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descubre la temible carabela portuguesa

descubre la temible carabela portuguesa

Todos los veranos, con la llegada del calor, las aguas costeras se llenan de varias especies de aspecto gelatinoso y con largos tentáculos urticantes, conocidos como medusas. Y con ellas, suele llegar una criatura que llama mucho la atención y despierta la curiosidad: la carabela portuguesa (Physalia physalis). Aunque parece una medusa, no lo es; a diferencia de esta, que tiene un cuerpo más o menos hemisférico y simetría radial, la carabela tiene el cuerpo globoso con una simetría bilateral, y una especie de cresta que lo recorre longitudinalmente. Los tentáculos, acumulados en la parte posterior, cuelgan de ese saco hinchado. Su transparencia, y sus hasta treinta metros de longitud, pueden causar picaduras a distancia sin que el bañista siquiera alcance a ver el animal.

Carabela portuguesa — aldorado10 / iStock

El veneno de la carabela portuguesa

Ya hemos dicho que, la carabela portuguesa (Physalia physalis) no es una verdadera medusa, aunque a primera vista lo parezca. Forma parte de un grupo taxonómico distinto, aunque emparentado con aquellas, y presenta ciertos rasgos en común.

Uno de ellos, probablemente el más característico, son unos tentáculos cubiertos de células urticantes llamadas cnidocitos, que tienen una especie de látigo hueco, enrollado en su interior, denominado nematocisto. Al contacto con un animal, el nematocisto se revierte como los dedos de un guante de látex dado la vuelta que se hincha de repente, y perfora la piel de quien haya tocado el tentáculo, inyectando inmediatamente el veneno.

Las toxinas que presenta la carabela portuguesa tienen capacidad hemolítica —destruye los glóbulos rojos — y neurotóxica, un rasgo que también comparte con las medusas. Pero hay una particularidad en las toxinas de la carabela que, hasta donde sabemos, es exclusiva de esta especie: al llegar a las células beta del páncreas, inducen una sobreproducción de insulina en el cuerpo. También se han descrito efectos cardiotóxicos.

Los síntomas de la picadura de una carabela portuguesa se agrupan en cuatro tipos: los efectos en la piel: erupciones, edema, eritema y urticaria; los gastrointestinales, como dolor abdominal, náuseas y vómitos; los asociados al sistema neuromuscular: calambres, espasmos y ataxia; y efectos cardiorrespiratorios, como disnea, broncoespasmos y arritmias. Aunque la picadura no es mortal, en personas vulnerables estos efectos pueden ser graves, de ahí la importancia de recibir atención médica en cuanto se produzca la picadura. Además, puede desencadenar una reacción alérgica, con el proceso anafiláctico asociado.

Carabela portuguesa — Darieus / iStock

No es un individuo, sino una colonia

La carabela portuguesa, además de no ser una medusa, ni siquiera es un solo individuo. Cada criatura que flota en el mar, con esa maraña de tentáculos pendiendo tras ella, es en realidad una compleja colonia de pólipos del grupo de los sifonóforos, un orden de hidrozoos que, con frecuencia, forma colonias flotantes.

La anatomía general de la colonia está formada por cuatro tipos de elementos bien diferenciados. El más característico es el saco gelatinoso lleno de aire que forma el flotador de la colonia. Se denomina neumatóforo y es un solo pólipo de gran tamaño, cuya función es el soporte de la colonia, y puede llegar a medir 20 o 30 centímetros de longitud. Presenta la vela característica, que facilita su movimiento a favor del viento, y una forma ahusada que le ayuda a orientar su cuerpo para aumentar la velocidad.

Colgando de la parte trasera del neumatóforo, y muy cerca de su base, se encuentran los gonozoides, pólipos especializados en una sola función: la reproducción. El resto de los pólipos de la colonia son estériles. Entre ellos, aunque algo más largos, cuelgan los gastrozoides, pólipos encargados de consumir y digerir los alimentos, y extraer de ellos los nutrientes que, después, se distribuirán por toda la colonia.

Finalmente, los largos tentáculos, que llegan a medir varias decenas de metros, están formados por los dactilozoides, pólipos encargados de defender la colonia, detectar presas y capturarlas. Estos tentáculos son gruesos en la base y en buena parte de su longitud, pero hacia el extremo se vuelven extraordinariamente delgados y transparentes. De toda la colonia, solo estos presentan cnidocitos; esto podría hacer pensar a alguien que tocar el neumatóforo está exento de riesgo, pero nada más lejos de la realidad. Si bien, efectivamente, el ‘flotador’ carece de células urticantes, no hay garantía de que, en un momento dado, haya algún dactilozoide cubriendo parte del neumatóforo.

Carabela portuguesa — KarenHBlack / iStock

¿Por qué hay tantas últimamente?

En las últimas semanas, una gran cantidad de carabelas portuguesas han llegado a las costas españolas, especialmente en las costas del Cantábrico y de Andalucía. No es la primera vez que estas criaturas llegan a las playas, pero no es, en absoluto, lo habitual. Son animales de mar abierto, y no suelen acercarse a las zonas litorales.

La carabela portuguesa depende para moverse de las corrientes, tanto del mar como de la atmósfera, y se reproducen con el calor. Si la temperatura de las aguas sube más de lo habitual, como está sucediendo este año en el Atlántico Norte, se pueden producir eventos de proliferación masiva de carabelas. Si además, en tierra firme, las lluvias son escasas y aumenta la temperatura, las aguas costeras también se calientan más, y los animales tienden a acercarse a las costas.

Referencias:

  • Canepa, A. et al. 2020. Massive strandings of pleustonic Portuguese Man-of-War (Physalia physalis) related to ENSO events along the southeastern Pacific Ocean. Latin american journal of aquatic research, 48(5), 806-817. DOI: 10.3856/vol48-issue5-fulltext-2530
  • Haddad Junior, V. et al. 2010. Skin lesions in envenoming by cnidarians (Portuguese man-of-war and jellyfish): etiology and severity of accidents on the Brazilian coast. Revista Do Instituto De Medicina Tropical De Sao Paulo, 52(1), 47-50. DOI: 10.1590/s0036-46652010000100008
  • Munro, C. et al. 2019. Morphology and development of the Portuguese man of war, Physalia physalis. Scientific Reports, 9(1), 15522. DOI: 10.1038/s41598-019-51842-1

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-08-09 13:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades