Real Madrid: Una moda peligrosa que hay que zanjar con contundencia

Lo que est sufriendo Vinicius Junior me suena, este rebrote no es indito: sucedi el 25 de febrero de 2006 en Zaragoza, Samuel Eto amag con abandonar La Romareda por insultos racistas, harto de una situacin repetitiva por los diferentes estadios que pisaba. Su amenaza fue un punto de inflexin y aquella moda peligrosa no se convirti en un mal endmico gracias a la creacin de la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. No hemos aprendido la leccin y dieciocho aos ms tarde Vinicius es la vctima que lo est padeciendo.

Me consta que las instancias del ftbol y el propio gobierno estn muy preocupados con el asunto porque los insultos al crack madridista se estn extendiendo, como ya le sucedi al cameruns azulgrana a inicios del siglo XXI; sin ir ms lejos en Pamplona con el «Vinicius murete». Por entonces, el gesto a Etoo colm el vaso y el gobierno Zapatero cubri un vaco para sancionar los delitos de odio que no estaban tipificados explcitamente. Con la Ley 19/2007 llegaron las sanciones econmicas y los episodios racistas descendieron porque ya se encargaron los clubes de controlar a sus radicales para evitar rascarse el bolsillo. Aquella Ley, que sigue vigente, se revis para castigar tanto lo que ocurre en las gradas como en los aledaos y desplazamientos. El problema es que no se ha aplicado con contundencia hasta el cierre de la grada Mario Alberto Kempes la temporada pasada.

No es casualidad que tuvo que ser un personaje meditico como Etoo, uno de los mejores futbolistas del momento, quin dijese «basta ya!» en 2006 o Dani Alves en 2014 cuando se comi el pltano que le lanzaron en El Madrigal y aquello tambin tuvo una repercusin mundial con la campaa «Somos todos macacos» que se hizo viral. No es casualidad, que tres estrellas del momento (Eto, Alves y Vini) que triunfan en un club grande para que sus reacciones tengan eco universal. Ahora el foco est en Vinicius pero no es el nico; lo sufri Iaki Williams en el campo del Espanyol; Diakhaby denunci a Cala y Yerry Mina a Aspas aunque en ambos casos no se pudo demostrar y qued la palabra de uno contra la de otro. Los gestos racistas se reproducen en el tiempo de manera puntual. El ftbol amateur es otra historia, lo dejamos para otro artculo, porque hay miedo a la denuncia y no hay cmaras para certificarlo.

En el caso de Vinicius se est convirtiendo en costumbre y es peligroso; ya haba sufrido varios episodios de los radicales del Frente Atltico y en el Nou Camp. Hasta que se hart en Mestalla. Las imgenes dieron otra vez la vuelta al mundo y las reacciones no se hicieron esperar; el Valencia identific a los culpables y los ha expulsado. En su vuelta a Mestalla no hubo que lamentar ningn grave incidente aunque volvi a vivir un clima hostil y se constat algn gesto racista como el nio que le gritaba «mono» con la permisibilidad de una tutora. Muy triste todo.

Las alarmas se han encendido. Los cnticos llamndole «chimpanc» en otros estadios donde ni siquiera est jugando es deleznable y preocupante. El Real Madrid lo ha denunciado a la Fiscala, la Liga ha anunciado que tambin actuar aunque es la UEFA, en este caso, quien tiene que castigar sin dobleces. El mximo organismo del ftbol europeo no es dudoso y hay precedentes de cierre de estadios, por ejemplo, una grada del Santiago Bernabu por la exhibicin de una bandera con simbologa nazi en un partido ante el Bayern de Mnich en 2014.

Huyamos de la hipocresa y hagamos autocrtica porque entonamos el Notoracism hasta que nos toca en casa y nos cuesta reconocer que hay racistas en nuestro estadio y entonces miramos para otro lado con «y t ms» o le restamos importancia cuando somos los anfitriones del bochorno. Claro que no se puede generalizar y que Espaa no es un pas racista pero hay episodios racistas y hay que aplicar con contundencia con las herramientas que tenemos para combatirlo. No bajar la guardia despus del ruido y dejar que escampe porque «nos acordamos de Santa Brbara slo cuando truena» y as no vamos a resolver nada.