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Enrique Ochoa Antich: «Aquí hay un 27 de Febrero a cuentagotas»

Ocho alcaldes y sus equipos renunciaron a Fuerza Vecinal

El pueblo se rebeló contra lo que consideró una estafa, afirma el defensor de derechos humanos. No cree que la gente se haya alzado contra el neoliberalismo o el capitalismo

Dos nombres deben estar siempre en cualquier relato sobre El Caracazo: Liliana Ortega, abogada; y Enrique Ochoa Antich, dirigente político. En 1989 Ochoa Antich acudió a la morgue de Bello Monte para intentar acompañar a los familiares de las víctimas de la represión, y allí se encontró con Ortega. Juntos, dieron los primeros pasos de lo que sería el Comité de Familiares de las Víctimas, Cofavic.

En la oficina de la fracción parlamentaria del Movimiento Al Socialismo (MAS) se reunieron Ochoa Antich, Edgar Silva y Giovanni Pasquali, «y Pasquali dijo ‘¿por qué no nos vamos para la morgue? Y nos fuimos para la morgue. Cuando llegamos, nos encontramos con la sorpresa de la cantidad de familiares fallecidos», rememora Ochoa Antich.

Treinta y cinco años después «permanece la memoria de un momento en el que el pueblo se rebeló frente a lo que consideró una estafa», señala el activista mientras intenta subir a la zona de La Peste, en el Cementerio General del Sur, en Caracas. No cree que la gente «se haya rebelado contra el neoliberalismo, contra el capitalismo universal y todo ese discurso épico del 27 de febrero».

Eso fue, como lo confirmó a contrapunto.com, «una revuelta popular, un acto de rebelión popular contra una emboscada por parte de la clase política; en particular, de Carlos Andrés Pérez, que sabía que tenía que aplicar un paquete económico fuerte porque la crisis ya se conocía». Considera que «ya lo tenían pensado» pero durante la campaña no lo plantearon expresamente. Por el contrario, se exaltó la memoria de la Venezuela que vivió la bonanza petrolera de los años 70.

El país venía, según su análisis, de una ilusión populista con una expectativa basada en hechos: «Los venezolanos durante muchos años conocieron masificación de la educación y de los servicios de salud, hasta que en los años 80 todo empezó a hacer crisis». Observa una conexión entre el Viernes Negro (1983) y El Caracazo: «El Viernes Negro fue el quebrantamiento económico, y el 27 de febrero el quebrantamiento social. Si fuese pitoniso, hubiese dicho que el 4 de febrero de 1992 fue el quebrantamiento político».

Ochoa Antich rememora que, al llegar Hugo Chávez al poder, le escribió en varias oportunidades con la expectativa de que los expedientes recogidos en la justicia militar se pudieran reactivar. Destaca que hubo una responsabilidad política, pero también, una responsabilidad directa de los militares que actuaron, y por eso le solicitó a Chávez que actuara. «Pedí que se investigara y nunca hubo una investigación. Los casos se quedaron allí».

¿La represión? «La represión permanece. Aquí hay un 27 de febrero a cuentagotas. Este gobierno tiene varios 27 de febrero encima desde el punto de vista de la represión. En esa oportunidad se produjo la masacra, desde el punto de vista intensivo, más grande de nuestra historia», porque hubo «al menos tres días de masacre», afirma. Hoy día se habla «de miles de ejecuciones extrajudiciales» en los barrios.

Descarta que hayan muerto 5 mil personas. «Me atengo a una lista de personas que hizo Cofavic, una lista trabajada con nombres, apellidos y cédula de identidad, que llegó a más de 390. Vi en la morgue una lista con un número: «380», el 2 de marzo. Nosotros el 2 de marzo ya estábamos en la morgue».

Estima que el proceso entre Chávez y Maduro «es el mismo proceso de quebrantamiento de una promesa populista de progreso» que el país vivió con Pérez, ya que con Chávez hubo bonanza petrolera y se repartió lo que no se producía. «Cuando comparas los dos procesos son dos procesos iguales de expectativa populista de progreso». Aunque «había una buena voluntad de reivindicar al pueblo y su derechos, y creyendo que están haciendo un bien» comienzan a estatizar empresas y a tomar decisiones similares. El Estado se endeuda, hace dinero con la maquinita, produce menos. «La respuesta de Maduro fue más controles» y se llegó a la hiperinflación.

En el presente, analiza, «hay un 27 de febrero distinto, un 27 de febrero disperso». No se puede comparar lo sucedido en 1989 con lo que ocurre hoy, aclara Ochoa Antich, pero sí se puede ver que ahora hay un proceso semejante que en el pasado llevó a una crisis política». En aquella época se consiguió una salida por la vía electoral: «Hoy hay que buscar una salida por la vía democrática y electoral; no hay otra». En 1989 había un sistema político que permitió cosas que hoy serían impensables, comenta, como el perdón a los militares que se alzaron contra Pérez en 1982.

Fuente de TenemosNoticias.com: contrapunto.com

Publicado el: 2024-02-28 00:01:00
En la sección: Nacional – Contrapunto.com

Publicado en Nacionales

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