En la sección: Ciencia Amazings® / NCYT®

Publicado en Ciencia

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