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identifican las neuronas que activan el descanso profundo

identifican las neuronas que activan el descanso profundo

Hay mañanas en las que despertarse parece una hazaña. No se trata solo de haber dormido poco, sino de esa sensación de deuda acumulada, como si el cuerpo nos estuviera cobrando las horas de descanso no cumplidas. Muchas personas creen que dormir hasta el mediodía después de una noche larga “compensa” la falta de sueño, aunque no siempre sabemos cómo ni por qué sucede. Ahora, una investigación publicada en Science respalda esta percepción cotidiana desde la neurociencia: nuestro cerebro, literalmente, intenta recuperar lo perdido.

El nuevo estudio, basado en experimentos con ratones, ha identificado un grupo de neuronas en el tálamo que se activa después de la privación de sueño. Estas neuronas inducen un estado de somnolencia que desemboca en un sueño profundo y prolongado. El hallazgo revela mecanismos cerebrales concretos que intentan restaurar el equilibrio tras la falta de descanso. Como indican los autores, “la actividad de las neuronas del RE es necesaria para el rebote homeostático del sueño”. Es decir, para esa capacidad del cuerpo de dormir más y mejor después de haber dormido poco.

El circuito que activa el descanso profundo

Los investigadores centraron su atención en un conjunto de neuronas excitatorias situadas en una región del tálamo llamada nucleus reuniens (RE). Este núcleo, ubicado en el centro del cerebro, forma parte de las estructuras que conectan la corteza con otras regiones profundas. Su función no era del todo clara hasta ahora, pero el estudio demostró que estas neuronas —denominadas REVglut2 por su tipo de activación química— se encienden tras la privación de sueño.

Mediante un método conocido como trazado viral retrógrado, los científicos rastrearon las conexiones de estas neuronas. Esta técnica consiste en usar un virus como marcador para seguir el camino desde las terminaciones neuronales hasta sus cuerpos celulares. Así comprobaron que las REVglut2 envían señales hacia otras regiones implicadas en el control del sueño, como la zona incerta (ZI), lo que sugiere una red específica para inducir el sueño profundo.

La activación de este circuito tras una noche de desvelo no provoca que el animal se duerma de inmediato, pero sí inicia una cadena de comportamientos previos al sueño, como acicalarse o acomodarse en el nido. Poco después, los ratones entran en un sueño NREM (sueño sin movimientos oculares rápidos) más largo y profundo de lo habitual. “Las neuronas RE no inducen el sueño directamente, pero sí promueven conductas que lo preceden”, explican los autores del trabajo.

Fuente: Science

El papel clave de la zona incerta

Uno de los hallazgos más interesantes fue la implicación de la zona incerta (ZI), una región poco explorada que recibe señales del núcleo reuniens. Esta zona actúa como intermediaria entre las señales que emite el tálamo y las respuestas motoras y conductuales que anteceden al sueño. Cuando el circuito RE-ZI se activa, los animales no solo se preparan para dormir, sino que lo hacen de forma más profunda y prolongada.

Para comprobar la relevancia de esta conexión, los investigadores inhibieron químicamente las neuronas del RE durante un periodo de privación de sueño. El resultado fue contundente: los ratones no mostraron el mismo nivel de sueño profundo compensatorio, lo que indica que esta red neuronal es esencial para el “rebote” del descanso.

Aunque pueda sonar extraño en español, “zona incerta” no es una errata ni un error de traducción. Es el nombre técnico que recibe esta región del cerebro en neuroanatomía, conservado en su forma latina original. En latín, incerta significa “indefinida” o “de límites imprecisos”, y se utiliza porque cuando fue descrita por primera vez, su función no era bien conocida. Traducirlo como “zona incierta” sería incorrecto, ya que en español moderno sugiere duda o inseguridad, un matiz que no se ajusta a su uso en neurociencia.

Además, el equipo bloqueó una proteína clave llamada CaMKII, relacionada con la plasticidad cerebral. Al hacerlo, también se redujo la capacidad de las neuronas RE de activar la zona incerta y de sostener un sueño restaurador. Esto sugiere que la capacidad del cerebro de adaptarse tras la pérdida de sueño depende tanto de la estructura del circuito como de la actividad molecular que lo regula.

Fuente: Midjourney / E. F.

Implicaciones para la salud humana

Aunque el estudio se realizó en ratones, sus implicaciones son relevantes para los humanos. Muchas personas —especialmente quienes trabajan en turnos nocturnos, padecen insomnio o tienen horarios irregulares— acumulan deudas de sueño sin saber que esta falta crónica afecta directamente a la memoria, el estado de ánimo, la salud metabólica e incluso al riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

La identificación de neuronas que se activan específicamente tras la privación del sueño ofrece una nueva vía para entender y posiblemente intervenir en estos procesos. Si se logra modular la actividad del circuito RE-ZI, podría desarrollarse tratamientos que faciliten un sueño más profundo y reparador en personas con trastornos del descanso, o que ayuden a regular el reloj interno en situaciones de jet lag o trabajos rotativos.

Además, este tipo de investigaciones cambia la perspectiva sobre el sueño: no es solo una pausa pasiva, sino un proceso activo y controlado por el cerebro con precisión. El hecho de que existan neuronas específicas para recuperar el sueño perdido demuestra que el cuerpo está preparado para corregir desequilibrios, pero también señala que hay un límite para esa capacidad. Dormir más al día siguiente ayuda, pero no siempre borra por completo los efectos de la privación.

Fuente: Midjourney / E. F.

No todo el sueño perdido se recupera igual

Una de las ideas más extendidas es que dormir muchas horas después de una noche sin descanso compensa el daño. Sin embargo, la investigación muestra que el rebote de sueño es parcial y depende del tipo de sueño perdido. El sueño NREM, que es más profundo y restaurador, parece ser prioritario en la recuperación, mientras que otras fases, como el sueño REM, pueden no compensarse de la misma forma.

Los experimentos indicaron que al inhibir las neuronas RE durante el periodo de privación, el sueño NREM posterior se acortó, y su calidad disminuyó. Esto implica que el cerebro prioriza este tipo de sueño tras el desvelo, y que lo hace a través de mecanismos específicos. No se trata solo de dormir más, sino de dormir de una manera distinta y más eficiente.

La idea de que “el cuerpo sabe lo que necesita” adquiere aquí un respaldo científico. Los circuitos que regulan el sueño están preparados para responder a los excesos de vigilia, pero no son infinitos. Si la privación de sueño se repite de forma crónica, el sistema puede desregularse y dejar de funcionar correctamente, lo que aumenta el riesgo de enfermedades.

Lo que tienes que saber sobre cómo el cerebro recupera el sueño perdido

  • El cuerpo intenta compensar la falta de sueño activando un circuito específico en el cerebro. Estas neuronas se localizan en una zona del tálamo llamada nucleus reuniens y participan en la recuperación del sueño profundo tras un periodo de vigilia prolongada.
  • No todas las fases del sueño se recuperan igual. El sueño NREM, más profundo y reparador, es el que el cerebro prioriza durante el rebote, mientras que el sueño REM no siempre se compensa de la misma forma.
  • El circuito RE-ZI es esencial para el descanso reparador tras la privación de sueño. La conexión entre el núcleo reuniens y la zona incerta se activa para inducir conductas previas al sueño y facilitar un descanso prolongado.
  • La inhibición de este circuito reduce la capacidad del cerebro de “pagar” su deuda de sueño. Cuando se bloquea la actividad de estas neuronas o de proteínas clave como CaMKII, el rebote del sueño profundo disminuye notablemente.
  • El hallazgo abre nuevas vías para tratar trastornos del sueño. Comprender estos mecanismos puede ayudar a desarrollar terapias para el insomnio, el jet lag o los efectos del trabajo nocturno.
  • Dormir más después de una noche sin descanso ayuda, pero no lo soluciona todo. El cerebro intenta adaptarse, pero la recuperación no siempre es total, y el sueño perdido puede tener efectos acumulativos si se repite con frecuencia.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2025-06-23 13:54:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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