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Regreso de los fracasados: un espectáculo que nadie pidió, por Armando Martini

Regreso de los fracasados: un espectáculo que nadie pidió, por Armando Martini

Es admirable la audacia con la que intentan recuperar lo perdido, despreciado y malversado en la arena política

 

@ArmandoMartini

Estamos en presencia de un fenómeno tan raro como una lluvia de unicornios: los dinosauros del pasado han decidido regresar. Sí, esos mismos que en su momento fracasaron, engañaron con distinción, estafaron con maestría y se burlaron sin misericordia de los ciudadanos.

Como si hubiéramos esperado ansiosos que volvieran para recordarnos los memorables días en que las ilusiones se evaporaban, mientras ellos disfrutaban de las interminables e infructuosas negociaciones, banquetes de complicidad y viajes de convivencia. Quién podría olvidar esos momentos gloriosos en los que la esperanza era como globos inflados, solo para ser pinchados una y otra vez por las promesas incumplidas, artimañas políticas, desconocimiento de la palabra empeñada y nunca, rendición de cuentas.

Aquí están de nuevo, como antiguo modelo de vehículo de colección. No importa si sus políticas están pasadas de moda; si sus discursos suenan más rancios que un queso olvidado en el fondo del refrigerador o si su capacidad de conexión con la realidad, es tan sólida como un castillo de naipes en un huracán. Están de vuelta, exigen, demandan y reclaman el espacio político como sea; traicionando, difamando, aprovechándose de cualquier oportunidad, por innoble y rastrera que sea.

Es admirable la audacia con la que intentan recuperar lo perdido, despreciado y malversado en la arena política. Después de todo, no cualquiera tiene el valor descarado de enfrentar a un electorado que los desprecia, rechaza y los recuerda más por sus algarabías simuladas, que por sus logros. ¿Cómo dejar de lado la confrontación acordada y olvidar historias épicas de corrupción y enriquecimiento ilícito, mientras las arcas públicas se volvían más ligeras que una pluma en el viento?

Y qué decir de su destreza para burlarse de sentimientos y desairar aspiraciones. ¿Quién necesita propuestas concretas y soluciones realistas cuando se puede simplemente prometer «un futuro mejor» y esperar que la gente olvide? Esa misma promesa lleva décadas rondando sin cumplirse.

Conmovedor observar cómo han evolucionado. Si antes solo eran capaces de enviar volantes y dar discursos fastidiosos e interminables, ahora pueden hacerlo también en redes sociales. Aunque, claro, su dominio de las plataformas digitales es tan impresionante como un pingüino tratando de volar.

Cuestionan la legitimidad de la primaria que elegirá al líder y voz de la oposición, argumentando que solo se refiere a la escogencia del candidato presidencial, y lo demás, debe seguir sometido al lineamiento del G4.

Obligan a renunciar a aspiraciones -sin dar la pelea y en rendición previa-. Cuando se está derrotado por abrumadora mayoría, es fácil exhibir desprendimiento y convocar al sacrificio unitario. De allí, el consenso. Y con ligereza exponen: los líderes opositores, independiente de su historial, deben demostrar disposición a ceder por el bien común.

Utilizan como bufones la inhabilitación como razón de no competir y llamar a la abstención. Sin tener la valentía de argumentar que, en lugar de rendirse ante las dificultades, los líderes deberían aprovechar su influencia y simpatía del público para redoblar la apuesta, no recular ni bajar los brazos, luchar por elecciones justas y transparentes.

Finalmente, pretenden limitar el tiempo para liderar, olvidando a conciencia su perpetuidad indecente, y que la verdadera oportunidad de un liderazgo sostenible surge cuando se demuestra coherencia, ética y compromiso a largo plazo con aspiraciones ciudadanas, principios y valores democráticos.

El regreso de estos astros políticos es como un déjà vu que nadie pidió. Una oportunidad de revivir los días en que la política era más un circo que un ejercicio de servicio público. Así que, prepárense, para asistir a este espectáculo surrealista en el que los protagonistas olvidados intentan reclamar un lugar, ahora por la vía de la sustitución. Como los buitres inútiles, buenos para nada, que pacientes desean y esperan la muerte de quien heredarán.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Fuente de TenemosNoticias.com: runrun.es

Publicado el: 2023-08-24 13:44:09
En la sección: Opinión archivos – Runrun

Publicado en Opinión