Mara Jos Lapierre acaba de votar y lo ha hecho con miedo, el mismo que sienten desde hace ms de dos aos los ciudadanos de Guayaquil. La Perla del Pacfico ya no brilla como antes, convertida en epicentro de la ola de violencia provocada por el narcotrfico.
La ciudad ms populosa del pas volver a ser clave en el resultado final de las presidenciales de Ecuador de este domingo. Uno de sus hijos, el centrista Daniel Noboa, continuaba al medioda al frente de distintos sondeos a pie de urna, aunque su rival, Luisa Gonzlez, candidata elegida por otro guayaquileo (el expresidente Rafael Correa), todava suea con una remontada de ltima hora. En el comando de campaa de la Alianza Democrtica Nacional (ADN) se consideraba fundamental recortar la diferencia lograda en Guayaquil y sus ciudades dormitorio por la Revolucin Ciudadana en agosto. Para conseguir el sorpasso definitivo, Noboa necesitaba superar una desventaja de 10 puntos porcentuales.
«Me asust al llegar a mi colegio electoral, en la Facultad de Matemticas. En la primera vuelta apenas eran como 10 militares, hoy he contado ms de 40, todos armados. Qu miedo!», describe a EL MUNDO Lapierre, graduada de Turismo de 25 aos, que forma parte del grupo conformado por los jvenes ecuatorianos, los ms cotizados en estas elecciones.
Poco queda del Guayaquil de otros tiempos, hasta su nombre ha variado. Desde que hace dos aos varios medios de comunicacin inventaran un neologismo para criticar a la administracin, las redes sociales y los jvenes han popularizado el trmino Guayakill para precisar su estado de nimo. «Es que en Guayakill tenemos terror, se siente la tensin en el ambiente. Hemos votado con temor. El miedo tiene mil caras en nuestra ciudad», concluye Lapierre.
Estamos en el sur de la ciudad, en el colegio La Pradera 2, que forma parte del distrito 1, el ms popular y el ms peligroso. Su cercana con los puertos, desde donde sale la cocana para Europa y para Estados Unidos, ha disparado la inseguridad en este sector. Una zona plagada de jvenes, que repiten parecidas consignas despus de votar, atrapados en una espiral de desesperacin: estamos cansados de lo mismo, queremos polticos nuevos, basta de tanto robo y corrupcin. «Chucha, hasta cundo? Nos estamos jugando el futuro y parece que no importa», se queja Jonny T.
A regaadientes («el voto es secreto, seor periodista») confiesa que haba apostado por Noboa por su juventud (el candidato de la Alianza Democrtica Nacional tiene 35 aos), pero sin ningn entusiasmo. Eso se lo deja al gol con la seleccin de Kendry Pez, el Lamine Yamal ecuatoriano.
Juventud desencantada
«Los jvenes son los grandes olvidados de la poltica tradicional», reconoce a este peridico el congresista recin elegido Jorge Acaiturri, representante del Distrito 1. «El corresmo, sin pretenderlo, convirti a Guayaquil en un Disneyworld para las bandas internacionales. No existe una poltica de seguridad desde Quito, somos un Estado fallido«, diagnostica Acaiturri, buen conocedor de los entretejidos sociales de su ciudad.
El desembarco de los crteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generacin, y de la mafia albanesa gracias a las facilidades migratorias concedidas por los gobiernos han fortalecido a las bandas locales, convertidas hoy en un monstruo de mil cabezas. Los Choneros, los Lobos, los Chonekillers o los R7 controlan microtrfico y vacunas (extorsiones), mientras preparan los envos constantes de cocana a travs de los puertos. La guerra entre ellos por poder y territorio llena los medios de comunicacin a diario, con un largo listado de muertos, la mayora sus soldados, ms las vctimas colaterales. Los vdeos con sus acciones, que se suben a los redes, multiplican el pnico.
«Hoy somos otra sociedad, una sociedad encerrada, que sale menos, que ha visto decrecer sus emprendimientos de una forma dramtica. En los ltimos dos aos, los niveles de violencia han exacerbado los conflictos sociales. El microtrfico hasta en colegios, con muchos adictos, eso jams pensamos que pasara en nuestra sociedad», especifica a EL MUNDO el concejal Jorge Rodrguez.
En 2022, se produjeron algo ms de 4.000 asesinatos en todo el pas, pero en lo que va de ao se ha superado con amplitud la barrera de los 5.000 y las peores expectativas policiales acercan la cifra final de homicidios a los 8.000.
Con todos estos datos en su fuero interno, los ciudadanos han vuelto este domingo a las urnas, sin entusiasmo, casi por obligacin (el voto es obligatorio con multas para quien no lo haga), pero con el deseo de que su pas vuelva al pasado. Lo hacen atenazados por el miedo, como la estudiante Mara Jos Lapierre, quien finalmente reconoce que vot nulo: «Realmente prefiero a Noboa, pero mucha gente dice que con l habr ms violencia. Y por el corresmo no lo hara nunca», confiesa la joven.
El miedo tiene mil caras en Guayakill, aumentado adems por las campaas sucias que en los ltimos das aseguraban que Noboa es demasiado suave para enfrentarse al crimen, algo que la revolucin ciudadana s supo hacer durante la dcada de Correa.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2023-10-15 14:48:54
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