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Divididos celebró sus 35 años en Vélez y le convidó su escenario a La Renga

Divididos celebró sus 35 años en Vélez y le convidó su escenario a La Renga

Ricardo Mollo y Chizzo Nápoli, en un duelo de guitarras durante «Sobrio a las piñas» (Fotos: capturas tv)

Un tiro para el lado de la justicia”, dice Ricardo Mollo después de haber atravesado la media multitud que colmó Vélez Sarsfield hasta llegar a un pequeño escenario justo en el centro del campo, de cara a los más relegados y con la popular del fondo como límite. Y con la guitarra se plantó delante de un cuarto creciente para regalarles “Spaghetti del rock”, solito pero acompañado por el alucinado coro popular: el lado luminoso de la luna, un bálsamo mientras Diego Arnedo y Catriel Ciavarella descansaban fuera de los focos tras de una hora de aplanadora total.

De la corrosión a lo AC/DC en “Paisano de Hurlingham” hasta el anfetamínico enganchado “Azulejo” / “Qué tal” / “La rubia tarada”, Divididos desplegó de movida todo su poderío para contar su propia historia, esa que está a punto de alcanzar los 35 años: el aniversario exacto es el 10 de junio y ahora volvieron al estadio de Vélez Sarsfield, donde habían tocado en 1994 justo cuando empezaba a bajar la ebullición de La era de la boludez. “Qué ves”, que en esa época había implosionado como hit, volvió a sonar esta noche en una versión misteriosa con Gustavo Santaolalla -artífice de ese disco- y Javier Casalla de invitados.

Un acto de justicia”, volvió a decir el guitarrista un rato más tarde. “Tuvimos a La Renga a Capital, loco”, festejó la repentina e inesperada vuelta a la Ciudad de Buenos Aires de la banda oriunda de Mataderos, que se despachó con una versión rabiosa de “El final es en donde partí” con los instrumentos prestados por el trío (”Es un honor tocar con esta SG que me dio Ricardo para grabar Despedazado por mil partes, dijo Chizzo Nápoli), más la fuerza dramática de Casalla con un violín más intenso que una sección de vientos.

El grupo de Chizzo -que antes se había batido en un duelo con Mollo para subir la efervescencia de “Sobrio a las piñas”- y los hermanos Iglesias, Tete y Tanque, sigue intentando -sin éxito- dar un show en la ciudad capital después de su recordada serie en Huracán (2017), pero las trabas político-burocráticas vienen dilatando la cosa. Atentos a esto, los Divididos compartieron con sus amigos a su propio público, acaso lo más sagrado para un artista. La multitud, más de 40 mil personas que coparon cada rincón del José Amalfitani, flasheó con la sorpresa y la gritó como un gol propio.

Catriel Ciavarella y un guiño velezano con la remera del bulldog de José Luis Félix Chilavert
Catriel Ciavarella y un guiño velezano con la remera del bulldog de José Luis Félix Chilavert
Gustavo Santaolalla estuvo como invitado en "Qué ves"
Gustavo Santaolalla estuvo como invitado en «Qué ves»

La magia de Divididos en estado de jam permanente tiene la capacidad de jibarizar el clima de un estadio inmenso y convertirlo en un antro rockero -como podría ser el Teatro de Flores, donde son casi residentes-, a partir de la psicodelia de las aun vigentes “Los sueños y las guerras” y “Gárgara larga”, cuando queman los cartuchos de “El 38″ o en la relectura bluseada de “Sisters” con Nana Arguen en voz y guitarra. Y si quieren también pueden ser una peña norteña como cuando invitan a Nadia Larcher a declamar en “Vientito del Tucumán” o a los músicos de Tres Mundos para “Guanuqueando”.

Con Catriel luciéndose con su batería argentinísima, en modo pulpo (para repetir varias veces la intro cargada de swing y pirotecnia de “El arriero”) y saludando al pueblo velezano con el icónico bulldog de José Luis Félix Chilavert impreso en su remera, Arnedo fue el sobrio garante del audio totémico que le permite a Mollo ser tan expansivo como quiera. El pico interpretativo del cantante y guitarrista llegó por partida doble en la enorme “Amapola del 66″, que esta vez tuvo a Leticia Lee en voz para darle un matiz zeppelineano al tema.

Chizzo Nápoli, líder de La Renga: el grupo de Mataderos fue invitado a tocar una canción propia en el final del show de Divididos
Chizzo Nápoli, líder de La Renga: el grupo de Mataderos fue invitado a tocar una canción propia en el final del show de Divididos

En el tributo a los modelos –Pappo en “Sucio y desprolijo” y un saludito al Freddie Mercury de 1981 en “Sábado”-, la liberación de la herencia Sumo -con ”Crua Chan” y “El ojo blindado”, última de la noche después de la extendida “Ala delta”- y con los ojos en el futuro -”San Saltarín” se estrenó en vivo luego de su reciente edición como adelanto del próximo disco-, Divididos sigue puliendo su pequeña fórmula para seguir rodando.

Más de 40 mil personas llenaron el estadio José Amalfitani, en el barrio porteño de Liniers
Más de 40 mil personas llenaron el estadio José Amalfitani, en el barrio porteño de Liniers

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.infobae.com

Publicado el: 2023-05-14 03:50:54
En la sección: Infobae.com

Publicado en Internacionales