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cómo la tecnología nos permite viajar al pasado

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Hace 330 millones de años vivía en los pantanos de la actual Escocia un depredador con grandes dientes en una mandíbula potente, ojos grandes y una capacidad de adaptación sensorial que hacían de él un cazador especialista en el medio acuático. Crassigyrinus scoticus tuvo un aspecto que mezclaba características de los lagartos y cocodrilos que conocemos en la actualidad con las propias de un ser primitivo como es su caso. Ha sido reconstruido con tecnología 3D a partir de varios fósiles y ahora sabemos qué aspecto tenía.

Fósil de Crassigyrinus visiblemente aplastado y deformado. The Trustees of the Natural History Museum, London.

Un misterioso depredador del Carbonífero

Un equipo de investigación ha tratado de poner fin a un misterio que seguía sin resolverse en la ciencia. Se conocían varios fósiles de Crassigyrinus scoticus, pero todos están aplastados, pues se conservaron bajo muchas y pesadas capas de sedimentos que acabaron por romper la estructura ósea de los especímenes, por lo que varias interpretaciones habían dado como resultado aspectos distintos para una misma especie cuyos restos suponen un reto para la reconstrucción, con todos los huesos del cráneo aplastados y mezclados entre sí. Sabemos que este animal vivió durante el Carbonífero, cuando muchos animales iniciaron el proceso de adaptación de la vida acuática a la terrestre. C. scoticus, en cambio, seguía siendo un depredador acuático y se trata de un tetrápodo primitivo que, según el estudio, sigue siendo “enigmático en términos de su posición filogenética debido a su morfología inusual, que presenta una mezcla de caracteres primitivos y derivados”.

Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Journal of Vertebrate Paleontology y según los especialistas:

“Escaneamos cuatro especímenes mediante tomografía computarizada y datos de imágenes segmentados para separar el hueso de la matriz y los huesos individuales entre sí. Con base en estos datos, presentamos una descripción revisada de los maxilares superior e inferior, incluida la morfología de las suturas y abundante información anatómica nueva. Se reparó el daño y se retrodeformó el cráneo para crear una reconstrucción tridimensional hipotética del cráneo de Crassigyrinus que es dorsoventralmente más plano que las reconstrucciones anteriores, pero sigue siendo morfológicamente único entre los primeros tetrápodos”.

Laura Porro, de la University College London, encabezó la investigación y dijo acerca del animal que:

“Habría tenido un cráneo de forma similar a un cocodrilo moderno, con sus enormes dientes y poderosas mandíbulas que le permitían comer prácticamente cualquier cosa que se cruzara en su camino”.

Recuperar un fósil aplastado

Hasta ahora se conocían especímenes muy completos, pero rotos y deformados. Para reconstruirlo, se identificaron todos los huesos mediante tomografías computarizadas y luego procedieron a ensamblar el rompecabezas 3D. Laura explica que suele empezar por la caja craneana, el núcleo de la cabeza, y luego va dando forma al paladar:

“Esto me proporciona una base a partir de la cual puedo empezar a construir hacia arriba, utilizando áreas de hueso superpuestas conocidas como suturas que proporcionan pistas sobre cómo encajan los huesos del cráneo. Como los huesos estaban rotos, en lugar de doblados, pudimos reconstruir el espécimen con un buen grado de confianza”.

En cuanto al resto del animal, Crassigyrinus tuvo extremidades cortas en un cuerpo plano y habría medido entre dos y tres metros de largo. Su comportamiento se estima que pudo ser similar al de los actuales cocodrilos, que acechan a sus presas bajo la superficie del agua y las atrapan con un potente bocado. Se han detectado unas crestas repartidas por el cráneo que habrían servido para distribuir la fuerza de mordida entre sus dientes.

Recreación del cráneo de C. scoticus hueso a hueso. Porro et al. 2023.

Un cazador ‘sensible’

Además, C. scoticus contaba con una serie de sentidos que lo hacían un especialista como depredador acuático. Sus ojos eran grandes para ver bien en los oscuros pantanos del Carbonífero y tenía una serie de apéndices laterales en forma de tiras que le permitían detectar vibraciones en el agua. Los investigadores han localizado un hueco en la parte delantera del hocico que también pudo tener alguna función sensorial, pero aún está por descubrirse su función:

“Desafortunadamente, no podemos estar seguros de qué había en esta brecha porque no hay nada preservado allí, y nada vivo hoy en día está lo suficientemente relacionado con Crassigyrinus como para saberlo definitivamente. Lo que está claro es que estos animales tenían sentidos muy bien desarrollados, por lo que es lógico pensar que podría haber tenido otro órgano sensorial en la parte delantera de su hocico”.

Su reconstrucción supone un gran paso para continuar investigando a este animal primitivo, su comportamiento y a través de simulaciones biomecánicas se podrá comprobar cómo pudo moverse y de qué era capaz como depredador. Según el estudio:

“La forma general del cráneo, el tamaño y la distribución de los dientes, la morfología de las suturas y la anatomía especializada de la articulación de la mandíbula y la sínfisis mandibular sugieren que Crassigyrinus era un poderoso depredador acuático capaz de cazar y someter presas grandes”.

Referencias:

  • Ashworth, J. 2023. Crushed Scottish fossils reconstructed to reveal ancient predator’s skull. nhm.ac.uk.
  • Porro, L. et al. 2023. Computed tomography and three-dimensional reconstruction of the skull of the stem tetrapod Crassigyrinus scoticus Watson, 1929. Journal of Vertebrate Paleontology, 42, 4, e2183134. DOI: 10.1080/02724634.2023.2183134.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-06-27 15:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades