“Los teléfonos móviles nos han arruinado la vida”

La reciente novela de Tom Hanks, Otra gran obra maestra del cine, que fue publicada este año en España por Roca Editorial, es un recorrido por el universo de la gran pantalla, la vida de su autor y la de cualquier persona que conviva con los espectros del pasado.

En una localidad de Estados Unidos, en 1947, un niño de nombre Robby descubre su amor por los cómics gracias a su tío Bob, un excombatiente de guerra y motociclista.

En 1971, Robby convierte a su tío en el personaje principal de un cómic, La leyenda del pirómano, protagonizado por un enigmático marine que rescata a sus hombres con un lanzallamas.

Hanks sostiene que los  dispositivos móviles han eliminado la posibilidad de disfrutar de una comida en compañía. “El teléfono está diseñado para distraernos”, afirma.

Recordó el instante en que envió su primer e-mail, “se lo mandé a John Turteltaub, un amigo director: ‘Hola, te mando mi primer correo electrónico’. Qué desilusión, ¿verdad? Lo prefiero al teléfono, es una comunicación inmediata pero es escrita. Sin embargo, no perdura, no proporciona una experiencia táctil. Elimina la distancia del espacio, no del tiempo, que es lo que hacen los objetos físicos, los libros y los manuscritos. Tengo un amigo al que le escribía cuando era joven e interpretaba a Shakespeare. Él me escribió: ‘Sabes, no entiendo por qué la gente se queja tanto de la Oficina de Correos de Estados Unidos. Mira, una carta no tarda tanto en llegar de Sacramento a Cleveland, porque estoy escribiendo esta carta ahora mismo, mientras escribo, y tú la estás leyendo ahora mismo, mientras lees. Entonces, ¿cuál es el problema?’”.

El actor denunció que hace un par de días usaron su rostro y su voz, modificados por inteligencia artificial, para promocionar una clínica dental.

“En realidad, ni siquiera había dentista. Estaban utilizando una versión falsa de mí para robar información personal de cualquiera que creyera en el anuncio… Sabía que algo así sucedería tarde o temprano. Soy laico y soy historiador, sé que ya hemos vivido estos shocks… Pensemos en la anécdota de las primeras proyecciones de cine, cuando los espectadores salían del teatro porque pensaban que el tren los iba a atropellar. Con la IA estamos en un momento similar”.

Redacción Maduradas

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