A principios de marzo, las tropas rusas tomaron el control de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, con capacidad de casi 6.000 megavatios y ubicada en el sur de Ucrania, a orillas del río Dniéper, a unos 525 km de Chernóbil.
Desde entonces, la amenaza por un posible desastre nuclear en consecuencia a los ataques que sufre la infraestructura, ponen en alerta al mundo. Durante la toma, los disparos de proyectiles rusos provocaron un incendio en un edificio cercano a los reactores pero, tras horas de incertidumbre las autoridades responsables indicaron que “los reactores se detuvieron con total seguridad”. La agencia de inspección atómica de Ucrania también certificó que los niveles de radiación alrededor de la instalación no habían variado tras el incidente.
Este sábado la central ha vuelto a sufrir otro ataque. En este caso, la autoría de los hechos no está clara, puesto que tanto Rusia como Ucrania se acusan mutuamente de ser los responsables. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha acusado a las fuerzas ucranianas de bombardear la central y ha avisado que “las consecuencias podrían ser catastróficas para el viejo continente”. Además, desde Moscú han instado a los aliados de Ucrania a “utilizar su influencia para evitar que continúen este tipo de bombardeos”.
Ucrania denuncia el chantaje
Sin embargo, las autoridades ucranianas han asegurado que los bombardeos a la central provienen del ejército ruso. La compañía nuclear ucraniana, Energoatom, ha denunciado este lunes que Rusia “chantajea” con “hacer volar la instalación”. En un mensaje de Telegram, la empresa ha asegurado que la amenaza de volar la central es un intento de las tropas rusas de amedrentar la ofensiva ucraniana para recuperar el terreno.
Asimismo, afirman que el general ruso Valery Vasilyev ha anunciado que la central “será tierra rusa o un desierto abrasado”.
Alerta máxima
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha reaccionado a los ataques mostrándose muy preocupado. El director general Rafael Grossi, ha alertado que se está “jugando con fuego” y que existe un riesgo alto de un “desastre nuclear”.
En un comunicado emitido desde Viena, Grossi ha recordado que un desastre nuclear pondría en riesgo la salud pública y el medio ambiente en Ucrania y más allá. Además, ha recordado que las autoridades ucranianas confirmaron que no había daños en los reactores ni emisiones radiológicas pero que sí hubo desperfectos en la planta.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres ha advertido este lunes que un ataque a la central nuclear sería algo “suicida” y ha pedido a Rusia y Ucrania que cesen los ataques. Además, Guterres ha dicho que espera que la OIEA pueda tener acceso a la planta y ejercer sus competencias.
El miedo crece
Ante las alarmas emitidas por los diferentes organismos, el ministro de Sanidad de Rumanía, Alexandru Rafila, ha pedido este lunes a la población menor de 40 años que se aprovisione «lo más rápido posible» de pastillas de yodo. Estas pastillas sirven para prevenir la absorción, a través de la tiroides, de yodo radioactivo, ayuda a eliminar esta sustancia y reduce el riesgo de contraer cáncer de tiroides.
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En marzo, cuando las tropas rusas ocuparon la central, el Gobierno rumano ordenó a su industria farmacéutica a redoblar la producción de estas pastillas ante la posibilidad de un accidente nuclear en la antigua planta de Chernóbil o alguna otra en territorio ucraniano. «Debemos proveer a la población de uno de los elementos que reducen el impacto de un posible, que no probable, incidente nuclear», dijo Rafila.
Actualmente, el Ministerio de Sanidad ha habilitado 2.500 farmacias para que los menores de 40 años -los más expuestos a desarrollar cáncer y lesiones en la tiroides debido a la radiación- puedan adquirir de forma gratuita las pastillas.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2022-08-08 07:55:55
En la sección: El Periódico – internacional