Londres recibe a su nuevo rey: «Apoyaremos a nuestro Carlos» | elmundo.es

Miles de personas ovacionan al nuevo monarca a su llegada al Palacio de Buckingham

Entre flores y lgrimas, Londres est de luto. Las banderas ondean a media asta en el barrio de Fitzrovia. Los laterales de los edificios de Oxford Street, forrados de carteles conmemorativos con fotos de y dedicatorias a la reina Isabel II. «Una vida de servicio, compromiso y compasin. Gracias, Su Majestad», lee uno. Hay un silencio palpable en la capital britnica, lejos de su habitual ajetreo. Llovizna, con un viento tan fuerte que hiela hasta la mdula. La gente se enfunda en prendas negras, una muestra de respeto por la prdida de la monarca difunta. Se vive un momento histrico y se nota.

«La reina no era la soberana de un solo pas, sino que una figura que una al mundo entero», ha afirmado Bee, una de los miles de britnicos y turistas que se han concentrado este viernes ante un palacio vaco para rendirle homenaje a Isabel II, previo a la llegada de su hijo, el rey Carlos III. La mujer de 55 aos se ha acercado al Palacio de Buckingham para dar el psame «en nombre de toda la comunidad tailandesa en el Reino Unido». Con un moo de aspecto regio, adornado con una diadema de perlas, Bee era un calco de la reina: «La noticia me ha impactado mucho, estoy destrozada».

Maxine, del barrio londinense de Bethnal Green, se ha sentado pensativa en el borde de la fuente junto a las puertas del palacio. A diferencia de otros asistentes, se vesta de blanco. Llevaba una camiseta con un sello real en el que figuraba la silueta de la reina. «Siempre supe que iba a venir a despedirme de Isabel cuando llegase el momento», ha asegurado. Lleg a la capital justo a tiempo para las 96 salvas de can: «Fue muy emotivo, pero sombro. Se poda or caer un alfiler». Ha expresado su «pura admiracin» por el servicio de Su Majestad al pas, y asegura que visitara el fretro a su llegada a Londres.

A primera hora de la tarde, una multitud se congreg con expectacin en la entrada del palacio para recibir al nuevo monarca Carlos y a la reina consorte, Camilla. Dentro de un mar de telfonos mviles y palos de selfie, una joven ucraniana sujetaba un ramo de flores mientras se enjugaba una lgrima. Otros cantaban el himno nacional «Dios salve a la Reina», en voz baja, por ltima vez.

La escena conmovi a Michael y Charlotte, canadienses de vacaciones en Londres. Se enteraron de la noticia por su hijo desde Toronto: «Vinimos a ofrecer nuestras condolencias a esta mujer maravillosa. Su legado no slo se extiende a nuestro pas, sino a toda la Commonwealth». Chloe, australiana de 42 aos, ha hecho eco de este mensaje y admiti haber llorado al dar a conocer la noticia: «Australia se ha tomado la noticia muy a pecho, muchos somos expatriados britnicos y sentimos una fuerte conexin con Isabel II«. Su amiga, Cheryl, ha reconocido que el cambio de monarca podra ser difcil de aceptar para la poblacin britnica. «La mayora dir que ya no queremos ni necesitamos la monarqua, pero apoyaremos a nuestro Carlos y le daremos el debido respeto que se merece«, ha manifestado.

Sin embargo, el shock de este repentino cambio de monarca an no ha calado para algunos de los monrquicos ms jvenes. Agnes, de cuatro aos, y su madre estadounidense, Meghan, pasaron un par de horas empapndose del ambiente en el palacio, a peticin de la joven, vestida de guardia real. «A su edad les interesa bastante la monarqua despus de aprender sobre ella durante las celebraciones del Jubileo de Platino en el colegio», ha explicado Meghan. «Mand una carta al palacio tras enamorarse de la reina en junio y recibi una respuesta el pasado martes. No creo que comprenda del todo la permanencia de la muerte, pero me dijo que estaba triste y que quera venir a despedirse», ha aadido.

La vida en Londres tardar en volver a ser normal. «Salir de la estacin de tren y encontrarte con los carteles conmemorativos te choca bastante», ha afirmado Vania. No pudo evitar tomarse un momento para observar la escena y derramar una lgrima. El pas tiene que acostumbrarse a vivir sin la figura constante que era su reina.