Menú Cerrar

la historia de Sandra Alford, la periodista de RCTV que ahora se prostituye en España por dinero

la historia de Sandra Alford, la periodista de RCTV que ahora se prostituye en España por dinero

La historia de prostitución de Sandra Alford comenzó cuando apenas tenía 15 años, en ese momento ya era madre de una niña de dos, a quien tuvo producto de un matrimonio al que fue obligada cuando apenas tenía 13 años, pero logró divorciarse dos años después y una noche contestó un mensaje de Facebook.

El Mundo.

La joven estaba sola, con una hija y sin techo, intentaba regresar con sus padres y sus seis hermanos, pero no la recibieron.

“Me dijeron que por divorciarme era la vergüenza de la familia, que no había sitio para mí. Bueno, me lo dijo mi padre, mi madre no habló. Que me arreglara como pudiera”, contó.

Ella, aún adolescente, se formó como profesora y consiguió un trabajo en una escuela a donde podía acudir con su hija para poder cuidarla mientras trabajaba, también había logrado obtener ingresos con un pequeño negocio de venta ropa de segunda mano.

Hasta que llegó a su vida un “amigo de Facebook”: “Empecé a poner mensajes como de amor de padres y así, sobre mi hija… Y apareció él. Fue, al principio, como mi novio de internet. Sólo nos vimos dos veces”.

Se trata de un hombre nigeriano que le propuso llevarla a Europa, pero antes debía comprometerse con sus benefactores, para ello había que jurar en vudú, algo que para sus tradiciones es tomado muy en serio, con lo que se comprometía a nunca hablar con la policía porque no entraría legalmente a Europa y que pagaría por el privilegio.

“Cogieron mi pelo, de la cabeza, de abajo y de las axilas. También cogieron bragas usadas. Con todo hicieron el ritual, mataron un gallo, me comí su hígado con un poco de ron y ahí me comprometí a no hablar jamás a la policía”, explicó.

Debía pagar una deuda de 40,000 euros trabajando cuando llegara a su destino y en el ritual estuvo presente su propia hermana.

Luego del ritual habló por teléfono con una mujer nigeriana que sería la encargada de prostituirla en la Colonia Marconi, una de las zonas más degradadas del barrio Villaverde, en Madrid.

“Ahí ya me dijeron que si se me ocurría romper el compromiso podría ocurrirle algo a mi hija, o yo misma podía volverme loca”, detalló.

Explicó cómo transcurrió su primer día: “Era domingo, lo recuerdo bien. En la habitación, aquí arriba, en el club, lloré todo lo que tenía que llorar, y es verdad que lloré a mares. Había llegado de Venezuela ese mismo día. No sabía si iba a poder hacerlo o no. Pero me dije: ‘Sandra, tú eres fuerte, puedes con esto y con más’. Mi hermana ya me lo había dicho: ‘Si no puedes con ello, te vuelves y nos arreglamos’. Así que me puse el vestido que había traído, un vestidito normal, y bajé a la discoteca. Me senté en esa esquina que ves ahí. Crucé las piernas. Se me acercó un chico y ni siquiera hablamos unos minutos, como suelen hacer las españolas. Me dijo: ‘¿Subes conmigo?’. Y yo respondí: ‘Ah, uh, eh… Vale’. Y fue una cosa muy normal, la verdad. Lo que había llorado antes, madre mía… Hoy me da la risa”, reconoció.

Alford llegó hace 10 años al prostíbulo Factory Air, en Madrid, y asegura que ninguna de las mujeres que ofrecen sus servicios allí han sido obligadas a subir a las habitaciones con sus clientes, pero reconoce que el negocio se debe a la precariedad que viven quienes recurren al oficio.

La joven, quien prefiere ser llamada Osas, dejó a su hija con su familia y cruzó África hacia el norte en autobús con un pasaporte falso de Sudán del Sur, cruzaba las fronteras caminando, oculta en carros y de otras formas para evitar ser atrapada por las autoridades hasta que finalmente llegó a España donde terminó en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) del que fue liberada tres meses después.

Cuando salió recibió dinero e instrucciones de tomar un barco a Algeciras, luego un bus a Madrid donde sería llevada a un pueblo al sur, se encontró con la madame con la que había estado en contacto por teléfono, revisó su cuerpo quinceañero y la envió a comprar lencería.

“Me dicen que voy a trabajar y me pongo muy contenta. ‘No, pero vas a prostituirte, en la calle’. No me lo podía creer. ‘¡Pero si yo soy profesora!’. Les pedí hablar con la madame, y me la pusieron al teléfono. Me dijo: ‘¿Recuerdas tu juramento? Sabemos donde está tu hija, tenemos tu ropa interior, te morirás, tu hija morirá’. Me negué, estuve tres días encerrada, a pan y agua otra vez. Al final acepté, por puro miedo”, dijo.

Osas prefiere llamar a su oficio como “trabajo sexual” y asegura que no tiene nada de qué avergonzarse, incluso en sus declaraciones para El Mundo destacó que cuenta con una formación profesional: “Yo tengo estudios universitarios y trabajé durante casi una década como periodista en Radio Caracas Televisión (RCTV) donde hacía locuciones comerciales. Lo que pasa es que el gobierno de Hugo Chávez la cerró, no les gustaba lo que decíamos, cómo pensábamos… y me quedé en la calle, con un hijo de cuatro años en los brazos”.

Redacción Maduradas con información de El Mundo.

Lea también:

Un hombre neutralizó con sus propias manos a un caimán que cruzaba una calle (+Video)

Fuente de TenemosNoticias.com: maduradas.com

Publicado el: 2024-05-04 15:03:32
En la sección: Noticias – Maduradas.com

Publicado en Nacionales

Deja un comentario