Menú Cerrar

‘García Márquez se consideraba un feminista’, dice su hijo Rodrigo García Barcha – Música y Libros – Cultura

En agosto nos vemos

Hoy, cuando Gabo cumpliría 97 años, el mundo recibe las últimas palabras del Premio Nobel de Literatura a pocos días de que también se conmemoren diez años de su muerte. Una novela que fue prometida por el escritor desde 1999 y que no pudo terminar por los desaciertos de la vejez. “Gabo decía que era un desastre, que no servía”, señala Rodrigo García Barcha, su hijo mayor. “Pero cuando perdió la capacidad de escribir, perdió la capacidad de leer, y nunca nos dijo por qué no servía. Eso nos hizo sospechar que perdió la capacidad para juzgar el libro”. Sin embargo, Gabo dejó dicho que al morir podrían disponer de su obra como quisiesen, y sus hijos, con otros ojos, le dieron otro valor a ese manuscrito que él menospreció.

La primera vez que Rodrigo escuchó la historia de Ana Magdalena Bach, protagonista de En agosto nos vemos, era una idea vaga. “Nunca contaba la historia completa, daba unos indicios de una mujer que va a visitar a su madre pero nunca te daba una idea completa de cuál era la trama de lo que estaba escribiendo”. Con los años, la enfermedad del olvido le impidió darle una continuación a su historia, pues ni siquiera podía recordar sus sueños, esos que siempre le habían ayudado a resolver sus asuntos literarios.

No obstante, Gabo había dejado varios manuscritos y nunca fue capaz de desecharlos. De hecho, el premio nobel había dado dos adelantos de la trama en la década de los 90. La primera, frente a un grupo de 60 estudiantes de la Universidad de Georgetown en 1997 a puerta cerrada de la prensa, y dos años más tarde, en la Casa América de Madrid. Allí leyó su primer capítulo al público y advirtió que sería parte de una futura novela. El libro quedó guardado por decisión del propio Gabo hasta que en 2014, tras su muerte, la familia decidió vender su archivo personal al Harry Ransom Center en la Universidad de Texas para conservar su legado.

‘En agosto nos vemos’ está en todas las librerías del mundo hispanohablante a partir de hoy

Los manuscritos quedaron expuestos a ojos de investigadores y académicos, hasta que Rodrigo y Gonzalo –junto a la labor de Cristóbal Pera, editor de Vivir para Contarla y Memorias de mis putas tristes– decidieron exponerlo al mundo como parte de los preparativos para conmemorar el décimo aniversario de la muerte del autor. “No se agregó nada que no estuviera en los múltiples originales que dejó Gabo de esta novela. Lo que ha hecho Cristóbal es un trabajo de arqueología, recolectar entre todos los manuscritos que existían y llegó a un original”, señala García.

La novela se desarrolla en una isla tropical a la que una mujer acude cada agosto, por veintiocho años, a visitar la tumba de su madre. Pero en cada viaje, explora su sexualidad y su deseo fuera del matrimonio, cuestionando la vida como la conoce, sus propios límites e incluso los recuerdos de su propia madre. La obra llega a partir de hoy a todo el mundo hispanohablante en Penguin Random a excepción de México y Centroamérica, donde será editado por Planeta. En el extenso listado de editores internacionales incluye muchos de los más prestigiosos sellos del mundo, como Knopf en Estados Unidos y Canadá, y Viking en Reino Unido (ambos sellos de Penguin Random House), Grasset en Francia, Mondadori en Italia, Kiepenheuer & Witsch en Alemania, Meulenhoff en Holanda, Gyldendal en Dinamarca, Dom Quixote en Portugal, Record en Brasil, Minumsa en Corea del Sur, Psichogios en Grecia, Bonnier en Suecia, Am Oved en Israel o Dar Altanweer para la lengua árabe.

“Hay una tendencia vinculada al duelo de tratar de cerrar cabos sueltos que dejaron los padres. Para mí, que este libro salga en estas circunstancias, me deja tranquilo en el sentido en que toda la obra está a disposición de sus lectores. Sea cual sea el veredicto, me deja más tranquilo que dejar en el aire una obra que tarde o temprano iba a salir”, señaló Gonzalo García , durante la rueda de prensa de lanzamiento en Madrid.
Por su parte, Rodrigo, quien conversó con EL TIEMPO, dijo: “Estoy contento, siempre habrá quien diga que no se debió hacer pero ya había gente leyéndola con los archivos abiertos del Harry Ransom Center, entonces, ¿por qué no?”

Cuando Gabo decía que la obra no funcionaba, ¿cuál era la razón?

Nunca dijo por qué y eso fue lo que nos hizo dudar cuando lo volvimos a leer, ya que Gabo ni siquiera tenía la capacidad de decir por qué. Solo decía ‘no funciona’, ‘no tiene sentido’, ‘un desastre’, entonces sospechamos que era incapaz de evaluar la obra pues no daba ninguna claridad. Gabo nunca guardó libros no editados, todo libro con el que no estaba satisfecho, lo botaba. El hecho de que el no botara este libro, implica que era una cosa indescifrable para él. No hay más libros, porque no hay más libros no terminados. Así que el hecho de que diga que no funcionaba pero no lo destruyera, nos fue animando.

Los libros que lee la protagonista van marcando el estado emocional de la escena que los rodea y de ella. Se menciona a Drácula, de Bram Stoker, en el primer capítulo, cuando ella se deja llevar por los deseos sexuales. A medida que pasa la novela, lee a Graham Greene, Daniel Defoe. ¿Cree que además de ser los libros favoritos de Gabo, son una señal de lectura?

No lo había pensado, pero tiene sentido, porque las cosas que hacen los grandes, nunca son por casualidad. O sea, porque está leyendo un libro al principio, otro al medio y otro al final, todo significa algo. Tanto consciente como inconscientemente por parte del escritor.

Se ha dicho mucho sobre la importancia del mes de agosto para la vida de Gabo. ¿Sabe usted algo de su relación con ese mes?

No, no la conozco. Siempre pensé que era agosto porque era el mes más caliente, el mes de la luz más fulgurante, el mes más salvaje. Sobre todo en términos de calor en el hemisferio norte, Caribe, Ecuador, pero yo no lo había pensado. A veces, en el caso de los escritores, es el sonido de una palabra. En abril nos vemos a lo mejor no tiene la fuerza de En agosto nos vemos, que es un mes más de fuego. De mi lado no hay conciencia particular de este mes, y a lo mejor si la tenía o la tenía sin darse cuenta.

Gabriel García Márquez

Gabo y su esposa Mercedes siempre guardaron un especial cariño por Barcelona.

Sin ánimo de ‘spoilear’, el final de la obra lleva un elemento muy garciamarquiano que es el ‘saco de huesos’ –o talego– que al final carga la protagonista. ¿Es, como en Cien años de Soledad, un símbolo del destino, o al contrario, de ir en contra de este destino y romper con su viaje penitente de ir a la isla?

Rebeca (el personaje de Cien años de soledad) llegando con los huesos de su padre está basado en una persona real que Gabo conoció en la infancia, entonces la imagen en sí tiene ese origen. Luego está por supuesto el significado que le da cada escritor a la metáfora que saca a partir de eso. Yo lo interpreto de varias maneras. Uno es, por ejemplo, que habiendo descubierto que la madre tenía una vida secreta y parecida a la suya, decide terminar con esos viajes. O sea, lo hace ella misma para obligarse a no ir y así el año entrante ya no podrá decir ‘voy a llevarle flores a mi madre’. A lo mejor es como su manera de dejar algo o un enojo con la madre. Hay algo misterioso en cuanto a la relación con la madre, pero lo que sin duda es cierto, es que al traerse los huesos, ya se acabaron los agostos que ella quería.

Bach fue uno de los compositores favoritos de Gabo. ¿Cómo llega a este homenaje en el nombre de su protagonista?

Es uno de sus compositores favoritos, ahí no había gran misterio, y siempre le gustó el nombre pero yo creo que los grandes artistas siempre se preguntan, ¿por qué no puedo hacer esto, por qué mi personaje no se puede llamar Hamlet, por qué no puede perseguir una ballena blanca? A lo mejor sencillamente le gustaba la musicalidad, el sonido del nombre: Ana Magdalena. No conozco los pormenores de la vida de Ana Magdalena salvo que era la mujer de Bach, y creo que ellos tuvieron muchos hijos, que en esa época era, como dicen en México, una mujer de su casa.

Usted dice que este es un libro feminista. Además de que la protagonista es mujer, ¿qué claves da en el feminismo como tal?

Porque es la búsqueda de la decisión del personaje, de su identidad personal, los deseos sin tener los tapujos de los prejuicios sociales o de decir: ‘eso está mal’ o de juzgarse a sí misma como infiel o lo que sea. Sencillamente ella está reaccionando a sus propios deseos, actuando con libertad que es lo que quiere todo ser humano y lo que también hay que imaginarse que quieren las mujeres, tener su libre albedrío y no juzgarse a sí misma. Gabo se consideraba un feminista en la manera en que él conducía su vida y además admiraba a muchas escritoras mujeres como Virginia Woolf o Merce Rodoreda.

¿En qué manera se destaca Ana Magdalena Bach en su obra?

Gabo tiene grandes personajes femeninos en todos su libros, sobre todo en Cien años de soledad y el Amor en los tiempos del cólera, Isabel, la Cándida Eréndira… pero no tenía un libro donde el personaje solo sea una mujer, de esta edad, con estas características y eso también nos motivó a publicarla. Siempre se habla de Gabo como realismo mágico, y solo en dos o algunas partes de sus libros se ve esto. Aunque maravillosos y sumamente expresivos, son sumamente realistas y psicológicos, y esta novela es más así. La protagonista tiene la capacidad de hacer algo fuera de lo que se considera socialmente aceptable y de no juzgarse a sí misma.

La soledad aparece mencionada constantemente, como si la protagonista huyera de ella. De hecho, dice que va al cementerio de la isla porque “es el único lugar solitario donde no se siente sola”

Yo creo que es una meditación sobre ese balance en que todas las personas, aun allegadas a padres, familias, cónyuges, amigos, hay un lado de la persona que está aislado, porque la identidad es la identidad y no todo se puede compartir. Yo creo con mucha razón que el matrimonio de ella es feliz y, sin embargo, necesita de todas maneras este escape de veinticuatro horas al año.

Para terminar, ¿cree que hubo alguna consciencia de Gabo para despedirse de sus lectores en esta novela? ¿o algo de los recursos narrativos que dan cuenta de un escritor saliente?

Es difícil hablar de una persona muy perdida en la memoria. Yo creo que no, que él hubiera querido seguir trabajando y si hubiese podido, seguir publicando o la hubiera destruido porque no le gustaba dejar trabajos en proceso. Se le fue desvaneciendo la conciencia y entonces después se quedó un poquito a medias todo. El libro se siente más contemporáneo, pero no creo que hubiera ahí el deseo o la posibilidad de decir: ‘este es mi libro de despedida’.

Entrevista por Gabriela Herrera Gómez
Redactora de Revista BOCAS @gabrielahergo

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2024-03-05 22:45:22
En la sección: EL TIEMPO.COM – Cultura

Publicado en Cultura

Deja un comentario